Entre la fiesta y el pogo
Entre clásicos del punk, del ska, del metal y del reggae,
se armó una fiesta sin precedentes.
Aunque algunos critiquen la selección de artistas de esta edición, en los veinte años de historia del festival gratuito más importante de Latinoamérica se sigue viviendo la diversidad musical. Así fue el segundo día de Rock al Parque 2014.
La palabra “rumba” no alcanza a describir lo que sucedió este domingo en Rock al Parque. Se vio de todo, comenzando por la cantidad abrumadora de gente que comenzó a llegar después de las dos de la tarde. Se calcula que hubo unas 140.000 personas. Ríos y ríos de jóvenes (y no tan jóvenes) con diferentes pintas recorriendo de lado a lado el parque Simón Bolívar, unos durmiendo en el pasto y de vez en cuando alguno sentando su voz: “yo creo que con este choripán aguanto hasta la noche”.
Este domingo fue, tal vez, el día con más diversidad musical del festival: los escenarios Bio y Eco agruparon sonidos alternativos, reggae, fusión, ska y electrónica, mientras en Plaza se congregaban los amantes del punk, el hardcore y el metal.
En un lado, agrupaciones como Ras Johannan & Natural Selection y Job Saas & The Heart Beat, movieron al publico profundamente. Entre olor a hierba y sonidos de saxofones, todos se concentraron en la música. Sly & Robie, con su español a media lengua, gritaban “repita” mientras la gente aprendía coros para unirse a una sola voz. Luego de terminado el tiempo en el escenario para el grupo, Robbie no quería irse y opuso resistencia con un solo de bajo que llenó el parque de aplausos. Fishbone, unos minutos después, puso literalmente a cantar al público cuando Angelo Moore se bajó de la tarima. La fiesta iba en serio (y sin alcohol, a pesar de los reclamos de los mismos artistas).
La noche llegó, dos escenarios contenían el aliento, unos esperaban a Alerta Kamarada y otros a La Pestilencia. Ambas presentaciones con toda la energía para su público, ambos fueron “una chimba”. Sin embargo, hay que decir que Dilson Díaz logró conmover a más gente cuando le dedicó una canción a Andrés Escobar y puso en entredicho la codicia de algunos, que están poniendo trabas legales para que la banda interprete música de su primer álbum.
En el cierre, aunque mucha gente comenzaba a dejar el parque, los más fieles resistían el dolor de piernas y el frío para ver a Mad Professor, Soulfly y Choquibtown. El parque vibraba (y no es una metáfora). Quién diría que guitarras, bajos, baterías y voces, lo único que tenían estos tres grupos en común, llevarían esta fiesta en crescendo hasta un final que pocos querían que llegara. La noche fue perfecta.
¿Dónde están los punkeros?
Las crestas no estaban en la zona VIP de Rock al Parque; allá estaban los más afortunados y los periodistas, quienes con una escarapela podían ver sin requisas, empujones e incomodidad –con cerveza gratis, además, aunque cerveza sin alcohol– a Polikarpa y sus Viciosas, I.R.A. y The Casualties, tres bandas legendarias del punk que arrancaron la jornada. En esa zona parecía tener sentido eso de que el punk está muerto.
“Ponte las botas con punteras, coge un garrote o una piedra. Derrota al gobierno capitalista. Sal a las calles y grita por tu vida”, cantaba, pasado el medio día, Polikarpa. Era el momento de irse de la zona de prensa. Los punkeros no están muertos, ayer estaban en la calle, entre el público. Algunos olían a marihuana y a agua de anís; tenían los tenis sucios y las camisetas rotas, una cresta pegajosa, las uñas largas y ojos que decían “severo viaje”. Otros llevaban la cresta roja o naranja o verde, apuntando hacia el cielo, impecable; traían jeans desteñidos, chaquetas con taches organizados sobre los hombros, telas cosidas sobre la ropa con imágenes o nombres de bandas de punk y botas punteras de media altura. Había de todo: punkeros que sacaban el celular de medio millón de pesos y se revisaban el peinado con la cámara; punkeros que tenían ampollas en los dedos por fumar marihuana, heroína o bazuco; punkeros que ondeaban la bandera de Palestina o niños que intentaban ser punkeros.
Sea cual sea el motivo o la forma de vestirse, los punks no estaban muertos, ¡andaban de parranda!
Como dijo el guitarrista de The Casualties en Rock al Parque: “We are the enemies of this society. If you are punk, you are in our side”; ese lado estaba atrás de la zona VIP, en el verdadero pogo, cantando con los punkies “sin pensar, sin pensar este mundo va acabar” o “eso es lo que ustedes se merecen, un tomate bien podrido en la cabeza” o “están confundidos. No soy peligroso, es solo un mito. Ando desarmado” o “pogo, pogo, pogo (impotable diversión). Limemos las asperezas de una falsa situación”.
TEXTO Y FOTOGRAFÍA:
Luisa Forero, Juan Sebastián Salazar, Nathaly Mancera
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