Los tesoros de Chingaza
e dice que Chingaza alberga tesoros sumergidos en sus lagunas. Esta región fue parte del territorio de los muiscas o chibchas, quienes consideraban que las montañas eran el refugio de los dioses y en su lengua bautizaron la zona como “la serranía del dios de la noche”. Las lagunas de Siecha y Chingaza fueron santuarios de peregrinación, aguas que recibían las ofrendas de nuestros antepasados a sus deidades.
Las lágrimas de dos niños son la fuente eterna de la laguna desfondada, adjetivo con el que se conoce a la de Chingaza. Lloran condenados a llenar un hoyo sin fondo, venganza de un hechicero contra el padre de los infantes, un cacique que supuestamente habría cometido una ofensa contra su honor. Este es solo uno de los mitos que se cuentan de El País de la Niebla, llamado así por los españoles durante la época de la Conquista.
Muchos de los visitantes a la laguna de Siecha fueron por mucho tiempo guaqueros en busca de esmeraldas y filigranas de oro en la profundidad de las aguas. Incluso, es probable que la leyenda del dorado, atribuida originalmente a la laguna de Guatavita, tuviera su escenario real allí, hecho respaldado por el descubrimiento de los hermanos Joaquín y Bernardino Tovar, quienes en 1856 desaguaron parcialmente la laguna y encontraron la Balsa Muisca fabricada 80% en oro, mezclado con plata nativa y cobre. Este sería apenas uno de varios intentos por vaciar la laguna en busca de fortuna.
Conquistadores y expedicionarios se equivocaron de tesoros. Las reliquias del Parque Nacional Natural Chingaza, declarado como tal en 1977 por el antiguo Inderena, no son precisamente las que descansan sumergidas en el agua: el lugar es un tesoro en sí mismo. Después del Sumapaz, es el segundo páramo más grande de Colombia, con una extensión de 76.600 hectáreas y alturas que oscilan entre 2.000 y 4.100 metros sobre el nivel del mar. Se ubica en la cordillera oriental de los Andes, y está conformado por once municipios, siete de Cundinamarca (Fómeque, Choachí, La Calera, Guasca, Junín, Gachalá y Medina) y cuatro del Meta (San Juanito, El Calvario, Restrepo y Cumaral).
Al interior del Parque se encuentra el embalse artificial de Chuza, que represa las corrientes de los ríos Chuza y Guatiquía y la quebrada Leticia y abastece de agua potable a 80% de la población bogotana. Lastimosamente toda construcción de embalses genera impactos al ecosistema: en este caso, el flujo natural de las aguas que alimentan el embalse pertenecen a la cuenca del Orinoco y, debido a la presión sobre el recurso hídrico que genera Bogotá, se ha alterado el ecosistema llevando millones de litros cúbicos de agua a la cuenca del río Bogotá a través del uso del agua del sistema Chingaza; por otro lado, el represamiento también genera alteraciones hidroclimátologicas a pequeña escala o microclimas. Un alto precio que tenemos que pagar por extraer el verdadero tesoro de las montañas.
Este parque tiene diferentes ecosistemas: bosques alto andinos, subandinos y páramos. El sistema lagunar Chingaza, declarada zona Ramsar en 2008, cuenta con veinte lagunas, más las tres de Siecha que son de origen glaciar y las de Buitrago, entre otras. El territorio, además de ser morada de divinidades muiscas, es el albergue de una importante variedad de flora y fauna: se estima que la flora total del Parque puede sobrepasar las mil especies; en cuanto a fauna, se han reportado aproximadamente 180 especies de aves, 16 de anfibios (dos de ellas endémicas y en vía de extinción) y seis de reptiles.
Otras de las especies en peligro de extinción que habitan en el territorio son el venado colorado, la danta de páramo, el cóndor de los Andes, el borugo de páramo, el gallito de roca y el puma. En el sector de Monterredondo es posible avistar al venado cola blanca, y en ocasiones muy especiales al oso andino (según registros de los funcionarios de Parques Nacionales hay treinta especímenes claramente identificados y una estimación de cincuenta ejemplares en toda la extensión del parque).
