Ser semilla y volver a la tierra: cantautoras colombianas que estarán en el FEP 2022
Entre melodías, letras y voces, estas cantautoras han creado magia para unir a quienes las escuchan. Lucille, Bella, Paula, Juanita y Valentina estarán este fin de semana en el comeback del Festival Estéreo Picnic representando el sonido local.
La escena musical colombiana se expande a géneros más experimentales. Y entre tantas creaciones hay que destacar el talento y la complejidad de las composiciones de estas cuatro propuestas.
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Lucille Dupin, una bruja entre pinos violetas
A través de ritmos luminosos y potentes, Lucille compone canciones que pueden hacerte sentir poderosa, con la fuerza de comerte el mundo a cada paso acompañada al son de su voz.
Su carrera comenzó como un llamado en medio de una crisis que le revolcó la vida. Estaba a mitad de su carrera universitaria de español y filología clásica cuando quiso cantar sus letras.
La música fue entonces el espacio que encontró para canalizar las heridas que la han atormentado. Al principio, sus composiciones fueron plácidas y sanadoras, luego se convirtieron en uno de los pilares para atravesar una situación en la que estuvo en riesgo su vida. Las melodías tenían entonces un propósito, una lucha. Sus canciones “Mujeres” y “Sublimar”, de su álbum Sibila, cuentan un poco lo que sucedió.
Su música se sitúa en el pop shoegaze. sus letras están perfectamente coordinadas para sonar como poemas.
En cuanto a su estilo, sus primeros referentes vienen del grunge rudo y pesado de su adolescencia, al cual agregó la tranquilidad del pop, creando una apacibilidad vigorosa.
Finalmente, la invitación de su proyecto es el empoderamiento, el renacer de las mujeres salvajes y el cuestionamiento directo al sistema patriarcal, conservando una magia capaz de exorcizar la realidad más cruda.
“En mis coros digo mi idea tan explícitamente como me sea posible porque utilizo muchísimo las metáforas, diferentes figuras literarias y retóricas para poder explicar lo que siento. Por mi personalidad me cuesta decir las cosas de frente, peso esto también es una trama conceptual, por ejemplo en “Sublimar” hablo de la luna, pero la luna son los sentimientos, pero también son las emociones desde el mundo íntimo, desde la intuición, desde la energía receptiva. Y con un solo elemento pueden desplegar muchas cosas”, Lucía Agudelo es entonces quien compone, investiga y ama. Lucille es más una bruja osada, capaz de ser directa con quien se atraviese.
El arrullo aguamarina de Bella Álvarez
Con una dulzura abrasadora, Bella crea casas chiquititas cubiertas de flores y hortalizas. La niña flor siempre supo que la música sería su vida. Desde los 12 años comenzó a tocar la guitarra, el piano y a cantar. Allí nació el poder de suavizar cualquier dolor. Escuchar sus canciones sumerge a cualquier mente inquieta en la armonía del campo: se puede escuchar a los pajaritos y sentir el pasto bajo los pies descalzos mientras se observa un arroyo.
Su sueño se convirtió no solo en su profesión, también en su terapia. Sus manos siempre han sido la herramienta de creación, tanto que si no se dedicara a la música le habría gustado ser artista plástica.
En la búsqueda de su voz, Bella comenzó interpretando canciones de otras cantautoras como Natalia Lafourcade y Julieta Venegas. En estos covers encontró un estilo idílico para interpretar sus experiencias.
Encontrar no ha sido un proceso lineal para Bella, quien analiza el papel de las mujeres en la escena musical y las exigencias que vienen desde la industria “Particularmente a las mujeres se nos exige ser super afinadas y delicadas, nos quieren convertir a todas en un género musical. Es un buen momento en la industria, pero es un momento que construimos nosotras mismas (las cantautoras), juntas y conectadas. Incluso yendo en contra de esa competencia que esperan entre nosotras.”
La naturaleza y la soledad surgen como el espacio y el momento ideal para componer. Todo comienza con una meditación en las montañas, en la finca de su madre o en su casa. Deja que sus sentires la atraviesen y escucha qué es aquello que su interior necesita exteriorizar, es una invitación a estar en su cueva con el corazón atento. Le recomendamos acercarse a Bella con “Mis cosas favoritas”, “Qué lindo que es el sol” o “Pequeños hombres” para inundarse con su voz.
