Esto no es un horóscopo: Piscis
Mestre Astral regresa lleno de luz y preguntas compartidas con todos los Piscis. Si febrero es tan corto, quizá esa brevedad encierra algo insondable. ¡Ojo, bebés!
Si usted es Piscis y siempre se ha preguntado qué carajos es lo que comparte con los demás nacidos al final de febrero e inicios de marzo, o simplemente quiere entender cómo es que son estos personajes por su sol, luna o ascendente, aquí le tenemos el mapa para que sepa en qué se mete cuando sale con uno de ellos. O con una de ellas.
Piscis 101
Piscis completa la trilogía del elemento agua, junto a Cáncer y Escorpio, representantes de las emociones, los sueños, las artes oscuras, la intuición, las sombras de la conciencia y sus fronteras. De los tres, es el que pertenece a la siempre cambiante, adaptable y tantas veces inconsistente modalidad mutable. De ahí que el signo Piscis sea caracterizado por una emocionalidad y mentalidad vaporosa, grácil, a veces ingenua, a veces inmisericorde y por lo usual muy dada a la añoranza, la idealización y la nostalgia de un tiempo –o personas, lugares, experiencias y posibilidades– que en realidad no fueron mejores, sino que simplemente fueron.
Los peces representan todas aquellas cosas del mundo que ponen fin y fronteras al ego: el caos, la entropía, la locura y los psiquiátricos, los alucinógenos y las adicciones, el dolor colectivo y la compasión, la iluminación divina y la lucidez. Con ese arsenal, parece que tuvieran superpoderes, los desgraciados. Y con las posiciones adecuadas, va uno a ver y sí, pero a qué costo.
Los Piscis tienen la conciencia conectada por banda ancha con la central del cosmos y perciben las cosas en el vibe de los lugares y las personas (incluyendo hasta sentimientos ocultos y tensiones ajenas). Por ahí también reciben señales, ideas, melodías, imágenes, lo que les da a muchos nativos piscianos los talentos artísticos, mentales o psíquicos que tantas veces sorprenden al resto.
Las versiones más místicas y New Age de la astrología dicen que son las almas más viejas entre los vivos, y que todo su escapismo no es más que el terror acumulado al enorme sufrimiento que ya han vivido en sus miles de reencarnaciones anteriores, que de ahí esos ojos profundos como abismos o ríos de almas que los caracterizan. Quién sabe. Pero eso sí, lejos de ser los taciturnos vegetarianos que se está imaginando, los Piscis son una fiesta, y por un motivo muy específico: son los patrones de toda esa indumentaria cultural que nos disuelve la realidad y nos hace llorar cantando rancheras con desconocidos, o tener visiones de jaguares y pájaros que hablan en lenguas indígenas.
Según las conexiones que ofrezca su carta, los nativos de este signo por Sol, Luna o ascendente pueden ser felices cerca de las expresiones más profundas del alma humana: suelen ser excelentes psicólogos, músicos, poetas, artistas, místicos e incluso analistas del caos en un rango tan amplio que cubre desde el esoterismo hasta la guerra y el mercado financiero. A menos de que algo en tierra, aire o fuego los ayude a compensar, se les da bastante mal frentear, diferenciar sueños de realidades, disociarse de sus propios sentimientos y dejar de idealizar su vida y las personas que la atraviesan. Pero por eso mismo, son amigos y parejas entrañables, dulces, serenas, empáticas y sensibles. Cuídese, eso sí, de la gratuidad, ofensa y pesadez con ellos: como con los demás signos de agua, las consecuencias de su rabia o resentimiento pueden ser auténticos tsunamis. El horror de Piscis ante el sufrimiento humano puede tornar su simpatía y sensibilidad en un auténtico tifón: resentidos, evasivos e inclementes místicos militares han sido hijos del signo con aspectos violentos en su carta que propiciaron un caos y horror digno de la peor locura: Adolf Eichmann y Osama Bin Laden, para mencionar solo a dos.
Los que tienen la Luna en este signo viven literal, metafórica y astralmente allá. La sensibilidad emocional del signo se exacerba con esta posición y produce unos soñadores muy dados al anhelo de sus relaciones, incluso (y a veces en especial) cuando son imposibles o intermitentes. Pueden caer con frecuencia en invisibilizar su propio dolor para darle a los demás el espacio para compartirlo, mientras amordazan y represan unos sentimientos que terminan por desbordarlos. El tip clave con ellos puede ser preguntar: nunca dar por sentado que están bien, pues los hijos de los peces pecan al creer que todos gozamos de su sexto sentido para percibir que necesitan una mano.
