
Memento Mori, una novela gráfica surgida del Cementerio Central
¿Cómo nos recordarán cien años después de muertos? ¿Dejamos realmente algún rastro o solo huesos rotos? Memento Mori: Intercambios entre la vida y la muerte es una novela gráfica creada para contar hallazgos de la investigación sobre los restos óseos encontrados en el “Cementerio de pobres” del Cementerio Central de Bogotá. Aquí una mirada a su proceso de creación.
Inspirada en un proyecto de investigación científica, Memento Mori: Intercambios entre la vida y la muerte es una novela gráfica policiaca que demuestra cómo el arte puede acercar la ciencia a las personas. Producida en coedición entre la Universidad Nacional de Colombia y el Museo Nacional de Colombia, esta obra es un hito editorial: es la primera novela gráfica publicada por ambas instituciones, y además, fue la publicación más vendida en la editorial de la Universidad en la Feria del Libro de Bogotá del 2025.
En Memento Mori, todo es un diálogo entre saberes; el cruce interdisciplinar atraviesa la obra. Sus creadores logran adentrarnos en los procesos y hallazgos del estudio titulado: Análisis bioarqueológico de contextos funerarios del Cementerio Central, Bogotá: Vida y muerte a finales del siglo XIX y principios del XX, culminado en el 2017 y dirigido por Claudia Rojas Sepúlveda, profesora del departamento de antropología de la Universidad Nacional, y líder del análisis bioarqueológico. Convencida de que la ilustración era el medio ideal para divulgar este conocimiento de forma accesible, la profesora asumió también la dirección del componente científico dentro de la novela gráfica, asegurándose de que la ficción se construyera sobre bases sólidas de investigación.

A esta propuesta se suma el trabajo de Stephany Méndez, magíster en escrituras e creativas, quien asumió la construcción del guion. Apostó por personajes complejos habitados por dudas y preguntas sobre la vida, la muerte, la maternidad, la cotidianidad y el papel de las mujeres en la ciencia. Estas preguntas se convierten en el motor de la historia.
“Buscamos una narrativa que pudiera guiar al lector sin explicarle, sino mostrarle el mundo en el cual estuvieron los y las estudiantes investigadores del laboratorio de antropología durante este tiempo”, cuenta Stephany Méndez, “con personajes que no fueran herramientas para contar, sino que tuvieran una profundidad bien construida”.
Memento Mori sigue el recorrido de Ana, una joven estudiante de antropología en la Universidad Nacional que se integra a un equipo de investigación bioarqueológica en el Cementerio Central de Bogotá. Lo que al inicio parece una experiencia académica pronto se convierte en un proceso con muchos más matices: enfrentarse a la complejidad del análisis de restos humanos, y a cuestionarse sobre su existencia e identidad. La voz de Ana articula la obra: su insistencia por resolver esas preguntas la lleva a indagar sobre su pasado, y a rechazar respuestas fáciles.


Desde la mirada de Ana convergen problemáticas históricas y actuales; como las cadenas de abastecimiento alimentario, las epidemias —desde la gripe española hasta el COVID-19—, la violencia estructural, el trabajo infantil y la migración. Estos elementos permiten al lector acercarse a una perspectiva distinta sobre la memoria histórica.
La novela se desarrolló en el marco de la convocatoria de apoyo a proyectos de investigación entre las Facultades de Artes y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia en 2020. Clara Forero, profesora de la Facultad de Artes, documentó fotográficamente el proceso, mientras que Valentina Sánchez, antropóloga y aspirante a magíster, organizó y sistematizó las fuentes históricas y visuales, asegurando la fidelidad y la ambientación del cómic.
El título de la novela, Memento Mori, del latín: “recuerda que morirás”, alude a la conciencia de la muerte, y como añade Claudia Rojas: “en paleopatología [estudio de la presencia y evolución de enfermedades y lesiones en restos biológicos antiguos] se tiene el dicho de que los muertos le enseñan a los vivos”. Lo que le da el subtítulo, Intercambios entre la vida y la muerte.


La propuesta visual de Memento Mori es lo que la hace especialmente atractiva. Iván Benavides, profesor de la Facultad de Artes e historietista, encargado de la ilustración y la dirección de arte de la obra, propuso un lenguaje gráfico cercano al cómic, “algo que le atraería mucho más a un joven, [más cercano] al cómic americano o al manga, por eso Memento Mori tiene un estilo que se podría llamar amerimanga”, explica Iván.
El dibujo busca situar la historia en un escenario reconocible: Bogotá. Quien se adentra en sus páginas puede sentir que recorre calles familiares y que la atmósfera de la ciudad está presente; para muchos, esta puede ser una experiencia de lectura cercana y envolvente. “Hay muchas referencias escondidas a Berserk, a Hellblazer, a Constantine, y a un montón de series que hablan sobre la muerte y lo hice así justamente para lograr la máxima atención del lector", añade Ivan. Una de las particularidades de la obra es la expresividad de sus personajes, “trabajé muchísimo en su caracterización, usando expresiones exageradas, algo que es muy propio del manga, pues resultaba conveniente para momentos donde el vestuario les ocultaba parte del rostro y era necesario enfatizar sus emociones” comenta.


Siguiendo las referencias fotográficas que Valentina y Clara prepararon, y luego de recibir las páginas dibujadas y entintadas por Iván, los coloristas Gabriela Abella, diseñadora gráfica en formación de la Universidad Nacional, y Luis Mora, diseñador gráfico e ilustrador de la misma institución, trabajaron el color para imprimirle identidad a Memento Mori.
La novela, a primera vista, es Bogotá en estilo Ciudad Gótica: altos contrastes, penumbras y misterio: “La idea era tratar de ser fieles a ella: nublada, en ocasiones caótica y en otras luminosa. No obstante, era necesario imprimir esa ambientación de novela policiaca, de misterio y un poco de terror”, comenta Luis.
La novela gráfica fue una experiencia que avivó muchas preguntas en torno a la muerte: para Claudia, precursora del proyecto, fue una oportunidad para asumir la antropología biológica desde una perspectiva más cercana con lo que significan unos restos óseos, reconocer la historia y existencia de las personas que fueron enterradas, más allá de datos y cifras objetivas. Para Iván y el equipo de coloristas, representó una oportunidad de pensar en el legado, lo que queda de nosotros después de la muerte, y el cómo se ha representado la muerte en distintos periodos históricos. Para Stephany, la novela abrió su apetito por la cuestión de la muerte, preguntas sin respuestas, desde lo poético de la muerte como transformación a lo visceral de terminar bajo tierra.
Memento Mori es un gesto de reparación simbólica, un tributo a los miles de hombres, mujeres y niños que fueron sepultados en el Cementerio de Pobres sin dejar rastro de su nombre ni de su historia. Esta novela gráfica es una apuesta a que las diversas disciplinas sean vistas como lenguajes complementarios que aportan conciencia histórica al país.




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