Breve historia ilustrada del black metal
Con cuatro décadas trayendo música del infierno, el black metal se mantiene firme. Pero, ¿cuál es el cuento detrás de sus riffs, bombos y gritos?
“Your eyes have wrath
and promising a slaughter
The angels of Lucifer
Are ready to destroy.
Satanas”
“Satanas”- Sarcófago (1987)
En octubre de 2018 la banda sueca Marduk tuvo que suspender su presentación en Bogotá porque el lugar en el que se realizaría su concierto. Al parecer, no estaba al día con todas sus obligaciones. Después de un operativo en el que estuvo presente el propio ex alcalde Enrique Peñalosa, el concierto fue cancelado. Durante días el concejal de la familia Marco Fidel Ramírez le había hecho la guerra a los organizadores del evento, sentenciando a través de sus redes sociales: “¡ALERTA! Católicos y Evangélicos rechazamos la presencia de la banda MARDUK en Colombia. Esta banda satánica corrompe a millones de jóvenes alrededor del mundo. ¡FUERA!”.
En un país encomendado al Sagrado Corazón, se entiende el temor extremo hacia lo desconocido. Sobre todo si ese oscuro misterio celebra abiertamente al antagonista principal de dicha creencia. Desde sus primeros momentos, el black metal ha sufrido el rechazo, la crítica y la ignorancia de quienes no hacen parte de sus huestes de fans. Pero es un fenómeno complejo lleno de interesantes momentos en su larga historia. Este es un (muy) breve resumen de su historia .
Descenso a los infiernos: el género prohibido
Con la popularidad del New Wave of British Heavy Metal (NWOBHM) liderada por Judas Priest, Def Leppard, Iron Maiden, Diamond Head y Van Halen, entre decenas más, el metal se convirtió en el género de moda en los años ochenta, influenciando el surgimiento de bandas norteamericanas que buscaban coronarse en los listados de lanzamientos populares, como Mötley Crüe, Cinderella, Guns N’ Roses, Aerosmith o Helloween. Pero, más allá de los pantalones apretados y las largas melenas rubias, los ochenta también fueron el momento exacto en el que nació el black metal como género, aunque entonces sus características estéticas no estaban definidas. En 1981, Venom presentó Welcome to Hell, álbum que incluía ya la simbología que sería asociada al movimiento como el rostro de Baphomet y el uso de un pentáculo aunque, en honor a la verdad, Witchfynde se había adelantado en el uso de estos elementos gráficos con el lanzamiento de Give ‘Em Hell un año antes.
Sin embargo, a pesar de que muchas bandas compartían elementos que luego fueron parte del glosario básico del black metal, Venom fue la banda encargada de bautizar al género con su segundo álbum, que se llamó apropiadamente Black Metal en 1982. El disco no es propiamente uno dedicado exclusivamente al género, pues incluye elementos de heavy metal, speed metal o thrash metal, pero bautizó al género que estaba naciendo. Lo que siguió fue una plétora de lanzamientos imprescindibles para el sonido del black metal: Melissa de Mercyful Fate (1983), el EP Apocalyptic Raids de Hellhammer (1984), Morbid Tales de Celtic Frost (1984), banda nacida de las cenizas de Hellhammer; el EP Death Crush de Mayhem (1987), banda que popularizó el uso de corpse paint, el terrorífico maquillaje facial que deviene de actos como Alice Cooper, KISS o King Diamond; y, sobre todas las cosas, el debut autotitulado de Bathory de 1984, que fue fundamental para todo lo que vendría. Cabe rescatar, por ese entonces, en nuestra geografía continental, el debut de Sarcófago, de Brasil, I.N.R.I de 1987.
La década de los noventa: el black metal noruego y suizo
Durante la década de 1980, el black metal era una agrupación flexible de un puñado de bandas de heavy metal que compartían letras de inspiración satánica, aunque la mayoría de las bandas de la "primera ola" se referían al satanismo solo para causar impacto. Durante 1990-1992 varios artistas noruegos, fuertemente influenciados por esas bandas, comenzaron a tocar y lanzar un nuevo tipo de black metal. El aumento de interés y popularidad que siguió a menudo se denomina "segunda ola de black metal". Ese black metal noruego de la década de 1990 marcó la creación moderna del género y produjo algunos de los artistas más destacados e influyentes del metal extremo. Además, esa escena ganó una atención masiva de los medios cuando se descubrió que sus miembros estaban involucrados en dos asesinatos, un suicidio y una serie de incendios de iglesias en Noruega.
