20 ilustradoras paisas imperdibles
Reunimos a varias de las ilustradoras paisas más reconocidas en el medio junto a caras nuevas que quizá usted todavía no tiene en su radar. En este listado va a encontrar algunos de los trabajos más llamativos de las ilustradoras de esa región.
n Bacánika siempre buscamos resaltar el trabajo de los creativos de todas las regiones del país, ya sea mediante convocatorias como el Premio Arte Joven y el Salón Visual o mediante nuestras propias curadurías y listados que realizamos frecuentemente. En esta ocasión nos dimos a la tarea de juntar en un solo artículo a las ilustradoras paisas que más nos llaman la atención.
Más allá de la denominación geográfica y la calidad del trabajo de estas artistas, estas 20 ilustradoras nos abren un horizonte amplio y lleno de contrastes. Todo un movimiento de jóvenes ilustradoras se viene gestando esta región del país. En ello han sido claves espacios como la editorial Tragaluz y las revistas Micelium y Blast, entre otras iniciativas con el ojo puesto en la gráfica, el cómic y la ilustración.
Su nombre es Alejandra Vélez, pero quizás sea más conocida por su seudónimo, Amarilla Verde Limón. Esta ilustradora ha trabajado en varios proyectos editoriales, algunos ganadores de becas de creación, como el libro Elegía a Desquite, que actualmente se encuentra en proceso de producción. También ha participado en proyectos con universidades y empresas de la ciudad como la Universidad de Antioquia, Santillana o la Eafit.
“Me he dado cuenta de que con poco se puede decir mucho”, explica refiriéndose a su forma de ilustrar. “Si pudiera definir mi trabajo en palabras, sería una mezcla entre pensamiento, espíritu y poesía, todo enmarcado desde una mirada introspectiva y a veces filosófica, en la que procuro siempre llevar un mensaje honesto y natural. Me gusta unir conceptos contrarios, meter cosas dentro de otras, contraponer lo grande con lo pequeño, sacar a los personajes de los límites de la ‘realidad’. Jugar a lo que no se puede y hacerlo posible”
Esta diseñadora e ilustradora independiente tiene una propuesta enfocada en relatar dinámicas cotidianas, sociales y personales a través de un estilo fresco, pop, colorido y a la vez melancólico. Sus obras a veces emplean elementos cómicos y de doble sentido en medio de tonos pasteles y algunos colores fríos.
Valentina, también conocida como Tinejita, es una artista que se ha dado a conocer por medio de la autogestión, liderando o haciendo parte de proyectos creativos relacionados con la moda, el diseño y el sector audiovisual de Medellín.
Daniela es una ilustradora cuyo trabajo resultará familiar para quienes leen este medio. No solo hizo parte de los seleccionados de nuestro anterior Salón Visual, sino que también ha ilustrado varias historias en Bacánika. La más reciente es una que tiene que ver con las mudanzas en medio de la pandemia, en la cual trabajó una semana después de haberse mudado ella misma. “Dibujé en medio de las cajas sin abrir y el desorden de mis cosas, la experiencia fue de cierta manera un apoyo en ese momento raro de transición”. También ha ilustrado en la recién estrenada revista Micelium y actualmente trabaja en un libro de Fábulas. El trabajo de contornos delicados y sofisticados cuerpos largos ha sido publicado en diversos proyectos editoriales y en medios como El Malpensante.
“Hay una torpeza en la perspectiva y las proporciones que caracterizan mis ilustraciones. En mis libretas dibujo lo que me trae alegría, lo que me llama la atención, lo que me duele o lo que tengo que digerir”.
Andrea Ramos es una ilustradora y diseñadora paisa radicada en Nueva York. Entre sus obras se pueden encontrar referencias a distintas culturas y una influencia de la animación japonesa y el manga. “Mi estilo actual es una combinación entre manga japonés y semirealismo, que cubre conceptos mágicos y fantásticos, buscando contar una historia y evocar una emoción o conexión”.
Gran parte de su trabajo lo realiza de forma análoga con tinta, micropunta y papel acuarela, sin embargo también ha explorado la ilustración digital. Andrea tiene su propia tienda en la que comercializa su arte en forma de stickers, prints y demás mercancía.
“Expresivo, emocional y en constante construcción”, así define su estilo de ilustración Carolina Cardona, una artista que se ha hecho un nombre reconocido en la comunidad de ilustradores del país y que también hizo parte de nuestro anterior salón Visual. “Me gusta mucho incluir texturas y dejarme llevar poniendo rayones y haciendo que la paleta de colores sea la protagonista”, expresa ella.
Entre sus trabajos destaca los proyectos colaborativos que ha realizado con distintos artistas del país como We Love Robots en conjunto con el colectivo La Rana Peluda.
