10 días/10 artistas
Cada día, hasta el 28 de octubre, estará dedicado a uno de los 10 finalistas del Premio Arte Joven 2020 y su obra. Una serie de 10 días/10 artistas para que puedan conocer a estos jóvenes creadores colombianos.
Día 10
Margaret Mariño Molano
Fragilidad y fuerza. Remedo de remedios teje con sutileza un testimonio del tesón y la resistencia de la artista bogotana Margaret Mariño. La obra, finalista del Premio Arte Joven 2020, es un delicado ensamblaje que conecta membranas de gajos de mandarinas con pulpa de algodón para conformar una suerte de tejido orgánico, vivo.
Enfermedad y mandarinas. El nombre de la obra remite al momento que atravesaba Margaret cuando la concibió. La prescripción que recibió mientras atravesaba una dolorosa enfermedad fue tomar días enteros de reposo y comer muchas mandarinas. El ocio desesperante de la cama y el placebo ácido de la fruta conspiraron para hacer posible este ensamblaje. “No hacía sino leer y comer mandarinas. Un día vi los gajos y dije: ‘bueno, estos son hilos, voy a meterlos en libros’. Los metí y me di cuenta que al disecarse se transformaban la textura y los colores. Comencé a pegar uno tras otro y fue creciendo. El material obviamente es rebelde, se quiebra, hay una serie de situaciones que uno no puede controlar, pero pacientemente logré construir toda la red, desde ese día ha ido creciendo”, recuerda Margaret.
Manos y materia. El hallazgo de las mandarinas como materia de su obra tiene un toque de fortuna, pero responde a una exploración constante de la artista a través del tacto. A lo largo de toda su trayectoria, Margaret ha tenido una relación muy consciente de la materialidad y ha experimentado con ella de múltiples formas. A partir de sus acercamientos tempranos con el óleo –al que siempre regresa–, se abrió un camino de búsqueda plástica que la ha llevado a probar con yeso, plastilina, papel celofán y materiales orgánicos, como en esta obra.
Vida y forma. Decir que Remedo de remedios es una obra “viva” no es metafórico. No solo está conformada por una red orgánica, también continúa siendo intervenida por la artista. La versión presentada expuesta en la Galería Nueveochenta es la más grande hasta ahora, pero Margaret continúa tejiendo: “La obra sigue creciendo por razones técnicas, temporales y emocionales. Llegó en un instante de mi vida muy desnudo, y en el que siento que cambié, como si de repente hubiera dejado de ser la mujer que fui y hubiera comenzado a ser otra. Ha seguido creciendo porque año tras año me he reafirmado en lo que descubrí en esa época y esta es una manera de volverlo a tejer”, afirma.
Tiempo y espacio. En 2012, Margaret ganó el Premio Arte Joven, otorgado por Colsanitas y la Embajada de España. Para entonces, era una artista recién graduada, chiquita. El premio la tomó por sorpresa y la plata le sirvió para pagar deudas, viajar y respirar un poco. El impulso de este reconocimiento le dio confianza en su trabajo y otra mirada hacia el futuro. “En ese entonces yo no entendía nada de este mundo del arte. Yo le tengo mucho cariño a este premio, me sirvió para profesionalizarme, entender retos y dinámicas”, recuerda. Hoy, bajo los arcos ruinosos de Mapa Teatro –donde Margaret tiene su taller–, la artista continúa tejiendo con persistencia y calma ese futuro que empezó a abrirse hace ocho años.
Remedo de remedios
Margaret Mariño Molano
Ensamblaje (membranas de gajos de mandarina y fragmentos de pulpa de algodón)
Bogotá
Día 9
Francisca Jiménez Ortegate
Un camión de mudanzas es interceptado y asaltado en la vía a Tumaco cerca del año 2005. La familia de la artista Francisca Jiménez Ortegate pasaba esa época entre un trasteo y otro, siguiendo los pasos de su padre militar. Para entonces, ella tenía apenas 12 años. Meses más tarde recibieron una caja enviada por las Farc: adentro había un montón de fotos familiares, que se convertirían en la materia prima de la obra Esta no es una historia sobre China.
