Mustang: adiós a la leyenda del caballo de humo
Tras cuarenta años de humo, Mustang, una de las marcas más recordadas por los colombianos, se esfuma del mercado nacional.
Es conocido por ser un tabaco fuerte y seco, abrigado con un saco de papel, coronado por un caballo parado en sus dos patas, envuelto cuidadosamente en cobijas de aluminio y empacado en una caja blanca con letras negras a palo seco que gritan su nombre: Mustang.
Ese pitillo de humo ha sido compañía de obreros, escritores, gerentes y todo aquel que en algún momento de su vida tuvo que rendirse ante el corcel cuando no encontró plata para comprarse algo más elegante y tuvo que conformarse con su dulce olor a cuarto de san Alejo, y una anestesia no requerida en lengua y garganta.
El Mustang ya no estará presente en tiendas, chazas y supermercados de Colombia pues será remplazado por la marca de origen inglés Rothmans, de la British American Tobacco (BAT), que tiene como imagen dos leones vigilando un escudo.
Hay que ver que, como si de un programa de NatGeo se tratara, los ciclos no solo corresponden a la naturaleza: en el vicio, el rey de la selva también manda. A comienzos de este año, la marca inglesa decidió incorporar las dos marcas (Mustang y Rothmans) en la misma caja para “facilitar” la apropiación de consumidores hasta que el caballo desaparezca y se convierta en historia patria. Los días del corcel están contados.
De caballos, deporte y humo
Tanto la marca de automóviles como la de tabaco se inspiraron en los mustangos, caballos salvajes de Norteamérica, para crear su nombre. Mustang apareció en Colombia en el año 1976 y con el tiempo se fue posicionando como una de las empresas más reconocidas en el país.
Primero apareció el Mustang rojo –conocido por su tabaco fuerte– y, cuatro años más tarde, se estrenó en el mercado la cajetilla de diez unidades siendo la primera en este formato en el país. El Mustang azul –con doble filtro– saldría a la venta en 1991 y tres años después, los adictos al mentol celebrarían la llegada del Mustang verde.
Desde sus inicios la compañía apoyó el deporte colombiano –lástima que nunca lo hizo por los pulmones de sus fieles– financiando premios de automovilismo como la Copa Doria-Mustang o el Premio de Camper Cross en las décadas de los setenta y ochenta.
A su vez, fue la tabla de salvación para el torneo de fútbol profesional colombiano, que en 1989 se había interrumpido debido al asesinato del árbitro Álvaro Ortega después del partido Independiente Medellín contra América de Cali. En 1990 el balón volvería a hacer rugir a las tribunas con la Copa Mustang que duraría doce años hasta que el Congreso aprobó la Ley antitabaco, que le prohibió a la industria tabacalera patrocinar eventos deportivos y culturales.
Por si fuera poco y, valga la redundancia hípica, Mustang financió el torneo de equitación entre 1990 y 1996, el torneo profesional de tenis que se realizó en 1993 y el campeonato mundial de patinaje artístico que se llevó a cabo en Colombia en 1998.
Según un estudio de la firma consultora Compassbranding, publicado en abril de 2017, Mustang tiene el puesto 72 dentro del ranking de las marcas más valiosas para los colombianos.
Aunque no sea un héroe como Tornado, el caballo del Zorro; Rocinante, el caballo del Quijote de la Mancha; o Pegaso, el caballo alado de Zeus, Mustang pasará a la historia por ser una de las marcas más queridas, polémicas y reconocidas por los pulmones de los colombianos.
Puede leer acá nuestro homenaje a Fósforos El Rey
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