Claves para entender la Minga
La Minga ha sido más que un llamado a la protesta: en su historia ha servido para sembrar, construir y trabajar por el beneficio mutuo, y más recientemente para proteger vidas y territorios. Aquí le contamos más para que sepa quién es quién y a qué lo invitan cuando lo invitan a mingar.
n las últimas semanas, y en especial en medio de las protestas en Cali, ha tenido especial protagonismo la Minga y la Guardia Indígena, como lo tuvieron durante el masivo Paro Nacional del 21N en 2019 y en octubre del año pasado cuando los indígenas del Cauca llegaron hasta Bogotá buscando hablar con Iván Duque. Una y otra vez, los medios de comunicación han hablado de su multitudinaria presencia y han mostrado las imágenes de sus rostros, las chivas que comparten, sus banderas rojas y verdes y sus bastones de mando. Sin embargo, la desinformación abunda, porque son muchas las veces en que estas imágenes carecen de contexto. ¿Qué es la Minga? ¿Qué es la Guardia Indígena? ¿De dónde surgieron? ¿Qué se proponen? ¿Cómo se organizan?
La minga como forma de trabajo, organización y cooperación puede considerarse un hito del pensamiento y las culturas indígenas en su pervivencia en los territorios de América y, para el caso, de la actual Colombia. Su sola permanencia hoy en el país es prueba de una resistencia asombrosa y tortuosa que inició desde la Colonia y que ha aprendido a poner en diálogo su concepción del mundo con los marcos legales cambiantes, esos que se han sucedido uno tras otro hasta la actualidad, para defender sus territorios y culturas (hoy reconocidos y protegidos por la Constitución desde su séptimo artículo). Sin embargo, como comentaba Alhana Caicedo, antropóloga y profesora de la Universidad de los Andes en una nota de la misma universidad, la Minga que convoca en las calles sigue siendo mostrada y juzgada en gran medida desde concepciones clasistas y racistas que los pintan como unos otros incómodos y a veces indeseables. En resumen, la Minga sigue siendo estigmatizada.
Su llamado hoy es por un diálogo franco para llegar a acuerdos con el gobierno –de esos que tantas veces les han incumplido– y para exigir que se protejan sus vidas –los indígenas son uno de los colectivos que más muertos ha tenido en Colombia y uno de los más afectados por el asesinato de líderes sociales–. Pero poco se les ha escuchado, aunque tengan mucho que aportar en la discusión sobre el desarrollo sostenible y la justicia en el país. Es sorprendente que hoy hasta el Papa Francisco lo señale, como lo dijo en su encíclica Fratelli Tuti: “los pueblos originarios no están en contra del progreso, si bien tienen una idea de progreso diferente, muchas veces más humanista que la de la cultura moderna de los desarrollados. [...] La intolerancia y el desprecio ante las culturas populares indígenas es una verdadera forma de violencia, propia de los “eticistas” sin bondad que viven juzgando a los demás. Pero ningún cambio auténtico, profundo y estable es posible si no se realiza a partir de las diversas culturas, principalmente de los pobres.”
Para encontrar soluciones y respuestas en medio de tanta zozobra, a lo mejor sirva comenzar por intentar entender un poco mejor al otro. Entender un poco mejor la Minga.
1. ¿Qué significa la palabra minga?
Minga viene de mink’a, voz quechua para “compromiso para trabajar en común”
Se trata de un vocablo que generalizó el Imperio Inca, el Tahuantinsuyo, a lo largo y ancho de la Sudamérica Andina y más allá, dada su influencia. Y conserva vigencia: hasta la Real Academia Española incluye en su diccionario la acepción de “reunión de amigos y vecinos para hacer algún trabajo gratuito en común” para un territorio tan amplio como Argentina, Chile, Paraguay, Perú, Ecuador y Colombia, significado que aún refleja su sentido de trabajo colectivo para un beneficio común.
Mingar no implica obtener una remuneración en dinero, ya que el beneficio colectivo que se busca es la recompensa en sí misma. Desde ahí su significado se ha extendido hacia la convocatoria para la movilización en busca de diálogo con quién haga falta para llegar a acuerdos en pro de un bien común. Ya sabe a qué lo invitan, cuando lo invitan a mingar.