A partir de ese archivo, la artista bogotana va adicionando capas de significado hasta crear una pieza documental de 15:40, en la que esas imágenes de su padre cuentan una historia completamente distinta y distante: delicada, roja, ficticia, china. Una vez ha desclasificado el álbum familiar, la primera capa que Francisca añade es plástica: cada fotograma está sutil o ruidosamente intervenido, alternando entre revelar y ocultar detalles a través del fotomontaje. Después se suman las capas narrativas: por un lado, el material originalmente inconexo es organizado a través del montaje para estructurar un relato coherente; y por el otro, la voz en off de Bo Jie Huang relata en chino tradicional una ficción tan improbable como seductora: una truncada historia de amor nacida durante la invasión militar colombiana a China.
La historia inventada transcurre durante los años ochenta. La forma en que está contada, desde la voz femenina que encarna el arquetipo anacrónico de la doncella oriental, recuerda a Hiroshima mon Amour o a la ópera Madame Butterfly. El recurso del archivo familiar para una recreación documental con tintes históricos hace eco de películas como No intenso agora, de João Moreira Salles. Sin embargo, esta pieza no es una cosa ni la otra: la memoria histórica está viva desde el horizonte familiar, pero lo que esas fotos contenían antes de ser reinterpretadas, intervenidas y resignificadas corresponde a una realidad ajena. La fotografía tiene la capacidad de capturar un instante, la edición tiene el poder de reescribirlo.
El relato escrito por la artista también reúne fragmentos de las historias que su padre le ha contado muchas veces. La China del video está conformada por imágenes de Vietnam, Japón, Singapur, Colombia y China misma, país que su padre conoció durante un entrenamiento militar a bordo del Buque Gloria. El anecdotario de varios militares nutre la voz de la narradora: el personaje observa a este hombre desde sus ojos inexistentes y recrea en cierta forma la manera en que los ojos grandes de Francisca ven a su padre. “Creo que la ficción es una de las herramientas que tenemos para entender la realidad. Todo para mí es una ficción, una reconstrucción. La historia, con mayúscula, también lo es: es un conjunto de ciertos hechos y ciertas imágenes montados por un grupo de personas, es una construcción social. Me gusta jugar con lo que es supuestamente imaginario y con lo documental, que supuestamente es la verdad, pero también es una invención, una ficción, que depende de quién haga el montaje”, afirma la artista.
Esta no es una historia sobre China, pero sí es una historia china y colombiana. Es el testimonio material de un conflicto que se ha transformado en un territorio latinoamericano, es la reinvención de la memoria histórica desde un juego cómico con la ficción, y es el registro de un país remoto al que se pretende conquistar, al menos estéticamente. El video es rojo, como China y como el corazón de esa artista a la que su padre militar llama con cariño “mi hija, la comunista”.
Esta no es una historia sobre China
Francisca Jiménez Ortegate
Video
Bogotá
Día 8
Luz Adriana Vera
Claustrofobia, silencio, una oscuridad blanca. Ver el video performance Afonía es compartir con la artista una experiencia de incomodidad en un espacio metafórico, simbólico y concreto: el género, el cuerpo, un cubo estrecho que se va reduciendo aún más al cerrarse entre hilos negros.
El tejido no es solo un elemento formal, tiene hondas raíces en las motivaciones y la intención de Luz Adriana a través de esta obra. Durante sus años de colegio en Pamplona, Norte de Santander, la artista –al igual que todas sus compañeras mujeres– recibía lecciones de bordado y costura, mientras los hombres aprendían otras artes y oficios, como la pintura. Definir lo que correspondía a unos y otras era una asignación impuesta desde la autoridad a partir de roles de género patriarcales y religiosos.
Cuando entró a estudiar Artes en la Universidad de Pamplona, la artista tuvo un encuentro revelador con los medios que darían forma a sus creaciones. Se encontró con compañeros de regiones que no conocía –la Guajira, los Llanos–, con sus subjetividades diversas y con medios de expresión que no encajaban en lo que hasta ese momento ella entendía como arte. Por un lado, se encontró con el video como lenguaje y, de manera central, vivió un redescubrimiento de sí misma como medio: llegó pensando que iba a pintar, a hacer grabado y se encontró con su cuerpo como escenario de conexiones poéticas o estéticas.
Este performance permite a la artista revisitar ese oficio que ama, pero por el que sintió rechazo al ser un imperativo: “el oficio de tejer se me impuso como el rol de mujer que debo asumir, entonces al volver sobre ello desde otro lugar lo pienso como una transgresión a esa represión y ese cuidado que se va gestando alrededor de mi cuerpo. Eso me ayudó a redefinir no solo mi oficio creativo sino mi propio cuerpo y a tener una apertura de los deseos y de mi postura frente a los otros”, afirma la artista.