Paula Pera y el fin de los tiempos: un suspiro después de llorar
Una pandemia nos atacaba, nos encerraba y nos alejaba de lo que creíamos seguro. En aquella oscuridad e incertidumbre, Paula Pedraza encontró la luz. Lejos de su familia y en medio del caos, comenzó a tomar forma su carrera musical. En medio de un viaje encontró en su barquito el mar de la melancolía en el que se observó a sí misma. Los ojos hinchados, la nariz aguada y los labios secos que deja la serenidad de la tristeza podría ser un acercamiento a lo que podemos encontrarnos en sus canciones.
Sus letras son tan humanas que calan los tímpanos para rememorar el sentirse frágil. Paula era una niña que a escondidas jugaba a ser cantante, una premonición que tomaría vida propia. Con timidez y frustración, debió enfrentarse a sus inseguridades para descubrir cuán buena podría ser. En “Ma, Pa” y “Noche humana” somos testigos de la complejidad que trae la incertidumbre.
Cuando entró a la universidad a estudiar música se sintió intimidada por la expectativa sobre los estudiantes, los cuales solían tener rangos de voces como la de Cristina Aguilera. Afortunadamente, la academia no siempre es la jueza de quién es buena o mala para su vocación. Decidió entonces abandonar la universidad para renacer como Paula Pera, la cantautora que le dio sonido a las hojas de su diario.
Aunque no ha sido fácil para Paula, ha sabido sacar lo mejor de este proceso para ser ella misma, “agradezco absolutamente todas las experiencias que he tenido porque me han llevado hasta este punto que es encontrar la felicidad. Muchas personas pasan por su vida y nunca se dan el chance de perseguir sus sueños o hacer lo que realmente las motiva con esa energía de vida que dan los proyectos,las elecciones en la vida. Encontrarme en Paula Pera ha sido lo más lindo que me ha podido pasar porque siento que es mi camino”
Durante la pandemia de 2020 estuvo componiendo sus primeras canciones, inspiradas en la tristeza, el desespero por el confinamiento y el amor. El rejunte de aquella mezcolanza de sentimientos le dio forma a lo que es hoy su proyecto: música que genera un bienestar parecido a la serenidad que se alcanza luego de superar la tristeza.
Las Áñez y su dualidad en un viaje sensorial
Colores, texturas, formas y movimiento componen la apuesta musical de estas hermanas gemelas. Como un bodegón de frutas, podemos apreciar los gustos y la composición de dos mujeres que desde muy pequeñas sabían que harían grandes hitos con su creatividad. Los primeros pasos surgieron en la infancia: con clases de canto y música conocieron sus destinos.
“De curvo cuerpo” y “En la lucha” muestran la intención feminista de su propuesta. Valentina añade una observación específica sobre este sencillo, ya que "De curvo cuerpo habla sobre una mujer que está reflexionando sobre querer tener más espacio para poder tomar más decisiones sobre sí misma o simplemente alcanzar a pensar que es lo que esa mujer quiere antes de que la sociedad suponga que es lo que va a hacer con su vida. Es una letra muy personal con la que se podrían identificar varias mujeres. Todas somos diferentes, por eso consideramos que la diversidad de las mujeres es parte de lo que nos va a ayudar a tener un mejor mundo respecto a la equidad de género"
Entre Mercedes Sosa, El Gran Combo de Puerto Rico, Beethoven y Mozart, Juanita y Valentina tarareaban y reinterpretaban las canciones que más les gustaban de estos artistas. Escuchar a Las Áñez es viajar por Colombia, sentirse en una mezcla de todo aquello que nos compone en historias y objetos. Un sonido explosivo que comprueba la multiplicidad que nunca termina.
Sus canciones son el resultado de combinar sus realidades, puesto que componen por separado para luego complementarse como una sola. Con una total libertad de expresión y el mando de la mayoría de decisiones alrededor de su proyecto, estas hermanas gemelas demuestran el poder y la capacidad que pueden tener las artistas rompiendo los paradigmas de la industria musical.
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Queremos además agregar la participación en el Festival Estereo Picnic de una artista emergente que ha cargado de espiritualidad a sus canciones, Briela Ojeda. Lastimosamente los tiempos no coincidieron para hablar de sus procesos y obra, pero tenemos presente la magia que rodea su música.
Algo es claro: el perrenque de estas mujeres creadoras enaltecen con sus sonidos la magia que nos rodea, así, seducen y endulzan más no empalagan, están en ese punto preciso en el que solo hay espacio pa’l disfrute. Dese el gusto de conocer experiencias que solo la música creada para sentir puede brindarle.
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