Carnívoros anónimos y la revolución de la cuchara
“La revolución de la cuchara es entre tu plato y tú, la primera y única revolución
que no derrama ni una gota de sangre”.
La revolución del plato, de los cubiertos y del pensamiento. Es la revolución de los vegetarianos y de los carnívoros anónimos. No hay huelgas ni violencia, pero sí un rotundo cambio al sistema económico, moral y alimenticio que se desencadena a partir de la pregunta ¿qué como hoy?
Hace más de diez años nació en Colombia la Revolución de la Cuchara. Específicamente en Medellín con dos jóvenes comunicadores sociales, llamados en su anonimato Gupta (lo oculto) y Hari (ladrón de corazones), según cuenta Henry Sánchez, diseñador y publicista, y quien está a cargo de la Revolución en Bogotá. La figura de Henry es grande. Hace quince años es vegetariano y para él no fue difícil dejar la carne, pero sabe que para otros sí lo es. Por eso decidió crear un espacio como Carnívoros Anónimos. “La revolución es amor universal”, afirma.
“Un vegetariano siempre está pensando de dónde viene lo que se come y la conciencia del cuidado lo lleva a no consumir de la industria de la carne, en la que se producen gastos tan exagerados como 7.000 litros de agua por un kilo de carne, mientras un kilo de trigo requiere sólo 30 litros de agua. Nuestra pelea es tres veces al día con el plato”. Henry habla con una fuerte convicción y algo de dulzura por las personas que todavía consumen carne, porque cree que todos los seres humanos pueden dejar de sucumbir ante la tentación de comer animales.
En Bogotá, la Revolución tiene su sede en uno de los primeros restaurantes vegetarianos del país, fundado en 1975 y que ahora se llama La Revolución de la Cuchara, al igual que el movimiento. La antigua casona está en la calle 60 con carrera 9. Es de fachada estrella, con largos pasillos y un patio grande. En frente hay un asadero y está rodeada por varios almacenes de ventas de objetos de cuero y almacenes de antigüedades. Tal vez los dueños de estos sitios desconocen la revolución que se gesta tan cerca de ellos.
Sentados en el piso y mientras almorzamos el menú del día (pepino relleno con salsa bechamel, paneer de tofu, gluten entontado, arroz integral, crema de ahuyama y postre de piña), Henry cuenta que la Revolución ya se expandió por varias ciudades de Colombia, como Barranquilla, Cali, Pereira, Santa Marta e Ibagué, así como en el mundo: Alemania, Italia, India, Austria, España y Suecia.
El almuerzo estaba delicioso, aunque el gluten –mezcla de cereal y almidón que imita la carne- es algo difícil de comer por primera vez. Todas las demás personas en el restaurante también almuerzan plácidamente este menú, similar a un corrientazo, o las hamburguesas y demás comidas rápidas que allí preparan.
Un afiche inmenso en el centro de la casa recuerda que Mahatma Gandhi es el primer ministro de esta revolución. Cerca a este se alza un mural con todos los miles de famosos que optaron, silenciosa o públicamente, por no comer carne, como Woody Allen o León Tolstói.
Y sus argumentos no son pocos. Entre estos está el hambre mundial: según la revolución, varias toneladas de proteínas que podrían ser consumidas directamente por el hombre son desperdiciadas cada día para alimentar a los animales. Sólo el ganado del mundo consume una cantidad de comida equivalente a las necesidades calóricas de 8.700 millones de personas; es decir, más que la población total sobre la tierra, según cifras de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación). Por otra parte, con la ganadería se generan 125 toneladas de residuos procedentes de la industria cárnica. Estos contaminan los ríos y producen gases tóxicos como amoníaco, metano y dióxido de carbono, que contaminan la atmósfera, afectando la capa de ozono y contribuyendo al efecto invernadero. La deforestación es tan alta que 300.000 kilómetros cuadrados de selva tropical son destruidos cada año como consecuencia de la necesidad de pastos para la ganadería.
Los Carnívoros Anónimos
Por compasión, por salud, por economía o por ecología, usted ha decidido dejar la carne pero no puede. Sabe que es mejor llevar una vida vegetariana e incluso lo ha intentado por algún tiempo, pero no se decide a salir de la adicción… Bueno, usted ya ha dado el primer paso y ha reconocido su problema, para usted se creó Carnívoros Anónimos.