La obra expuesta en la Galería Nueveochenta es un registro audiovisual del performance, pero la textura del hilo en movimiento y la exigencia física de la acción nos acercan a ese cuerpo y a ese tacto que Luz Adriana intenta desmadejar a través de su obra. El video es mudo y en blanco y negro. En el plano fijo cerrado solo aparecen tres elementos: el nicho, los hilos y su cuerpo. Aunque el registro dura solo 10 angustiosos minutos, la acción completa le tomó a Luz Adriana 3 extenuantes y dolorosas horas encerrada en ese nicho.
“Simone de Beauvoir me ha dado muchas luces porque habla de cómo el cuerpo nos permite apropiarnos y reconocer nuestra individualidad, desde ahí empieza a generar incomodidad al no ser igual a la masa. No somos un molde repetitivo que está para sostener ideologías o para sostener instituciones de poder. Me interesa lo íntimo porque desde allí podemos desestructurar miradas e imágenes normalizadas”, afirma Luz Adriana.
Afonía
Luz Adriana Vera
Video performance
Pamplona (Norte de Santander)
Día 7
Juan Manuel Parra
Bogotá: cosmopolita, caótica, una capital vertiginosa con casi 10 millones de habitantes; Oicatá: apacible, rural, un municipio de Boyacá. Criado entre Bogotá, Tunja y la finca familiar en Oicatá, Juan Manuel ha crecido en constante movimiento entre estos espacios y sus ritmos. El diálogo entre esas frecuencias aparentemente disonantes configura la esencia de Banda ancha, obra finalista del Premio Arte Joven 2020.
La videoinstalación, expuesta en la Galería Nueveochenta, consta de la proyección de un video monocanal, material sonoro y dos cubos de heno que invitan al espectador a sentarse y mirar la pantalla. El montaje da cuenta del encuentro entre tecnología y naturaleza, un eco del contraste entre la ciudad y el campo, entre lo contemporáneo y lo atemporal. La presencia de esas sillas de fibra natural invoca la ruralidad desde la galería urbana.
En cuanto al video, se trata de una grabación en tres actos: “el primero es un dibujo en Paint que representa a un burro acercándose a su bebedero de agua, una experiencia de la cotidianidad de la finca en un registro digital; el segundo es un experiencia musical que lleva el sonido de la ciudad a ese contexto: un rave para bovinos en el que se mezclan videos de YouTube, desde cantos de vaquería hasta techno; el tercero es una acción performática en la que yo tomo el espacio del bebedero y reposo en él como en una cama, un juego con el espacio rural como reposo del ritmo urbano.
No se trata, sin embargo, de un acercamiento condescendiente y turístico de la ciudad visitando el campo, del centro asomándose a la periferia. Sino de un retorno del artista a un espacio que constituye parte de su ADN creativo. En 2018, su obra Sin medir distancias recurría a una buseta como dispositivo para enfrentar la quietud del pasajero sentado con el movimiento del paisaje urbano a través de la ventana, una suerte de pantalla encendida. En 2019, durante un viaje a Nueva York, desarrolló No matter the place the sun is always the same, una serie de videos proyectados en fachadas y una instalación al interior de un cuarto de Queens; un juego entre el adentro y el afuera, entre la gran ciudad y el pequeño espacio privado que nos corresponde dentro de ella.
La idea de los recorridos y los retornos desde la mirada muy distinta que separa al viajero del turista es un cuestionamiento presente en esas dos obras al igual que en Banda ancha: quien se desplaza, el punto de partida y el lugar de llegada conforman un nuevo espacio que contiene fragmentos de estas tres instancias. Juan Manuel, los bovinos, las busetas; el video, el heno y la música; trípticos de movimiento y encuentro.
Banda ancha
Juan Manuel Parra
Videoinstalación
Oicatá (Boyacá)
Día 6
Ana María Chamucero
El trabajo de Ana María Chamucero parte del instante del encuentro. Se trata de un cruce de caminos en el que media el azar, pero también la intención y la búsqueda. Los objetos ya existen, están afuera, pasaron por otras manos en una primera transformación; la intervención de la artista bogotana consiste en una relectura que a la vez reinventa, como pasar los ojos por una página de la realidad y reescribirla con la mirada propia.
