Colombia es verbo en el cine
Aunque podría parecer una alegoría a la canción de Ricardo Arjona, nada más alejado de estos agridulces almíbares líricos. Hoy hablamos de cine. Sí, el de acá, el que no muchos recomiendan, del que poco sabemos.
Porque hablar de cine colombiano es algo más criticar la saga de El Paseo, quisimos irnos hacia atrás en la historia fílmica nacional con la sola curiosidad de saber cómo se contaban historias antes, cómo nos narrábamos como país sin irnos de académicos, cómo nos expresábamos sin analizarlo con la mano en la barbilla.
Nos encontramos de todo: propaganda política, noticieros o imitaciones del cine mexicano de vaqueros, pero también hallamos un cine que nos hizo reír y repensar en la flácida idea que tenemos sobre nuestras cintas.
Se trata de gestos criollos que aún se mantienen vigentes en la cotidianidad, en las modas y que cachetea a quienes creen que hoy somos innovadores y originales. Esta es una primera entrega de escenas del cine colombiano que vale la pena mirar, aunque sea solo por tener de qué hablar.
El río de las tumbas – Julio Luzardo (1965)
El retrato de la época de La Violencia es el centro del relato en el que un pueblo ve interrumpida su modorra por el arribo de un cadáver a las orillas del río. Puede que la crítica encuentre un error, una duda o una mala decisión en el desarrollo técnico o narrativo, pero más allá de los estándares que hemos acogido de otras tierras sobre lo que se hace con una cámara en Colombia, esta película está repleta de ironía, crítica y humor. Disfrute.
La gente de la universal – Felipe Aljure (1993)
Una de las películas favoritas de muchos, marcó un hito al quitar los bostezos de los espectadores con una historia construida ladrillo a ladrillo de la materia prima más pura: la gris colombianidad de sátira e ironía que es la vida diaria de muchos coterráneos. Sumado a esto, a Aljure no le basta con un guion sólido sino que acompaña la historia con un juego nada improvisado de técnica y experimentación audiovisual. Malicia pura.
La huerta casera – José Infante y Mario del Río (1947)
Honestamente, hace tiempo queremos hacer una nota sobre huertas urbanas pero, para no quedarnos en un video que parezca de Casa Club TV y aprovechando nuestra búsqueda, encontramos esta pieza documental. Aquí no solo se muestra lo que necesita para crear una huerta en casa sino que se revela el uso del cine para fines publicitarios y políticos. Pero no se espante, es pedagógico y hasta divertido. Para sorpresa de muchos, doña Berta Hernández de Ospina, esposa del entonces presidente Mariano Ospina Pérez, es el principal hilo de este film que promueve un programa del gobierno para que los campesinos y la gente de la ciudad cultiven su alimento y, por qué no, lo vendan. ¡Y nosotros que creíamos que las huertas estaban de moda!
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