
Protagonistas de reality: marcas esenciales de la Casa de los Famosos
La Casa de los Famosos es más que competencia por la fama: es una vitrina cultural en la que todo lo que usamos, compramos o comemos dice tanto de nosotros como de las alianzas que construimos frente a la cámara. Aquí, un repaso ilustrado de esos protagonistas esenciales que no faltan con las marcas que ya forman parte del día a día de miles de personas y de millones de pantallas en prime time.

En los realities, donde cada gesto puede ser capturado y viralizado, la imagen personal se convierte en un activo clave. Las marcas de productos de belleza como Montoc encuentran aquí un terreno fértil para posicionarse: desde rutinas de cuidado facial hasta detalles de maquillaje que definen el estilo de los participantes. En estos formatos, verse bien no es solo una cuestión estética, sino parte de una narrativa aspiracional que conecta con las audiencias y refuerza la presencia de marca en momentos cotidianos pero altamente visibles.

Los realities son burbujas de desconexión. Con tantas personas encerradas, los electrodomésticos se vuelven los garantes silenciosos de las condiciones mínimas de convivencia. Las neveras y lavadoras de Electrolux garantizan que todo lo que necesitan siempre esté fresco y limpio, y que los chiros de nadie comiencen a oler mal. Al menos no por culpa de ellos.

En muchos realities, el cuerpo también habla: comunica salud, energía o control. Los de Bodytech lo saben mejor que nadie, así que armaron en la Casa un espacio con todos los juguetes para que cualquiera pueda dedicarse el tiempo que quiera a esculpir su figura o mantener la mente despejada.

Hay rituales que no se negocian, y el café es uno de ellos. Las marcas como Tostao han sabido tomar un espacio en esa rutina íntima, esa pausa que también puede ser política: "no me hablen hasta el segundo sorbo".

En cada reality hay un “chef de la casa”. Y no solo cocina: genera comunidad, desarma tensiones y regala una escena casera en medio del caos televisivo. Las marcas de cocina que como McPollo llegan a ese momento íntimo ganan algo más que exposición: ganan memoria emocional.
Los realities ya no solo presentan personalidades, sino consumos, y desde allí las marcas también juegan. Desde qué comen hasta qué usan los participantes, todo comunica algo. Las marcas que aparecen —y las que lo hacen con naturalidad— no solo ganan visibilidad, también se insertan en la conversación cultural. No es nuevo, pero cada edición lo refuerza: en el drama del prime time, todos los productos también están bajo el reflector.
¿Casualidad o estrategia? Un poco de ambas.
Y eso lo hace aún más interesante.


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