En el caso de Churruscos, obra finalista del Premio Arte Joven 2020, el objeto encontrado es precisamente ese, incluso conserva su nombre, son los mismos churruscos que cuelgan de las plazas de mercado, esos instrumentos tupidos, diseñados para el uso doméstico. La pieza escultórica está compuesta por una sucesión de estos objetos, amarrados uno a otro. Ana María se acerca al objeto encontrado y lo resignifica a través de la intervención plástica: un acto de acumulación y repetición, que se remite al origen natural del objeto. La artista toma crines de caballo, el mismo material que compone estos cepillos, y teje con ese pelo una secuencia de los mismos. De esta manera, estos churruscos son a la vez un objeto áspero industrial y un vestigio orgánico animal.
Las primeras versiones de esta integración orgánica fueron estructuras rígidas, pero la búsqueda de movimiento llevó a la artista a sumar más unidades y generar una forma más inestable y fluida. “Como yo quería atribuirle unas características que el objeto no tenía, la estructura empezaba a colapsar, entonces decidí soltar esa idea y empezar a ver cuál es la forma en que ellos me piden estar dispuestos, la forma en que ellos realmente pueden estar juntos. Con esta acción llegué al volumen casi natural que se deriva de ellos, una estructura que se enrolla sobre sí misma y que de alguna forma hace referencia a una particularidad de la crin que es la memoria”, afirma Ana María.
La obra, expuesta en la Galería Nueveochenta, hace parte de la serie Inventario, un conjunto conformado por tres piezas: estos churruscos de crin, unos híbridos entre butaco y escalera, y una pieza conformada por cajas para arreglos florales; la serie da cuenta de la conexión de la artista con la cultura popular y el quehacer manual. “Tengo un interés especial por los objetos de uso cotidiano, que tienen un componente industrial o seriado, como lo son ganchos de ropa o coladores plásticos. Pero últimamente me interesa trabajar con objetos que de alguna forma están vinculados con procesos que tienen que ver con el bricolaje, con la hibridación o que están construidos a partir de materiales aparentemente endebles pero que forman estructuras de gran resistencia”, afirma la artista.
Churruscos
Ana María Chamucero
Ensamblaje (alambre y crin de caballo)
Bogotá
Día 5
Lina Mazenett
El río Atrato recorre 750 kilómetros desde su nacimiento en Cerro Plateado hasta su desembocadura en el Mar Caribe. Su trayecto navegable es la ruta de comunicación entre poblaciones ribereñas y en la espesura de sus aguas reposan los peces que alimentan a miles de lugareños; el Atrato es la arteria fluvial del Chocó. Sin embargo, no todo es vida bajo el lecho oscuro del río: en medio de la naturaleza exuberante, la minería hace de esta una riqueza desigual y paradójica. La extracción de oro, que atrae corporaciones y aventureros ilegales hacia a esta región, implica la presencia de otro metal: líquido, vivo, volátil, tóxico, el mercurio circula por las aguas ocres del Atrato.
La complejidad inseparable de ese cauce es la motivación y la silueta de ese trayecto es la esencia plástica de Río Atrato en mercurio, obra de Lina Mazenett, finalista del Premio Arte Joven 2020. Un tubo de cristal reproduce a escala el curso del río y, al igual que el Atrato, el cilindro translúcido contiene mercurio. La producción de esta frágil pieza y el difícil manejo de un material tan elusivo como el mercurio fue un trabajo conjunto entre Lina y el reconocido artesano del vidrio Carlos Conde.
El interés de la artista por este río comenzó al conocer la sentencia T-622 de 2016, a través de la cual la Corte Constitucional reconoció al Atrato como sujeto de derechos. Desde ese punto, Lina comenzó un proceso de investigación que la llevó a estudiar la situación compleja del río, a conocer testimonios de personas de la región afectadas por el mercurio y a explorar la cartografía de este departamento emboscado entre aguas y selvas.
El recorrido del mercurio acaba mezclando esas historias en una misma sustancia: atraviesa las vidas, las aguas, la miseria y la riqueza. “Los procesos de extractivismo están haciendo mella en las personas, los peces, las plantas. Desde mi práctica, me interesa desdibujar las fronteras entre categorías como la naturaleza y la cultura. Trato de entenderlo y expresarlo como una continuidad. Los seres humanos no estamos fuera de la naturaleza, hacemos parte de ella”, afirma la artista tolimense.