Orígenes piscianos
Después de vencer a los titanes y a Gaia, los dioses del Olimpo se paseaban por el mundo y disfrutaban de su recién ordenado cosmos. Pero aún esperaba una última sorpresa: el monstruo Tifón, hijo del Tártaro y Gaia, que sorprendió cerca de las aguas del Eufrates en Mesopotamia a Afrodita y a su hijo Eros. Aquí las versiones divergen: algunos establecen que un par de peces rescataron a los dioses, otras que los dioses se convirtieron en dos peces para huir y refugiarse en las oscuras profundidades del río. La constelación de los dos peces representa un mito de evasión ante el peligro, de salvación por dilución, de trascendencia y durabilidad por transmutación y alcance a las profundidades.
La historia del descubrimiento del planeta Neptuno, su regente moderno, es curiosa en tanto refleja en muy buena medida la naturaleza evasiva, nebulosa e iluminada del signo que gobierna. Fue descubierto en 1846 por el astrónomo francés Urbain Le Verrier –para más ironía, un Piscis– y no mediante la observación, sino mediante el cálculo matemático puro a partir de las ecuaciones y la teoría de la gravitación de Newton. Gracias a estos cálculos, los astrónomos alemanes Johann Gottfried Galle y Heinrich Louis d’Arrest pudieron observarlo por primera vez con un telescopio ese mismo año. Pero aún más sorprendente es que los mismos cálculos de Le Verrier permitieron comprobar que el planeta ya había sido observado con anterioridad por otros, incluyendo al genial Galileo Galilei, que creyó, como otros, que se trataba de una estrella fija, desconocida, extraña y distante.
Neptuno y Piscis, regentes del caos en que todo pierde y gana su forma, tocan las cosas y las disuelven, las rodean de una nebulosa extraña, las hacen ilusorias y pasajeras, así como nos arrojan intuiciones, mensajes, pistas que parecen proveer mensajes en lenguajes sofisticados y encriptados como la matemática, la música o los oráculos. Y eso mismo es lo que tantas veces traen a nuestras vidas los alucinados, compasivos y atormentados piscianos.
El panteón Piscis de nuestros días
Entre algunos de los piscianos más famosos de nuestra era están los cantantes Kurt Cobain, Rihanna, Justin Bieber, Nat King Cole, Flavor Flav (jaja, sí) y la gran Nina Simone; los escritores Jack Kerouac, Dr. Seuss, John Steinbeck; el visionario empresario, diseñador y programador Steve Jobs; el cineasta Spike Lee, el arquitecto Frank Gehry y los músicos Ornette Coleman, David Gilmour y George Harrison, por no hablar del gran físico Albert Einstein.
Sin embargo, algunos de los mayores exponentes de la sensibilidad privilegiada de estos nativos los pone la historia del arte occidental, y especialmente de la música: los compositores Georg Friedrich Händel, Antonio Vivaldi, Maurice Ravel y Heitor Villalobos eran todos hijos del último signo del zodiaco, y eso sin mencionar al gran pintor, arquitecto y escultor italiano Michelangelo Buonarroti y al gran novelista y poeta francés Victor Hugo.
Gabriel García Márquez, el icónico periodista, cuentista y novelista colombiano, era también hijo de los peces. Y tanto que nació con dos conjunciones piscianas, lo cual acentuó con creces unas potentes habilidades creativas (Sol) que le traerían expansión personal y material (Júpiter) por medio de su innovadora (Urano) versatilidad comunicativa (Mercurio) al desarrollar su relación con el mundo de las publicaciones y los grandes colectivos como la nación o la humanidad (casa 11). Tip de astrólogo: ¿Cómo saber qué podría iluminar el espíritu creativo de este hombre privilegiado para echar cuentos? Su regente pisciano, Neptuno está en la zona del hogar y la familia (casa 4) y en paso hacia la casa 5 de la creatividad y la expresión creativa: ya venía cantado que este hombre habría de contar, imaginar y llevar al mundo brumoso de los sueños y el caos pisciano, todo lo que por vena familiar habría de heredar como historia colectiva y personal. Qué cielo el de este hombre.
Así que ya sabe de qué va esta gente. Ámelos por lo que son: la forma más dulce e imprevisible del caos, la compasión y la evasión. Y si usted por estos días tiene el cumpleaños de uno de estos mágicos personajes, piense que la poesía, el arte, la ilustración, el cine, la fotografía son excelentes regalos. Para los más Nueva Era entre ellos, puede matarlos de la felicidad con una ancheta esotérica de cuarzos, palo santo, inciensos y atrapasueños. Si van de fiesta, ya sabe que ellos son los patrones del licor y la psicodelia: un buen spirit puede ser una gran elección. Y si no, sepa que los regalos hechos con las propias manos o las plantas son otros disparos certeros al corazón de estos caóticos, empáticos y divertidos seres.
Por: Jorge Francisco Mestre / Ilustraciones: Camilo Galindo / Animación: Luisa González
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