2. ¿Cuándo nace la minga y qué tipo de causas ha defendido históricamente?
La minga nace en el Perú prehispánico para sembrar y construir, pero ha sido resignificada en Colombia (y otros países) para defender territorios, derechos y vidas
Como organización y principio, la minga ha servido en el Cauca –y más extensamente en Colombia– para sembrar, proteger los resguardos, construir puestos de salud, ejercer control pacífico sobre los territorios para impedir infiltración de grupos armados y hasta para liberar secuestrados e impedir tomas guerrilleras. Su origen se remonta, primero, a la organización laboral y social del Tahuantinsuyo (1450-1532 d.C.), donde constituía una de las diversas formas de trabajo colectivo para la redistribución y reciprocidad económica que desempeñaban las diversas comunidades que integraban el Imperio Inca, llamadas ayllu en quechua.
“Se trata de un concepto económico y social que da cuenta de lo que hacían esas grandes familias extensas en los Andes, los ayllus, en lo que más tarde se volvería el Imperio Inca: compartir (redistribuir) el fruto de la cosecha obtenida por todos en distintos pisos térmicos a lo largo de lo que John Victor Murra atinó a llamar archipiélagos verticales; ya era una forma de trabajar por un bien común” señala Ángel Román, doctor en historia de la Universidad Nacional del Colombia y profesor de la Facultad de Historia de la Pontificia Universidad Javeriana. Algunos investigadores señalan que las raíces del trabajo colectivo para el bien común se pueden documentar en los territorios hoy peruanos con seguridad hacia el 200 d.C. y probablemente incluso hasta el período de la cultura Chavín (1200-200 a.C.) o antes, señala Román. Entonces, como hoy, la minga se usaba sobre todo para sembrar y cultivar para la subsistencia y especialmente el maíz, que gracias a las comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas de Colombia –que aún lo conservan– ofrece más de cuatrocientas variedades nativas y criollas adaptadas a cada territorio de nuestro país.
3. ¿Qué tan grande es la Minga Indígena en el marco del Paro?
La Minga es mucho más de lo que se ve en Cauca y el Valle
“El concepto se ha apropiado hoy en un sentido político por muchas comunidades y refleja una conciencia y un activismo fuerte de distintas comunidades especialmente en el Macizo Colombiano, al sur del país'', agrega Román. Y de hecho la Minga se ha convertido en una forma pluralista de convocar a la movilización pacífica y multitudinaria de los pueblos indígenas. La Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), expresaba que el 16 de mayo de 2021 había más de 101 fogones de ollas comunitarias alimentando al movimiento en todo el país en un mismo número de puntos de concentración donde muchos de los más de cien pueblos indígenas de Colombia participan de la actual protesta de forma pacífica. Y no se trata de una convocatoria vertical, como explicó en una nota reciente de La Silla Vacía, sino de un esfuerzo múltiple que busca acuerdos y protesta por cosas en común, pero también distintas en cada región.
Como explica Román, la parte de la Minga Nacional que se ha visto en Cauca y el Valle está principalmente conformada por indígenas de pueblos reunidos en la Organización Regional Indígena del Valle del Cauca (ORIVAC) y bajo el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), cuya mayoría está conformada por los Nasa –el grupo indígena más grande del país en términos de población– y los Misak, agrupados bajo las Autoridades Indígenas del Sur Occidente (AISO), entre otros pueblos de la región. “Esto es muy importante,” señala el historiador, pues “es muy fácil ver todo como una sola cosa por palabras como ‘minga’ o ‘indígenas’, en tanto pueden ocultar la diversidad de posiciones y luchas que se han aunado para fortalecerse. No es algo menor, es algo que nos falta aprender a ver y entender mejor”. Por lo demás, como señalan los comunicados oficiales de la ONIC, actualmente la Minga misma se entiende como un esfuerzo múltiple de diálogo y movilización que también se abre, apoya y recoge voces de otros colectivos como las poblaciones afrodescendientes o los movimientos estudiantiles, campesinos, de transportadores, obrero y sindical.
4. ¿La Minga y la Guardia Indígena son lo mismo?