Una de las cosas que destaca en las ilustraciones de Alejandra Londoño es su uso del color. Uno podría decir que es su sello a la hora de dibujar. “Trato de darle mucho protagonismo creando diversas paletas, ya sean en colores monocromáticos con acentos o en el uso de cálidos y fríos”.
Además de eso, Alejandra disfruta de explorar el tema de lo femenino en sus obras, con toda la amplitud que este concepto puede abarcar. Varias de sus piezas se inspiran en el Art Nouveau y en lo orgánico para dar forma a figuras femeninas combinadas con elementos culturales y estéticos.
Sus ilustraciones han hecho parte de revistas como Storytime Magazine, además de haber sido impresas en mercancías como cuadernos, o diseños textiles.
La ilustradora de nuestra columna Mamá Millenial, describe sus trazos como “un estilo simple que mezcla ilustración, texto y animación. Con pocos elementos y colores, es el dibujo como relato, como vehículo para comunicar sentimientos, humor, cotidianidad, donde primero está el mensaje y luego la forma”.
Mariana es una ilustradora con una amplia experiencia que le da valor al trabajo personal y a los proyectos que permiten experimentar sin ataduras. Sobre todo cuando estos proyectos invitan a reflexionar a las demás personas, o cuando la gente puede sentir que se apropia de las ilustraciones y las ideas que éstas comunican.
El nombre de Juliana es otro que también resuena fuertemente entre las ilustradoras paisas. Sus piezas han hecho parte de proyectos como el podcast La no ficción o Palabras rodantes, este último liderado por el Metro de Medellín y Comfama. También ilustró una historia de la periodista Andrea Uribe Yepes para Bacánika a principios de este año, llamada Un escritorio brújula.
De acuerdo con Juliana, más que un único estilo definido en sus ilustraciones, lo que podemos encontrar al mirar su trabajo es una cercanía en la paleta de color y el trazo. “Siempre he sido muy fan de la ilustración de los años 50's, quizás por que he trabajado en el entorno de animación. Es un estilo donde predomina la textura, las formas asimétricas y la anatomía de los seres vivos puede variar”.
“No considero que tenga un ‘estilo’ como tal, pero he descubierto persistencias estéticas y metodológicas en lo que hago que de alguna manera continúan saliendo cada vez que me siento a trabajar. Si le pusiera adjetivos a esas persistencias serían: simple, seco, cotidiano, mixto... tal vez humano; y todas están ligados a mi gusto por la vida diaria o lo documental”.
Alejandra es una artista cuyo enfoque principal es la animación, sin embargo, el cómic y la ilustración también hacen parte de su portafolio. Entre sus proyectos, ella destaca la portada de la reciente Revista Micelium, el cómic Hola extraño y el corto animado Una gallina.
Las ilustraciones de Estefanía suelen estar alimentadas por lo que ella llama “espacios comunes de la infancia'', es decir, cultura popular, videojuegos y animación. “Siempre enfrento cada ilustración como un nuevo reto para explorar la estética y las herramientas digitales, que me permita contar una historia con toques cálidos y personales”.
Esta artista ha hecho múltiples ilustraciones a título personal y como parte de colectivos. El año pasado, por ejemplo, participó en el cacerolazo ilustrado en apoyo a las movilizaciones sociales que hubo en el país. También ha ilustrado artículos para Bacánika
Para Alejandra lo más importante es la espontaneidad en el momento de dibujar. Según ella, “el trazo expresa el sentimiento del momento”. Su estilo resalta por la variedad de técnicas que usa, sin embargo, siempre busca evocar la sensación de la pintura tradicional mediante “lo planeado de las pinceladas y lo instantáneo de las manchas, con el dinamismo de la ilustración digital, creando retratos pictóricos con
personalidad propia”. En su obra también destaca la interacción de lo cotidiano con elementos y espacios surreales.
Las ilustraciones de esta artista hacen parte del Portfolio Talento Jóven de Doméstika de este año. Además, también ha trabajado en proyectos que combinan la ilustración con el diseño de moda, como su colaboración con la marca colombiana Macondas.
También es reconocida con su nombre de ilustradora: Wassermoth. Su estilo es un amalgama de técnicas y referentes que incluye influencias del Art Nouveau y el simbolismo. Sus ilustraciones suelen ser representaciones femeninas acompañadas de elementos esotéricos y mitológicos.
Esta artista también ha pasado por las páginas de Bacánika, desde una guía de juguetes sexuales hasta su participación en el Salón Visual. Además de múltiples proyectos editoriales y artísticos.
Apodada en el mundo de la ilustración y la animación como La Quebranta. Isabel tiene un estilo que se complementa entre el uso del color y el minimalismo. “Es la búsqueda de darle otras formas y colores a situaciones cotidianas. Me gusta usar escenas de la vida que al verlas siento nostalgia o silencio. Normalmente me invento historias sobre lo que veo, que generalmente es en la calle, pero lo que ven los demás no es un texto sino una imagen”.