No es la primera vez que Lina se acerca a un río como tema central ni es su primera experiencia valiéndose de la revisión de mapas para desarrollar su obra. Dos proyectos anteriores dan cuenta de ello. Una residencia en Leticia le permitió vivir de cerca la relación con el río Amazonas y hallar sus inesperados vínculos con los Emiratos Árabes; el resultado se llama Transatlantic Journey, un intercambio entre arenas del desierto árabe y tierra del lecho amazónico. Por otro lado, en 2018, Lina creó Cartografía de la contienda, un césped artificial recortado con la silueta de un particular mapa: la ruta que recorre el jaguar a lo largo de 9 países de América.
La exploración del territorio es una preocupación central en los proyectos de Lina. Este tema también constituye uno de los ejes curatoriales de la muestra de Arte Joven 2020, expuesta en la Galería Nueveochenta. Al igual que otras de las obras que se adentran en estos terrenos sensibles, el elemento político emerge de manera inevitable, pero no supone una renuncia a la intención plástica. La belleza delicada de este cilindro de cristal entra en tensión con la pesada carga simbólica del líquido que contiene. En palabras de Lina: “Mi acercamiento al territorio no es desde el lado romantizado de la idealización de la naturaleza, del paisaje, pero tampoco es una obra de denuncia o un panfleto. Trato de integrar todas esas sutilezas para abrir la experiencia a diferentes interpretaciones. Este tubo puede ser la cuenca de un río, pero también puede ser un sistema circulatorio, o un termómetro lleno de mercurio, o un espejo líquido, como el primer espejo: el reflejo escurridizo sobre la superficie de un cuerpo de agua”.
Río Atrato en mercurio
Lina Mazenett
Instalación (tubo de vidrio y mercurio líquido, base de madera y urna de acrílico)
Ibagué
Día 4
Felipe Lozano
Aunque fue concebida y realizada un par de años antes del estallido de la pandemia, La soledad en tiempos de Netflix parece un presagio que retrata fielmente el aislamiento y la virtualidad que han marcado para muchos jóvenes el transcurso de este 2020.
Se trata de un montaje audiovisual conformado por tres videos simultáneos, en los cuales el artista se apropia de la estética de las grabaciones de youtubers e influencers para mostrar una serie de productos que prometen ayudar a superar la soledad sin necesidad de una compañía humana. Las tres situaciones revelan facetas, personalidades y formas de afrontamiento del vacío a través de la tecnología, la compañía artificial o la huída.
Aunque la videoinstalación apela al lenguaje audiovisual de YouTube, la referencia a Netflix en el nombre tiene una honda raíz en el detonante de su creación. La obra surgió en medio del frío canadiense, mientras Felipe hacía una residencia artística en Montreal. Durante ese periodo, el artista experimentó la soledad propia, pero también fue testigo de formas distintas de relacionarse con ella. Netflix fue su compañía, como para muchos; una compañía relativa, paradójica, capaz de anular la experiencia del presente. “Para ese momento, leí un artículo en el que hablaban sobre cómo Netflix ha salvado relaciones amorosas: dos personas con problemas de comunicación se sientan a ver juntas la pantalla sin tener que relacionarse con quien está a su lado”, afirma el artista.
A lo largo de su trayectoria, la obra de Felipe ha transitado por diferentes medios: dibujo, pintura, instalación, video y medios digitales. Actualmente está trabajando retratos con inteligencia artificial, pero mezclados con una técnica tradicional como es la pintura. Esa interdisciplinariedad y ruptura en las fronteras entre medios y lenguajes es tan central en su obra como en la de muchos de los artistas participantes en esta edición del Premio Arte Joven. Felipe es consciente de la conversación que, en ese sentido, su obra establece con otras voces contemporáneas: “Somos una generación muy preocupada por el medio y con un fuerte interés por el video, quizá porque somos muy audiovisuales: hemos crecido con la televisión y con internet. También siento que otras obras que vi en la muestra comparten el interés por problemáticas de nuestra época: el género, el medio ambiente y las relaciones mediadas por el aislamiento”.