Es sábado y, como cada mes, hoy se reúnen los carnívoros anónimos, entre los que se acumulan veganos, vegetarianos, personas con ganas de dejar la carne y algunos escépticos del vegetarianismo.
Al finalizar la tarde, van entrando personas solas o en grupos. Las edades varían: aunque la mayoría son universitarios, también hay padres de familia y niños. Se sientan en una sala a ver un documental sobre cultivos alternativos. Más de 200 personas se atiborran en el lugar. La mesa redonda comienza y las voces indignadas dan sus opiniones. “Nos hacen creer que un pollo muerto es un pollo feliz”, alega la voz de un jovencito que presenta su posición.
A mi lado está un joven que me pregunta si estoy convencida. Él, por su parte sólo fue a acompañar a una amiga suya y no piensa cambiar la carne por nada del mundo; sin embargo, escucha atento. Su amiga es vaishnava y se llama Dasi o Saraswati (nombre espiritual). Tiene 19 años, estudia economía y lleva un año como vegetariana. Su madre se preocupó mucho por este cambio tan drástico y ha tenido que ser intermitente en el proceso porque sufrió un bajón en sus defensas. “Uno se convierte por amor a la tierra y a los animales”, asegura tranquila. Otra de sus amigas, Lisa Luxada, estudiante de ingeniería, asistió para conocer los motivos por los que no se debe comer carne y tal vez dejarla. Muchos aseguran que al convertirse en vegetarianos se genera una bola de nieve porque las personas del círculo cercano también comienzan a dejar la carne. Esta es la fuerza que muchos no ven venir y que alimenta la Revolución de la Cuchara.
“Muchas historias me han impresionado en Carnívoros Anónimos, pero en alguna ocasión un campesino se acercó –nadie sabe como llegó– y nos contó su experiencia trabajando en un matadero. En el lugar cometieron el error de matar una vaca cerca a su ternero y la reacción del animalito fue tan impresionante, con saltos y lamentos, que este campesino renunció y decidió nunca volver a probar la carne. Es el olor de la muerte”, comenta Henry.
El panel de Carnívoros Anónimos comienza y todos van a un salón en la parte trasera de la casa. Un joven se avienta a ser panelista, lo sigue alguien mayor, una mujer muy joven y un delgado instructor de yoga. Allí, enfrente de todos, narran su experiencia.
“Iba manejando un día normal y pude ver al lado mío la mirada de una vaca que iba aprisionada con otras en un camión. No sé si iba para el matadero, pero supuse que ese era su destino y quise ayudarla y no pude hacer nada”, cuenta un joven. Cuando llegó a su casa le sirvieron su bistec favorito. Contestó que no quería, que nunca más. Todos pensaron que era una pataleta de un día, pero ya lleva ocho años como vegetariano. El próximo paso que desea tomar es ser vegano (no consumir productos provenientes de animales).
Un señor mucho mayor pide la palabra y cuenta que, por sus hijos, encontró que el vegetarianismo era una buena opción. “Dije hasta ahí, ya no más, y la buena salud fue el regalo por ser vegetariano”, afirma con orgullo este padre de familia que cambió ya entrado en años.
“Paz interior”, “salud”, “cuidado del medio ambiente” y “amor por los animales” son los argumentos que se escuchan aquí y allá. El placer de la lengua no es suficiente y el acto consciente de saber qué comer es la manifestación de esta revolución.
Al salir algunos se van dudando, otros convencidos. Por ahora, los carnívoros anónimos saben que allí siempre los esperan, dejen la carne o no, para integrarlos con actividades como talleres de salud y ecología, de clown y malabares, de yoga o de meditación. Todo a nombre de la revolución, que continua sin armas o cadenas humanas al frente de un McDonald’s, sino con ideas sencillas y mucha creatividad, como el Original Kingdom.
Original Kingdom OkI (Reino Original)
La Revolución de la Cuchara ha creado un pasaporte para los vegetarianos que los identifica en todo el mundo y les permite obtener descuentos en los restaurantes de las Páginas Doradas, guía vegetariana. Se trata de un pasaporte al Original Kingdom, un reino ideal vegetariano. La palabra OkI proviene de la historia de Alemania. Cuando se declaraban cero muertos después de una batalla se decía 0kI (0 muertes) una frase que define perfectamente el propósito de esta revolución. Si usted es activista puede obtener el título de Ministro o, si es vegano o vegetariano consagrad,o el de Embajador de la Revolución.
Cra. 9A # 60-44, Chapinero
RevCucharaBogota
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