La feminidad sagrada ilustrada por Giuliane Cerón
La ganadora de nuestra última edición del Salón Visual Bacánika ilustra sus ideas a través de su conexión con la naturaleza y la divinidad femenina. En Lunaje, su último proyecto multimedial, abarca el ciclo menstrual como un don sagrado. La autora nos ofrece una mirada íntima y cuidadosa de la ilustradora y su proyecto.
La danza de Giuliane con el dibujo ha sido un juego desde sus comienzos. Su imaginación trazaba sobre el papel líneas en todas las direcciones, con colores que se mezclaban y formas que parecían no encontrar —o buscar— un fin. Dibujar era para esta ilustradora pastusa una actividad que carecía de pretensión alguna. Hoy, en unas ilustraciones más maduras, podemos encontrar una paleta de color que reúne los colores tierra y los verdes de la naturaleza en la que ha crecido, así como unos tonos pastel que constrastan sutilmente entre sus cuidadas líneas. Aquí el mayor detalle está en la composición.
Esa naturalidad para el arte fue brindada desde sus primeros años, pues siempre estuvo rodeada de expresiones artísticas como la pintura y el tejido desde la práctica de sus familiares. Y como un don, primero llegó la fotografía, revelándole el poder de encapsular el tiempo en imágenes; pero la curiosidad voraz de Giuliane necesitaba brotar y escapar a través de todas las expresiones posibles que el arte podía brindarle.
La ilustración fue, ha sido y es el puente más firme y conciso con el que Giuliane ha podido traer desde su imaginación y darle una luz a sus ideas. “Para mí la ilustración surge desde los sueños, de estos mundos o sentimientos que podía plasmar a través del trazo, colaborar con el lápiz y crear algo en comunión. Me ayudó a expandirme de forma reflexiva y crítica. No es sólo una catarsis —en algún punto lo es—, pero siento que la ilustración en mi caso quiere ir más allá de la catarsis y brindar otra perspectiva, ser una especie de servicio a la comunidad”, expresa Giuliane sobre su método comunicativo.
La ilustración como espejo
Sus primeros acercamientos a la ilustración fueron empíricos, hasta que en 2016 decidió adentrarse en la teoría, darle un concepto a esas imágenes oníricas que rondaban en su cabeza y salían de sus manos. Ingresó a la Universidad de Nariño a estudiar Diseño Gráfico. Allí aprendió sobre fotografía, pintura, video y otras expresiones para finalmente confirmar lo que desde su intuición ya sabía: que la ilustración era su camino, el más cálido y liviano.
En la búsqueda de un estilo, esta ilustradora ha sido una esponja de referentes. Lo sombrío de David Lynch, la alquimia de Remedios Varo y la excentricidad de Kate Bush han sido sus maestros espirituales, según comenta Giuliane, pues ver, sentir y escuchar sus creaciones fue la fórmula perfecta para descubrir el propio espíritu en una obra ecléctica.
Sin embargo, el referente en el que orbitan sus ideas ha sido ante todo la mística, las figuras arquetípicas femeninas, esa conexión con la tierra, su útero y las raíces de su territorio. El autoconocimiento de Giuliane con su mundo emocional y su naturaleza femenina le ha permitido crear obras como 'Al ver al mar, recordé la primera vez que dije mamá, con la que obtuvo el primer lugar del Salón Visual Bacánika 2023. Esta obra surgió como un retrato de lo que sintió en un viaje a Tumaco en el 2022 en el que conoció el mar, “mi experiencia en el mar fue como retornar. Sentía el mar como una mamá. Cuando me metí al mar le pedí permiso y despertó en mí algo muy infantil, como un juego”, recuerda Giuliane.
El mundo onírico, la feminidad y la naturaleza son los elementos que pueden leerse en sus ilustraciones. En estas, las líneas delgadas y cuidadas, los colores tierra y pastel, los animales, las plantas y los personajes femeninos son la quimera de ese legado. “La ilustración es como un espejo que contiene símbolos universales, arquetipos, pero también una sensibilidad. O sea, la imagen va más allá de lo intelectual, conecta directamente con esos planos más sutiles de nosotros, nos refleja permitiéndonos navegar”, explica Giuliane sobre cómo la ilustración es también un ejercicio colectivo de introspección, tanto para quien lo crea, como para quien lo observa.
Lunaje, un legado de la luna
Esta herencia de sus ancestras ha sido un norte no solo para su obra general, pues su más reciente proyecto, Lunaje, es una investigación multimedial en la que Giuliane se adentra en la naturaleza cíclica femenina de las mujeres jóvenes de Pasto para cuestionar y examinar la constante desconexión con el cuerpo en la actualidad hasta repercutir en nuestra salud física y emocional.
Esta tesis recorre los conocimientos de diferentes sabedoras a través de la historia, quienes reconocían la similitud entre la naturaleza femenina, la luna y los ciclos de la naturaleza, revelando esa conexión entre la mujer y lo divino. La investigación fue estructurada en tres fases: “Sabia”, dedicada a la inmersión y exploración de la sabiduría femenina; “Cíclica”, enfocada en experimentar y co-crear con otras mujeres; y “Salvaje”, en la que desarrolló una narrativa transmedia para divulgar los descubrimientos de las dos fases previas.
Este acercamiento a la naturaleza ancestral del ciclo menstrual, permite reconocer los diferentes arquetipos que nos componen, pues la esencia femenina no solo se relaciona con lo maternal y lo pasivo. En “Lunaje” se incluyen y conectan “la vitalidad de la juventud, la fuerza guerrera, la seducción de la hechicera, la belleza de la bruja, la salvaje mujer, la sacerdotisa soberana, la desafiadora, la que cruza fronteras entre mundos, la primera madre del mundo, la vidente y la vieja bruja fea pero poderosa”.
Estos modelos y personalidades están relacionadas directamente con el momento del mes en el que nos encontremos —la menstruación, la fase folicular, la ovulación y fase lútea—. “Lunaje busca restaurar y revitalizar la conexión ancestral entre las mujeres y la naturaleza, brindando a las generaciones futuras, la guía y medios para comprender sus propios ciclos vitales y a abrazar una visión de la feminidad que va más allá del dolor y la desconexión. Este proyecto representa un esfuerzo significativo para la reconexión de las mujeres con su sabiduría cíclica y promover un mayor bienestar en sus vidas”, explica Cerón en su tesis.
Además de una completa investigación con ilustraciones propias y referentes, Lunaje también es un documental titulado “Warmi Pachakuti, Sabiduría Ancestral Femenina”, en el que Adriana De Los Ríos, integrante de la maloca Nabi Nunhue desde hace 20 años, narra la importancia de la mujer y su conexión con la divinidad, la sabiduría que guarda la naturaleza y el cuerpo femenino. Es también un recuento histórico desde las civilizaciones precolombinas hasta nuestros días y cómo nos hemos alejado de lo salvaje tras la industrialización de la vida misma.
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