Tanto los fondos de los videos, como la instalación de las pantallas y audífonos en la obra expuesta en la Galería Nueveochenta son impecablemente blancos. Además de la efectiva intención plástica que da fuerza al montaje, esta decisión evoca una de las raíces del trabajo del artista graduado en la ASAB y estudiante de la maestría en Investigación en Arte y Creación de la Universidad Complutense de Madrid. “Mi trabajo parte de la historia personal y se remite a mi origen a través de una tecnología de reproducción artificial llamada fecundación in-vitro; me cuestiono sobre la condición humana desde el hecho de haber sido fabricado en un laboratorio por medio de un proceso por el que mis padres pagaron”, afirma Felipe. Esa pregunta por el origen artificial es central en su obra anterior ART –la palabra “arte” en inglés, pero a su vez la sigla Artificial Reproduction Technology–, una instalación que proyecta videos de deseos en probetas y tubos de petri. En el caso de La soledad en tiempos de Netflix, el montaje blanco y esa asepsia clínica son un eslabón sutil con los ambientes clínicos y de laboratorio; fríos como la soledad y capaces de transformar el mundo a través de la tecnología.
La soledad en tiempos de Netflix
Felipe Alejandro Lozano
Video
Bogotá
Día 3
Juan Camilo Arévalo
¿Dónde comienza el cuerpo? ¿Hasta dónde se extiende? ¿El cuerpo opera como factor determinante de nuestra identidad o como el principal medio de expresión de la misma? ¿Es la piel solo una frontera entre el adentro y el afuera o también el plano que delimita lo que realmente somos y lo que otros ven?
En su obra Barbarroja, finalista del Premio Arte Joven 2020, Juan Camilo Arévalo transgrede su propia piel y extrae del interior restos vivos de su cuerpo, ajenos a su identidad. En este performance, la artista de Ibagué extrae su vello facial con una pinza depilatoria. La acción, a la vez violenta y delicada, deja en la piel un rastro de sangre e irritación que traza la silueta de una barba enrojecida, pero ausente: una barba sin barba, una piel desnuda que exterioriza la disforia de la artista hacia sus rasgos masculinos.
Aunque Juan Camilo hizo un registro audiovisual de esta acción performática, el formato de la obra expuesta en la Galería Nueveochenta está conformado por una serie de nueve stills tomados del video y dispuestos a manera de secuencia fotográfica. La décima pieza que conforma Barbarroja es un dibujo trazado con el vello facial de la artista. La decisión de presentar el performance de manera documental y la de elegir imágenes fijas en lugar de movimiento dan cuenta de su relación con el cuerpo y el espacio, y tienen una clara intención plástica y conceptual.
Juan Camilo llegó al performance después de haber transitado por técnicas tradicionales como el dibujo y la pintura; formas de representación de la realidad. Pero cuando se adentró en el trabajo con el cuerpo su forma de ver el mundo, de relacionarse con el mundo, cambió totalmente. “Desde entonces, el arte ha sido central para entenderme y conocerme. A mí no se me da la puesta en escena pública de una acción, para mí es algo que ocurre en mi privacidad. En este caso, se trata de una acción cotidiana e íntima que comparto a través del registro documental. La última pieza de Barbarroja es un dibujo hecho con fibra capilar, con tejido vivo dispuesto sobre una hoja de papel. Son los restos de una persona que sigue viva; vestigios de un cuerpo masculino, separados de mí”, afirma Juan Camilo.
El tema del género es transversal a su obra, pero su acercamiento al mismo ha evolucionado con los años: “Ahora estoy en una búsqueda más allá de la dualidad hombre-mujer, mi pregunta actual es por la identidad, incluso la disolución de esa identidad asociada con el binarismo del género”, afirma. Barbarroja fue concebida durante la cuarentena, mientras estaban vigentes las medidas de pico y género, y esta pregunta forzosa por cómo aparecemos ante los ojos de la sociedad fue uno de sus detonantes. “El Estado daba a la ciudadanía la potestad de definir qué es un hombre y qué es una mujer, a partir de las construcciones tradicionales de estos roles. Yo traté de cuestionar esa imposición exhibiendo las marcas en mi piel enrojecida. Eso me confrontó de nuevo con la certeza de que mi imagen no es mía, sino de quienes la están percibiendo”, recuerda la artista.
El nombre de la obra no solo obedece de manera textual a esa cara enrojecida de la artista. Se trata también de un juego con las connotaciones viriles asociadas a ese nombre genérico que se ha atribuido a distintos personajes históricos: un corsario otomano, un emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y una egresada de la Universidad del Tolima. Los dos primeros: machos, conquistadores, con abundante pelo rojo en la cara; la tercera: huesuda, delicada, en una búsqueda por responder preguntas y disolver prejuicios a través de su cuerpo.