No. La Minga no es solo la Guardia Indígena, pero la Guardia Indígena del Cauca sí hace parte de la Minga
La Guardia Indígena del Cauca es un colectivo de niños, niñas, jóvenes, mujeres, hombres y mayores –en su mayoría del pueblo Nasa– que conforman una red pacifista, no-policial, desarmada, no-jerárquica y voluntaria de vigilancia, protección, servicio y comunicación. Nació en 2001 en el Norte del Cauca como forma de resistencia ante la presencia de grupos armados ilegales en sus territorios. Entre ellos cuidan y ejercen autonomía sobre sus resguardos, a la cual tienen derecho por los artículos 7, 329 y 330 de la Constitución, además de una profusa jurisprudencia dictada por varias sentencias de la Corte Constitucional. Han sido históricos sus logros en términos de defensa de los derechos humanos y resistencia activa no-violenta (reconocidos por distintos premios como el Premio Nacional de Paz 2004 y el Premio Front Line Defenders 2020 a defensores de DDHH) logrando no sólo impedir asesinatos y la penetración de grupos armados como las FARC o los paramilitares en sus territorios, sino incluso liberar secuestrados. Sus integrantes no reciben un sueldo por su trabajo y en ese sentido su servicio recoge el mismo espíritu de la minga: un trabajo que se desempeña por el bien común.
5. ¿Qué significado tienen los símbolos de la Guardia Indígena?
Los bastones de la Guardia Indígena del Cauca son símbolos de mando y paz
Un excelente reportaje y entrevista de Divergentes, disponible en la plataforma Pacifista!, que recoge varias de las hazañas históricas en su lucha pacífica y desarmada contra actores violentos, anota que en medio del contexto en el que nació la Guardia Indígena entre los Nasa las armas nunca fueron una opción. Los bastones no son armas, sino símbolos de mando y compañía espiritual de sus portadores. Miden ochenta centímetros, pueden tener uno, dos o tres anillos según el grado de autoridad, cuenta con un chumbe (la correa con que lo cargan al hombro) y está anudado con cintas de colores que representan la naturaleza, la sangre derramada de los antepasados, las venas y lagunas, y la madre Tierra representados cada uno con el verde, el rojo, el azul y el negro respectivamente. Los bastones están hechos de chonta, un árbol maderoso que crece en las inmediaciones de las lagunas sagradas de Tierradentro. Cada miembro de la Guardia tiene que ser aprobado por los mayores –tener cierto perfil y valores– y recibe una preparación integral en temas como reconocimiento de su territorios, derechos humanos, Ley de Origen, Constitución Política colombiana, espiritualidad y cosmovisión. Como organización, a lo largo de su historia incluso han establecido diálogos con distintos actores como el ESMAD, la guerrilla o los hacendados, para construir acuerdos o resolver problemáticas.
6. ¿El paso de la Minga por las vías y ciudades del país ha sido históricamente caótico?
La Minga ha sido ejemplo de paz, civismo, organización y respeto
Como expuso en 2020 un editorial del Centro de Investigación y Educación Popular, CINEP, la Minga Indígena que partió del Cauca, pasó por Cali y visitó Bogotá en octubre del año pasado fue ejemplo de respeto y paz. Fue acogida en su momento por la alcaldesa Claudia López, quien dispuso de espacios y facilidades para su llegada. El artículo recogía que durante los siete días que permanecieron en la ciudad “primero: no se conoció ningún acto de vandalismo o daño. Segundo: la limpieza de los lugares en los que se hospedaron los indígenas quedó impecable. Tercero: fue una movilización organizada tanto en Bogotá, como en su recorrido por las carreteras nacionales, sin bloqueos al transporte público. Cuarto: la guardia indígena estableció mecanismos para evitar las infiltraciones de personajes que pretendieran producir disturbios.” Hay que agregar, por otro lado, que los famosos bloqueos de importantes vías de comunicación han sido un recurso –de los últimos que les quedan– para llamar la atención de las autoridades y dejar de ser ignorados. En otras palabras, una medida extrema e incómoda para intentar conseguir un diálogo negociado o un llamado al cumplimiento de los que ya han hecho y que atienda a sus necesidades; deber que el Estado tiene con ellos como con cualquier otro colombiano y especialmente en tanto se les reconoce como comunidades a proteger y respetar en nuestra Constitución Política. Cosas en las que, demasiadas veces, el país les ha fallado.
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