En Chingaza se encuentra, también, una antigua zona de mina denominada “El Palacio”, donde se extraía piedra caliza que pertenecía a la cementera Samper Mendoza y funcionó hasta 1990. En este momento es una zona de recuperación. Por suerte, el Parque tiene una alto grado de conservación, el cual ha generado el repoblamiento de especies propias del territorio.
Si usted disfruta ver la neblina deslizarse frente a sus ojos, llevando al misterio un paisaje que en segundos se abrirá de nuevo ante usted, acá les compartimos algunas recomendaciones para llegar a Chingaza y disfrutar de su estancia. No se deje atemorizar por el frío, caminar llevará a su corazón el calor que necesita para recorrer estas latitudes. Como afirmó Ernesto Guhl, un importante geógrafo alemán que encontró refugio en Colombia: “El páramo no es triste, es serio. No es melancólico, es severo. No es hostil, es grandioso y único en el mundo”.
- El Parque Nacional Natural Chingaza se encuentra al nororiente de Bogotá, a dos horas de distancia. Dependiendo del municipio por donde se ingrese se le encuentra en un rango de 60 a 80 km. Se puede llegar por el municipio de La Calera por la vía veredal de Buenos Aires, por el municipio de Guasca o por Fómeque, aunque la vía que conecta a este municipio con el parque está en condiciones regulares y solo es posible acceder en un vehículo 4x4.
- No es posible ingresar al parque en transporte público. Solo en trasporte especial contratado o vehículos particulares.
- El ingreso de visitantes solo está permitido por los sitios autorizados: Sector Piedras Gordas, Sector Siecha y Sector La Paila – Laguna de Chingaza, el ingreso por lugares diferentes acarrea sanciones.
- Para visitar el Parque es necesario realizar una solicitud de ingreso con un mínimo de quince días de anticipación, al correo [email protected], comunicándose al 3532400 ext. 311 y 312 o personalmente en la calle 74 No. 11-81 (Bogotá).
- Si quiere alojarse en el albergue, en zona de camping, tomar servicios de alimentación o interpretación en el sector Monterredondo, debe comunicarse con Corpochingaza a los teléfonos: 3013261114 o 3124276354.
- En Monterredondo hay con restaurante. Un almuerzo corriente cuesta $9.000 sin sopa y 12.000 con sopa. Los almuerzos especiales cuestan entre 18 y 25.000 pesos.
- El número de personas por sendero al día es máximo cuarenta (puede variar dependiendo las condiciones climáticas).
- Está prohibido el ingreso en motocicletas y bicicletas, al igual que el de animales domésticos como perros o caballos.
- Puede adquirir servicio de guía. El parque ofrece servicios ecoturísticos como senderismo por cinco rutas autorizadas.
- Asegúrese de tener suficiente combustible, al interior del área protegida no hay gasolineras; revise también que su vehículo esté en buen estado. Las vías de acceso al Parque son destapadas (en estado aceptable). Hay que conducir con precaución por las condiciones climáticas y para prevenir accidentes con fauna del territorio. Se debe conducir máximo a 40 km/h y con luces encendidas.
- Lleve botas plásticas o calzado con buen agarre, bloqueador solar, ropa adecuada para el frío e impermeable.
- Toda la basura que se genere debe sacarse del Parque (lleve bolsas de basura).
- El puesto de salud más cercano está en La Calera y Guasca.
- En el Parque no hay señal de celular, vaya dispuesto a conectarse con la naturaleza.
- Procure llevar elementos de aseo biodegradables.
- Está prohibido fumar, así como el ingreso de bebidas alcohólicas y sustancias alucinógenas o psicoactivas.
- Si va a acampar recuerde que el equipo de camping debe ser adecuado para zonas de alta montaña.
- El horario de ingreso es de 8:00 a. m. a 12:00 m. y el horario de salida es a las 3:00 p. m.
Realizado con la ayuda de Santiago Sierra Tapia, ambientalista colombiano fundador del grupo Caminatas Ecológicas Senderos de los Andes.
// Texto y fotografía: Natalie López Valencia //
Suscríbase a nuestro boletín
Sin spam, notificaciones solo sobre nuevos productos, actualizaciones.
Dejar un comentario