Isabel varía su estilo de ilustración entre el uso de colores sólidos y formas definidas y momentos en que da más libertad a su trazo para crear dibujos más veloces. Su inspiración viene de artistas como Édouard Manet, Paul Gauguin, Vilhem Hammershoi o Auguste Rodin. A lo largo de su carrera ha realizado trabajos para entidades como La Casa de la Memoria de Medellín o animaciones para el músico mexicano Josean Log.
Su seudónimo es Cabizbaja y su trabajo lo define con los siguientes adjetivos: “desaliñado, nervioso, tierno, juguetón, crudo, a veces grotesco, honesto en el tono y simple”. Sus cómics e ilustraciones gozan de gran popularidad en redes sociales, en parte gracias al índole íntimo y autobiográfico de sus piezas, las cuales producen sensaciones de cercanía y familiaridad entre sus de seguidores.
Ana es la autora de Pánico, una novela gráfica publicada por Rey Naranjo Editores en la cual habla de sus experiencias enfrentándose a sus ataques de pánico y agorafobia. Un texto del que hace unos meses hablamos en este mismo medio y que es una de sus publicaciones más destacadas.
Sarah es una de las ilustradoras con más experiencia en este listado. Bajo su marca personal, Saraconache, crea piezas que destacan por su manejo del color y los detalles. Es reconocida por sus diseños, los cuales suelen ser usados como estampados textiles. Ha colaborado con marcas como Livenza, Rosario, Especia y muchas otras.
No obstante, sus piezas no solo destacan en el mundo de la moda, también ha colaborado en trabajos ajenos a la industria textil, como los wallpapers que hizo para el hospital de Colsubsidio en Bogotá, una clínica especializada en el tratamiento de personas con cáncer. “Fue un proyecto hermoso donde no solo me rete como ilustradora, sino que también pude aportar un poquito de belleza a los momentos difíciles de otras personas. Investigué qué imágenes podían calmar el dolor de la gente, la psicología del dolor y la curación, y en eso se basaron los resultados”, explica Sarah.
Este listado no podría estar completo si no incluímos a Kathiuska, una artista que ya cuenta con amplio reconocimiento en el mundo de la ilustración y las artes visuales. Su ilustración la define como “trazos simples y espontáneos que buscan siempre narrar algo”. Estos nacen, usualmente, de sus experiencias autobiográficas y destacan por en el uso de las formas y el color como experiencia estética por sí misma.
Entre la amplia experiencia de esta artista se encuentran trabajos como el libro La historia del Sol y Del Rinoceronte, que publicó en conjunto con el escritor angoleño Ondjaki. También ilustraciones para diversas empresas y entidades como el Museo de Arte Moderno de Medellín o Dejusticia.
María es otra ilustradora que también cuenta con gran reconocimiento por sus obras. Uno de sus logros más grandes como artista fue haber contado con su propia exposición individual en Medellín, la cual se titulaba Mirar hacia adentro, en la que exploraba temas como la introspección, la muerte y la existencia misma por medio de sus trazos y pinturas.
Su estilo lo describe como “contemporáneo y autobiográfico con un toque de revolución y muchísimo color”. Sus ilustraciones suelen tener una estética naif que toma inspiración de la poesía de lo cotidiano para dar como resultado imágenes atrapantes, cálidas y sinceras.
“Mi estilo de ilustración es feminino, sutil y amigable. Está basado en los detalles, las texturas y sobre todo el color. Me gusta explorar paletas de color diferentes
y todo lo que esté relacionado con lo que viene de adentro, las emociones y las vivencias de cada día”, explica Laura Díez, sobre su forma de entender el trabajo que realiza.
Las ilustraciones de Laura gozan de gran popularidad en redes sociales, donde además comparte parte de la mercancía que produce como morrales, camisetas, cartucheras, cuadernos y bolsas.
El arte de esta ilustradora divaga entre el realismo, la estética infantil y el cómic. Su estilo muta y se adapta a distintas temáticas con base en sus vivencias personales y lo que percibe del mundo, sin embargo, a lo largo de sus cambios conserva algunos elementos como la fascinación con las criaturas salvajes como símbolo identitario.
Entre sus proyectos destaca Librería Mutante, un espacio autogestionado por ella y otros creativos de Medellín en el que realizan libros, fanzines, afiches, talleres y demás creaciones dentro de la escena gráfica independiente de la ciudad.
Finalizando esta lista tenemos a Sara Tomate, otra infaltable de la ilustración paisa. Su trabajo surge del ejercicio constante y riguroso de la observación. Según ella, cada cosa que crea es una mezcla de las cosas que ha observado durante su vida: “los colores que quizá vi en una película, en alguna imagen, las formas con las que me identifiqué de algún otro artista o ilustrador. Es un estilo rico en color, llamativo, exalta la forma de la mujer y su universo, así como vivencias personales con las que las personas en general se sienten identificadas”.
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