Barbarroja
Juan Camilo Arévalo Roa
Performance (registro fotográfico y vestigio de vello facial)
Ibagué
Día 2
Laura Castañeda
Laura vive en Sopó, los cuatro caballos también. El encuentro fortuito entre ellos está mediado por la imagen y el lenguaje. La cámara en manos de la artista disuelve la distancia y resignifica esta escena cotidiana a través del video. En Instrucción para la realidad, obra finalista del Premio Arte Joven 2020, el plano delimita el espacio –un apacible paisaje verde de la sabana– y la edición manipula el tiempo –la voz en off del locutor radial Juan Pablo Latorre parece imponerse a los movimientos equinos, presagiarlos, controlarlos–.
La obra de esta artista visual de la Javeriana se ha valido de medios plásticos como la escultura, el dibujo y la instalación. Sin embargo, en esta obra es el video lo que posibilita ese intercambio entre la imagen y la palabra, pues la escritura es otra de las líneas creativas de Laura. “Un concepto muy importante en mi trabajo ha sido entender el lenguaje como un conjuro y como una invocación de lo que puede llegar a ser. Esta posibilidad está mediada por el tiempo. En este caso la edición de video es la herramienta que permite jugar con esos montajes de tiempo y superponer el lenguaje y la realidad”, afirma.
En ese ejercicio de manipulación de lo que percibimos como real, Laura se vale de dos recursos presentes en su trabajo. Por un lado, está el humor como forma de acercarse a lo que está afuera y reinterpretarlo a través de un filtro caprichoso. Por otro lado, está el factor sorpresa: desacomodar al espectador con el encuentro entre dos registros disonantes. “Desde lo plástico, es una pieza muy bien resuelta técnicamente; en cuanto a la intención, valiéndose de muy pocos elementos esta obra imprime una dosis de humor a la muestra y pone a prueba los alcances del video como medio”, afirma Carlos Hurtado, director de la Galería Nueveochenta, sede del Premio Arte Joven 2020.
Otras dos piezas de su trabajo dan cuenta de estos mismos recursos: en 2019, durante un intercambio en Santiago de Chile, creó Paisaje escénico. En esta obra un ventilador sostiene con la potencia del viento un paisaje construido con pasto artificial; de manera sorpresiva, el paisaje se eleva y esa tensión de fuerzas desafía la espacialidad y el tiempo. Actualmente, Laura trabaja en Galletas mariposas: un producto ficticio que juega con el doble sentido, materializando la metáfora romántica de sentir mariposas en la panza. El lenguaje y la imagen en una tensión divertida que moldea lo real.
Instrucción para la realidad
Laura Castañeda León
Video
Sopó
Día 1
Gloria Sebastián Fierro
Frente al nublado cerro La Teta, desde una terraza en el barrio La Candelaria de Bogotá, Gloria Sebastián Fierro (31 años) pasa horas observando los cambios del horizonte en contacto con el cielo. Saca el caballete y pinta frente a la montaña. La contemplación de ese cerro tutelar, hermano de Monserrate y Guadalupe, ocupa sus ejercicios pictóricos recientes.
La naturaleza es un tema transversal en las pinturas de Gloria Sebastián. Empezó a pintar paisajes y animales en lienzos de gran formato desde los últimos años de su carrera universitaria. También desde entonces, la experimentación con el color fue un ejercicio consciente que marcó la identidad de las primeras muestras que hizo en Bogotá, con La Central, en 2013, y durante su maestría en Nueva York, una experiencia dura pero provechosa que lo llevó a ser seleccionado entre los 10 artistas para mirar del Armory Show 2015.
El paisaje vuelve a ser protagonista en la pintura Cuando entras y sales, obra finalista del Premio Arte Joven 2020. En medio de una espesa vegetación saturada con intensos azules y verdes, una figura humana se abre camino entre dos hongos. La pieza hace parte de la serie Colección de lo que no está, expuesta en Italia en 2018. “Trataba de descifrar cómo referirme a las cosas por su ausencia, ser excesivamente descriptivo para evidenciar lo que no está presente. Cada una de las 13 pinturas presenta una situación narrativa, en conjunto conforman una secuencia que transmite la idea de transición de un lugar a otro, lugares sin definición concreta. Son también representaciones de procesos perceptivos, entendiendo la percepción como una forma de creación”, afirma Gloria Sebastián.
