Hello, I am Kitty
-Agosto 23, 2019
Durante más de un año Joana Toro se disfrazó de Hello Kitty y recorrió Times Square intercambiando fotografías por dinero. En ese tiempo conoció a quienes hacían lo mismo pero vestidos de Elmo y Mickey Mouse, y realizó una serie fotográfica que Tragaluz acaba de publicar en forma de libro.
J
oana estaba acostumbrada a introducirse en contextos extraños para poder tomar fotografías, pero no a tener que disfrazarse y hacer piruetas para captar la atención y el dinero de personas a las que nunca llegaría a conocer. En Colombia era una fotoreportera con una década de experiencia. En Nueva York, era Hello Kitty.
La situación era difícil. Joana se había gastado sus ahorros en un abrir y cerrar de ojos, y tras fracasar como mesera y niñera, decidió ir a Times Square y acercarse a la persona que en ese momento hacía de Hello Kitty para preguntarle por los requerimientos del trabajo. Ella recuerda que los primeros meses estuvo llena de vergüenza y que “lloraba dentro de esa máscara”, pero un año y medio después, en 2013, ya era cercana a Minnie, Woody, Elmo, Dora la Exploradora e incluso a la Estatua de la Libertad, y también a quienes estaban detrás de los disfraces: inmigrantes latinoamericanos y africanos, muchos de ellos indocumentados.
Sin preverlo, Joana empezó a presenciar escenas que pedían a gritos ser fotografiadas: mujeres confeccionando disfraces a la luz de un bombillo desnudo, personas poniéndose sus disfraces en un corredor desolado, cigarrillos asomándose por debajo de la máscara del Monstruo Comegalletas, un policía revisando los papeles de la Estatua de la Libertad. Y, por supuesto, las que veía desde los ojos de su disfraz de Hello Kitty: turistas que posaban con otros muñecos y transeúntes que la esquivaban como si ella fuera un poste más. La serie que resultó se llamó “I am Hello Kitty”, y fue publicada por primera vez en “Lens”, el blog de fotografía de The New York Times.
Vinieron más publicaciones (Refinery29, Foto-Feminas y Bird in Flight), y con ellas, una atención que ni Joana ni sus colegas de Times Square esperaban. Las fotografías fueron “una excusa para que estas personas se volvieran visibles por un momento y para que ellas mismas empezaran a racionalizar que son visibles y que hacen parte de una comunidad”, y también sirvieron como abrebocas para un debate que terminó reglamentando la presencia de los muñecos en las calles de Times Square y reivindicando la labor que cumplen ahí.
La situación era difícil. Joana se había gastado sus ahorros en un abrir y cerrar de ojos, y tras fracasar como mesera y niñera, decidió ir a Times Square y acercarse a la persona que en ese momento hacía de Hello Kitty para preguntarle por los requerimientos del trabajo. Ella recuerda que los primeros meses estuvo llena de vergüenza y que “lloraba dentro de esa máscara”, pero un año y medio después, en 2013, ya era cercana a Minnie, Woody, Elmo, Dora la Exploradora e incluso a la Estatua de la Libertad, y también a quienes estaban detrás de los disfraces: inmigrantes latinoamericanos y africanos, muchos de ellos indocumentados.
Sin preverlo, Joana empezó a presenciar escenas que pedían a gritos ser fotografiadas: mujeres confeccionando disfraces a la luz de un bombillo desnudo, personas poniéndose sus disfraces en un corredor desolado, cigarrillos asomándose por debajo de la máscara del Monstruo Comegalletas, un policía revisando los papeles de la Estatua de la Libertad. Y, por supuesto, las que veía desde los ojos de su disfraz de Hello Kitty: turistas que posaban con otros muñecos y transeúntes que la esquivaban como si ella fuera un poste más. La serie que resultó se llamó “I am Hello Kitty”, y fue publicada por primera vez en “Lens”, el blog de fotografía de The New York Times.
Vinieron más publicaciones (Refinery29, Foto-Feminas y Bird in Flight), y con ellas, una atención que ni Joana ni sus colegas de Times Square esperaban. Las fotografías fueron “una excusa para que estas personas se volvieran visibles por un momento y para que ellas mismas empezaran a racionalizar que son visibles y que hacen parte de una comunidad”, y también sirvieron como abrebocas para un debate que terminó reglamentando la presencia de los muñecos en las calles de Times Square y reivindicando la labor que cumplen ahí.
El proceso de convertir esta serie en Hello, I am Kitty tardó unos tres años. En principio Joana pensó que podía hacerlo a manera de diario, contando sus sentimientos y pensamientos de manera cronológica, pero la idea resultó abrumadora. Para ella tomar distancia del proyecto “era importante y sano”, así que el periodista Carlos Serrano se unió a la ecuación. “Entendí que como fotógrafa no tengo que mostrar todo, que hay cosas que se pueden contar con palabras”. Carlos escribió un texto sobre Joana que introduce al lector en su vida, desde su infancia hasta lo que está haciendo ahora, y que cierra el libro.
Joana tomó las fotografías que están dentro del libro entre 2012 y 2013, pero podría haberlo hecho ayer. A través de ellas habla de temas coyunturales como migración y derechos humanos, y le da rostro a personas que han elegido renunciar a su identidad y a su espacio personal a cambio de dinero. Con Hello, I am Kitty, nos enfrenta a algo que todos hemos hecho en algún punto de nuestras vidas: dar un paso al costado e ignorar de manera deliberada lo que hay detrás de la máscara.
El libro, para ella, es una manera de cerrar el ciclo que se abrió cuando se puso su disfraz de Hello Kitty por primera vez, y también otro medio para enviar el mensaje que ha acompañado el proyecto desde ese mismo momento: la migración es un derecho.
Hello, I am Kitty está disponible en la página web de Tragaluz Editores desde el 22 de agosto. El trabajo de Joana ha sido publicado en medios como The New York Times, The Wall Street Journal y Medium. Sígala en Instagram y dele una mirada a su página web.
Joana tomó las fotografías que están dentro del libro entre 2012 y 2013, pero podría haberlo hecho ayer. A través de ellas habla de temas coyunturales como migración y derechos humanos, y le da rostro a personas que han elegido renunciar a su identidad y a su espacio personal a cambio de dinero. Con Hello, I am Kitty, nos enfrenta a algo que todos hemos hecho en algún punto de nuestras vidas: dar un paso al costado e ignorar de manera deliberada lo que hay detrás de la máscara.
El libro, para ella, es una manera de cerrar el ciclo que se abrió cuando se puso su disfraz de Hello Kitty por primera vez, y también otro medio para enviar el mensaje que ha acompañado el proyecto desde ese mismo momento: la migración es un derecho.
Hello, I am Kitty está disponible en la página web de Tragaluz Editores desde el 22 de agosto. El trabajo de Joana ha sido publicado en medios como The New York Times, The Wall Street Journal y Medium. Sígala en Instagram y dele una mirada a su página web.
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