Las bandas noruegas desarrollaron el estilo de sus antepasados de los años ochenta como un género distinto al heavy metal, término sombrilla en el que cabía todo desde el acid rock al blues rock. Esto fue en parte gracias a un nuevo estilo en las guitarras desarrollado por Snorre "Blackthorn" Ruch de Stigma Diabolicum/Thorns y por Øystein "Euronymous" Aarseth de Mayhem. Los guitarristas tocaban acordes completos usando todas las cuerdas de la guitarra en lugar de power chords, que utilizan solo dos o tres cuerdas. Gylve "Fenriz" Nagell de Darkthrone les ha acreditado esta innovación en varias entrevistas. Lo describió como "derivado de Bathory" y señaló que ese tipo de riffs se convirtieron en el nuevo orden para muchas bandas en los años noventa. Además, muchas de estas bandas practicaban una forma de satanismo o paganismo, oponiéndose a los valores de la religión cristiana imperante.
Conocidos como "The Black Circle" o "Black Metal Inner Circle", los principales miembros de la escena, formada mayoritariamente por hombres jóvenes, se congregaban en la tienda de discos Helvete ("Infierno") en Oslo. En entrevistas, expresaron opiniones anticristianas y misántropas extremas, presentándose como una suerte de secta de satanistas militantes que buscaban sembrar terror, odio y maldad. Adoptaron seudónimos y aparecieron en fotos con corpse paint y armamento medieval. La escena era exclusiva y establecía límites, solo incorporando a aquellos que consideraban "truve”, comprometidos. Valoraban la integridad musical y buscaban que el black metal permaneciera clandestino e incorrupto.
En agosto de 1993, varios de sus miembros fueron arrestados y, en mayo de 1994, condenados por incendios provocados, asesinato, agresión y posesión de explosivos. La mayoría no mostró remordimiento en ese momento. Los medios noruegos siguieron de cerca los eventos, a menudo con enfoque sensacionalista. Algunos los calificaron como "terroristas satánicos", y un canal de televisión noruego entrevistó a una mujer que afirmaba que los satanistas habían sacrificado a su hijo y matado a su perro. No siempre fue así, pero había muchísimo lugar para la controversia y los mitos que los mismos artistas alimentaban.
Así las cosas, la escena estuvo rodeada de fuego y sangre, en un sentido literal, durante su corto desarrollo a principio de los noventa. El 8 de abril de 1991, Per Yngve Ohlin, el vocalista y letrista de Mayhem, conocido artísticamente como "Dead", se suicidó con un disparo de escopeta mientras se encontraba solo en una casa compartida por la banda. Dead fue descubierto por el guitarrista de Mayhem, Euronymous, con cortes en las muñecas y la garganta, además de una herida de bala en la frente. Antes de llamar a la policía, Euronymous obtuvo una cámara y fotografió el cuerpo después de realizar algunos cambios en la escena. Una de estas fotografías se utilizó más tarde como portada de un álbum en vivo pirata titulado Dawn of the Black Hearts que se ha convertido en un tesoro para coleccionistas. Al año siguiente, Varg Vikernes asesinó al propio Euronymous propinándole más de una veintena de puñaladas y, entre 1992 y 1995, se produjeron casi una treintena de incendios e intentos de atentados a las iglesias noruegas, recalcando este momento como uno de los más infames del género.
El adversario, paganismo y símbolos esenciales
A diferencia de otros géneros de metal, el black metal se asocia con una ideología y un espíritu particular. Se opone vehementemente al cristianismo y a otras religiones institucionales principales como el islam y el judaísmo. El black metal tiende a ser misántropo y muestra hostilidad hacia la sociedad moderna. Es un género que representa "una reacción contra la mundanidad, la falta de sinceridad y el vacío emocional que los participantes consideran inherentes a la cultura secular moderna". La escena del black metal se opone a menudo a la corrección política, el humanitarismo, el consumismo, la globalización y la homogeneidad.
Algunas partes de la escena exaltan la naturaleza y sienten fascinación por el pasado remoto. El individualismo también desempeña un papel importante en el black metal, y Fenriz de Darkthrone describe el black metal como "individualismo sobre todo". Por ello, al desligarse de los valores morales de los credos que rigen en Occidente, muchas bandas han utilizado simbología satánica en sus presentaciones, como crucifijos invertidos, pentáculos y “sacrificios”. Y muchas bandas de black metal son satanistas y consideran el satanismo como una parte fundamental del género, aunque muchas de ellas lo han hecho por el valor que tiene la controversia, la polémica y la disrupción.
No todas las bandas de black metal son abiertamente satanistas. Algunas vuelven a las raíces de la mitología de sus frías fronteras para inspirarse. En ese sentido, el black metal pagano, también conocido como black metal elemental, surge de una profunda búsqueda por comprender nuestras raíces, explorar lo que llevamos dentro y, en última instancia, reflexionar sobre nuestro destino. Esto ha cautivado a sus creadores de una manera que ninguna doctrina abrahámica lo había hecho.
