Vida pública desde adentro
Cómo surgió, qué la inspira, o cuál es el proceso de producción, son solo algunos de los secretos de Vida Pública que nos han revelado sus creadores. Bienvenidos al Tweetshow.
Vida Pública se ha convertido en una de las series web con mayor éxito en nuestro país, y no es para menos: como sus propios autores admiten, hacen lo que les gusta y no es ningún secreto decir que cuando uno disfruta el trabajo los resultados siempre son mejores.
Al frente de este grupo de jóvenes emprendedores se encuentra Carlos Montoya, su creador. Él estudió publicidad pero se cansó de la presión creativa, de los lineamientos de agencias externas y decidió hacer real el proyecto que había creado desde la universidad. “Las trasnochadas no me importan porque uno lo hace con pasión y ya no es por marcar tarjeta o estar pendiente de tener un jefe encima”, admite.
Así nació Vida Pública aunque, según el mismo Carlos, este proyecto se planteó inicialmente como un programa de televisión, pero la rigidez y el sesgo de contenidos de este medio hizo que esta opción quedase descartada. Y no todo es color de rosa: la entrada al mercado comercial o la mayor exigencia del público han hecho que cada día suponga un desafío para llevar adelante este ambicioso proyecto.
“Me encantan las animaciones y el humor de South Park y veo muchas animaciones de Vimeo porque son más experimentales”, nos cuenta el animador del proyecto, Manuel Mora. El detalle y el cuidado gráfico son una de las principales características de Vida Pública, por lo que el trabajo que desempeña Manuel se hace imprescindible para explicar su éxito, que se basa en la animación cuadro a cuadro para generar una mayor calidad.
Manuel también añade ciertos gestos o frases que considera que pueden salir chistosos, aprovechando también el humor tuitero. Para Tatiana Zabala, la productora ejecutiva, la animación es una profesión que no ha tenido el reconocimiento que debería: “nosotros la valoramos mucho porque es un oficio en el que los animadores tienen que estar muy enamorados de lo que hacen”.
Sus palabras destilan orgullo, sobre todo cuando menciona las premiaciones que han obtenido: “acabamos de ganar el premio Twitter como mejor web colombiana y venimos de participar en el festival de animación Chilemonos, que se realiza en Santiago, donde ganamos el tercer lugar como mejor serie web latinoamericana; tenemos mucha audiencia en México, Venezuela y Argentina. Llevamos trabajando tres años con la serie y han valido la pena”.
“Es precisamente esto —interviene Nicolás Ramírez— lo que hace que nuestros personajes sean más universales, ya que chicos de cualquier país del continente se pueden sentir identificados con la serie”. Nicolás, como comunity manager del proyecto, conoce de primera mano el perfil de público al que se dirige Vida Pública. “Buscamos interactuar mucho con la audiencia y hacemos unos memes con los personajes de la serie que viven situaciones cotidianas y, generalmente, nos va muy bien. De hecho, interactuar con nuestro público es muy importante y ellos están cada vez más pendientes de lo que hacemos y de nuestra marca”.
Este tipo de propuestas, que procuran apelar al público como fuente creativa, han adquirido no solo importancia en la escena artística nacional sino que han construido públicos en otros países, haciendo que el humor sea un lenguaje sin fronteras. Ellos están conformando un nuevo tipo de entretenimiento que se postula como una apuesta atractiva para los usuarios que pueden elegir qué contenidos ver y en qué momento hacerlo, de una manera más libre de la que ofrece la televisión convencional.
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