Nutrida con la observación de la pintura futurística y metafísica, la obra pictórica de este artista explora los ires y venires entre lo figurativo y lo abstracto. En palabras de Ximena Gama, curadora del Premio Arte Joven 2020, “el tema central de esta obra es una figura en desplazamiento. En ella la artista logra mostrar un intervalo de tiempo y espacio donde sucede un encuentro. La imagen de una acción detenida en la pintura hace parte de un interés de la artista por pensar el fin de la narración. Un relato que no inicie y no finalice, simplemente suceda en el tiempo”.
Dos aspectos formales potencian esta intención del artista. El formato de 2,00 x 1,50 resulta imponente en la sala y la arriesgada elección cromática atrapa la mirada. “El color ha sido para mí un recurso que acentúa la ficción y que cuestiona qué tan real puede ser esa ficción. García Márquez dice que una vez las cosas son contadas suceden realmente, y yo pienso que lo mismo aplica para la pintura. Estos verdes y azules desafían la realidad, pero también dan cuenta de un entendimiento concreto de la temperatura, la humedad y la espesura de un lugar fértil y frío. El verde también es señal de enfermedad, del cuerpo enfermo”, afirma el artista.
La escena transcurre en la misma finca donde el artista pasó su infancia, en la vereda de Namay, cerca al municipio de Sasaima. Hace casi treinta años, la historia del pueblo fue marcada por la devastadora explosión de un oleoducto; desde entonces, el padre de Gloria Sebastián ha dedicado su vida a una lucha por la reparación simbólica y por la reconstrucción de la vereda. El nombre que puso a su finca confirma esa mezcla de esperanza y persistencia: El Porvenir. Sin embargo, esa mirada cifrada en el futuro tiene para Gloria Sebastián el alto costo de descuidar el presente, el olvido de que cada paso hace parte del trayecto. El artista regresa al porvenir, pero se resiste a esperarlo, consciente de que al avanzar despacio podemos vivir el presente, como ese caminante en un lugar azul, verde e incierto, atrapando el instante cuando entras y sales.
Cuando entras y sales
Gloria Sebastián Fierro
Óleo sobre lino
Bogotá
Al final de este ciclo de 10 días/10 artistas, el jurado escogerá el primer y segundo lugar de esta edición. El anuncio será transmitido en vivo el jueves 29 de octubre a las 5:30 p.m. a través de las cuentas de Instagram @artejovencolombia y @bacanika. El ganador obtendrá $30.000.000 y una residencia de trabajo de una semana en Madrid, otorgada por la Fundación Carolina; el segundo lugar recibirá, $15.000.00, y los otros ocho finalistas recibirán $1.500.000.
Estos son los 10 finalistas y los días que estarán dedicados a ellos:
Día 1 (lunes 19 de octubre)
Gloria Sebastián Fierro Castro
Cuando entras y sales
Óleo sobre lino
Bogotá
Día 2 (martes 20 de octubre)
Laura Castañeda León
Instrucción para la realidad
Video
Sopó
Día 3 (miércoles 21 de octubre)
Juan Camilo Arévalo Roa
Barbarroja
Performance (Registro fotográfico y vestigio de vello facial)
Ibagué
Día 4 (jueves 22 de octubre)
Felipe Alejandro Lozano Hurtado
La soledad en tiempos de Netflix
Video
Bogotá
Día 5 (viernes 23 de octubre)
Lina Mazenett
Río Atrato en mercurio
Tubo de vidrio y mercurio líquido, base de madera y urna de acrílico
Ibagué
Día 6 (sábado 24 de octubre)
Ana María Chamucero Molina
Churruscos
Ensamblaje. Alambre y crin de caballo
Bogotá
Día 7 (domingo 25 de octubre)
Juan Manuel Parra Chaparro
Banda ancha
Videoinstalación
Oicatá (Boyacá)
Día 8 (lunes 26 de octubre)
Luz Adriana Vera Rivera
Afonía
Video performance
Bogotá
Día 9 (martes 27 de octubre)
Francisca Jiménez Ortegate
Esta no es una historia sobre China
Video monocanal
Bogotá
Día 10 (miércoles 28 de octubre)
Margaret Mariño Molano
Remedo de remedios
Ensamblaje de membranas de gajos de mandarina y fragmentos de pulpa de algodón
Bogotá
Catálogos de ediciones anteriores
Premio Arte Joven 2019
Premio Arte Joven 2018
Premio Arte Joven 2017
Premio Arte Joven 2016
Premio Arte Joven 2015
Premio Arte Joven 2014
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