¿Cómo es la adultez después del bullying?

Aunque hoy existen más herramientas para actuar frente a los casos de bullying, no hay que desconocer que hace unos años estábamos lejos de tener una ley para actuar, ¿qué sucedió con algunos adultos víctimas de bullying en su infancia y adolescencia?

Según la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras, entre 2020 y 2021 se registraron 8.981 casos graves de bullying en los colegios colombianos, una cifra que deja a Colombia entre los países con mayor índice de abuso escolar, donde el 20% de los niños y niñas sufren este tipo de violencia.

Se dice entonces que 1 de cada 5 niñes ha sufrido de bullying, ¿cómo es crecer cuando se ha sufrido de bullying? ¿influye en la vida adulta y las relaciones?
Si no se tiene un proceso terapéutico tras ser víctima de acoso escolar se es más propenso a sufrir las consecuencias durante la adultez. Según  Ángela Patiño, psicóloga y docente de la Fundación Universitaria Sanitas, “la autoestima de la persona que está siendo víctima de estas de estas situaciones puede sufrir de depresión o ansiedad, precisamente al estar en este estado de indefinición, de constante agresión -puede ser que no sea física porque el bullying se presentan muchas otras formas- entonces tenemos una persona que puede llegar a ser  introvertida que les cuesta confiar en las personas”

Si bien las nuevas generaciones han cambiado las cifras, estas continúan siendo alarmantes. Si usted sufrió de bullying sabrá que el resto de su vida fue de alguna manera marcada por estas situaciones, como las historias de Simón, Andrea y Juan José, quienes durante su paso por la vida escolar tuvieron que enfrentarse sin muchas herramientas a otras personas en un ambiente que se supone debía ser seguro para el aprendizaje.

Simón tiene 22 años, su vida escolar fue un paso tortuoso donde debió aceptarse y aprender a hacer caso omiso a los comentarios que fueron surgiendo hasta  su vida adulta. Desde primaria sufrió matoneo por parte de sus compañeros por su orientación sexual, aunque los años han pasado y hoy es alguien más seguro de su identidad, es selectivo en el momento de ser sociable, ya que nunca se sabe a ciencia cierta quien es tolerante y quien no. En la actualidad no dejan de existir detonantes que le traen consigo recuerdos incómodos, como la palabra “marica”, la cual Simón explica que “cada vez que alguien dice “marica, tal cosa o marica, tal otra” o “ay, vos si sos marica”, todo eso de manera despectiva, me parece que está mal porque contribuye a que uno se sienta mal por ser marica. Contribuye al estereotipo que se asocia a esa palabra o a esa condición cuando no debería ser así.”

La orientación sexual es una de las principales causas por las cuales se realizan bullying y puede traer consecuencias terribles, como el caso de Sergio Urrego Reyes en 2014, quien terminó suicidándose tras el acoso sistematico en su colegio por ser homosexual.

Más de siete años después de su fallecimiento existe la Fundación Sergio Urrego, la cual se encarga de instruir a colegios y universidades en la prevención del suicidio y el manejo en contra del acoso escolar, “la fundación Sergio Urrego ha llegado a crubrir un vacío que hay hoy en el sistema educativo nacional colombiano haciendo un trabajo de acompañamiento, de formación, de prevención y mucha pedagogía en torno a la prevención del suicidio, la discrminación y el acoso escolar”

Para Andrea*, su cabello afro y su piel morena fueron las causas para sufrir este tipo de violencia, siendo llamada “pelo de crispeta” o “pelo de chucha” debió enfrentarse a sus víctimarios para frenar los comentarios. En el caso de Andrea, en su adultez pudo interiorizar mejor el por qué de lo que sucedía, no solo era un matoneo sin razón, era un asunto racial y de género que en su vida actual aún está presente cuando la gente exotiza su cabello, el cual debería ser tan común como un cabello ondulado o liso. Gracias a una introspección y una educación de género, Andrea afirma que "mirándolo en perspectiva en este momento soy una mujer muy segura de mí misma, en este momento no necesito la aprobación de nadie. En ese momento sí lo hacía, por eso era que me dolía tanto ese rechazo"

Y es que aunque el proceso de recuperación ante el acoso escolar puede darse sin terapia y no causar muchas afectaciones en la adultez, no es el caso más común.
Como Juan José, quien comenzó a ser víctima de bullying a los 7 años, tanto con violencia verbal como física, siendo incriminado en problemas en los cuales nunca fue partícipe. Gracias a una atención psicológica a tiempo, las repercusiones no fueron tan graves en su vida. Sin embargo, durante varios años le fue complicado entablar relaciones con los demás debido a un sentimiento de inferioridad. Proponiendose el tener una vida normal, Juan José cambió muchos de sus aspectos personales, ya que debía tener un mayor “carácter” para encajar.  Hoy en día sus relaciones con los demás han sido diferentes a las comunes, según Juan José “mis relaciones con los demás muchas veces son virtuales, otras veces se dan de manera espontánea en persona, pero me genera mucha tensión el primer impacto, depende de la personalidad de la otra persona, no soy muy bueno socializando pero hago el intento”

Aunque estas historias no tuvieron mucha orientación para poder frenar los abusos más que graduarse o cambiar de colegio, hoy los escenarios son diferentes. Gracias a la ley 1620 de 2013, los estudiantes y sus acudientes pueden acudir al colegio para mitigar y frenar el bullying dentro de las aulas, si se hace caso omiso por parte de los directivos de los colegios, la ruta a seguir sería llevar el caso a la secretaría de educación, la cual debe encargarse del proceso.

Las dinámicas cambian con los años hasta en el bullying, hoy el foco también está puesto sobre el ciberbullying, con memes, comentarios y fotos denigrantes los bullies o acosadores se encargan de acabar con la imagen de niñes y adolescentes en las redes sociales. Gracias a las rutas de denuncia que ofrecen las aplicaciones y redes sociales, es más fácil activar un proceso que detenga el acoso virtual. Finalmente cabe recordar la importancia del acceso a la salud mental, de las estrategias para combatir en las aulas el acoso, de la creación de un ambiente gentil para el aprendizaje y el desarrollo de los futuros adultos, porque merecemos crecer con seguridad.