Para aquellos que han rechazado el teísmo, todo cuestionamiento existencial comienza al abrir los ojos a las maravillas de la naturaleza. Ya sea contemplando las estrellas en una noche clara y fría o enfrentándose a la inmensidad del infinito, las montañas, los océanos, los bosques y las tormentas; aunque estas cosas pueden no ser tan provocativas como los demonios y las cabras de tres cabezas. El black metal pagano busca expresar este sentimiento, convirtiéndose en su distintivo principal, aunque este concepto no sea exclusivo del subgénero. Esto no implica que las bandas paganas de black metal eviten las referencias a mitos. Por el contrario, abundan las alusiones a la mitología nórdica, la tradición rúnica, la poesía germánica, las Eddas y otras historias antiguas dentro del amplio canon del black metal pagano. A pesar de estas diferencias sustanciales, el black metal pagano o elemental no es completamente incongruente con el black metal más tradicional. Todavía puede transmitir el mismo sentimiento de aislamiento y misantropía, ya que ambos estilos están diseñados para aquellos que se sienten fuera de lugar entre la multitud.
Black metal en el país del Sagrado Corazón
Es interesante como en Sudamérica varias bandas han sido precursoras de géneros que se convirtieron en fenómenos desde Europa. El caso de los Saicos como una de las bandas principales del proto punk en Perú es particularmente diciente. Sin embargo, es muy probable que Colombia haya tenido una participación más extensa de lo que se ha reconocido en estas negras páginas de la historia. En el seno de una ciudad sitiada por las bombas, las desapariciones y secuestros, la cocaína y la sangre, emergía de entre las sombras el hito que fue Parabellum para el metal mundial.
Conformada por un cuarteto de jóvenes sin técnica y en precaria situación financiera para solventar tiempo en el estudio, la primera banda de black metal de Medellín empezó a causar estragos desde su fundación en 1983. Ya para el año siguiente la banda se enfrentó a varias de las apuestas locales en la recordada Batalla de las bandas, que se realizó en la plaza de toros La Macarena, en la capital antioqueña. Esto no es ya una leyenda sino un hecho documentado que la banda causó tanto alboroto entre la juventud paisa que Kraken, la banda que los seguía en orden de presentación,, ni siquiera pudo salir a tocar, pues llovieron sobre la tarima botellas, piedras y desechos. El premio para este certamen era la grabación de un álbum, galardón que le ofrecieron sin mérito a la banda entonces liderada por Elkin Ramírez. Se creó así una división entre el sonido comercial y el subterráneo que cobijó a bandas como Reencarnación, Mierda, Danger, Masacre, Anti Todo, entre varias más.
Pero esta historia no estaría completa sin Mauricio “Bull Metal” Montoya, cuyo aporte fue clave no solo en la incipiente escena paisa, sino en la historia de todo el black metal nacional. Montoya fue una figura destacada que falleció por su propia mano en 2002 luego de retirarse discretamente del mundo de la música para vivir una vida modesta como profesor de inglés en Carmen de Viboral. Sin embargo, durante la década de los ochenta mantuvo correspondencia con algunas de las bandas más extremas del black metal noruego, presentándole a Euronymous de Mayhem el sonido de Parabellum y, posteriormente, de Reencarnación y Masacre, banda en la que tocó por un tiempo la batería.
Su relevancia no pasa desapercibida, pues el propio baterista de Mayhem, Kjetil Esten Haraldsson Manheim, comentó en un documental de hace siete años la trascendencia que tuvo este sonido colombiano en la incipiente escena del black metal noruego desde mediados de los ochenta hasta el principio de los noventa. Bull Metal también fue central en la difusión del género en nuestro país a través de sus programas de radio Criaturas del Metal en Radio Disco ZH de Medellín o La Cortina de Hierro en Radioacktiva Satélite, adicional a todas las entrevistas que realizó para fanzines y revistas de todo el globo. Con Warmaster Records editó el maldito The Dawn of the Black Hearts de Mayhem (tenga discreción con esta portada), disco que mostraba en la tapa el cadáver de Dead. Su aporte fundamental está por escribirse por su trabajo con todas las bandas del entonces y aquellas que siguieron como Vitam et Mortem, de Carmen del viboral.
Nota del autor: Para conocer más, estos títulos ofrecen miradas mucho más amplias a distintos fragmentos de esta historia: True Norwegian Black Metal we Turn in the Night Consumed by Fire (Johan Kugelberg, 2008); Mors Mystica: Black Metal Theory Symposium (Edia Connole, Drew Daniel y Brad Baumgartner, 2015), Lords of Chaos de Michael Moynihan y Didrik Soderlind (2003) o Tonight It’s a World we Bury: Black Metal, red Politics (Bill Peel, 2023).
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