El palacio de fuego
Un nudo en la garganta es la sensación que uno siente al oír las palabras “Toma del Palacio de Justicia”: un fantasma que rodea no solo el aparato estatal sino a Colombia entera. Aún hoy, cuando parece casi una burla que no se sepa a ciencia cierta qué fue lo que ocurrió dentro de este recinto, no basta olvidar.
Este año se cumplen treinta años desde la toma al Palacio de Justicia el 5 de noviembre de 1985. Gracias a –o a pesar de– este terrible suceso, el cine colombiano deja atrás la agenda de noticias como base argumental para dirigir una mirada al pasado. De eso se trata el largometraje Antes del fuego.
Dos periodistas se ven envueltos en una investigación que involucra militares, guerrilleros del M-19 y carteles de la mafia por un posible atentado en Bogotá. Narrado cronológicamente, el filme relata lo que vivieron los protagonistas días previos a la toma, en los que las persecuciones, el drama y el sexo son momentos clave (y hasta redundantes). A pesar de ciertos errores de congruencia de vestuario, escenografía y posición, la dirección de fotografía es algo para resaltar porque no se contenta con planos armónicos, sino que propone perspectivas que casi se funden con el material de archivo del nefasto suceso.
En un momento en el que el conflicto armado –o su eventual terminación– es el tema principal de las agendas noticiosas, es importante rescatar el papel de propuestas artísticas como catalizadoras de memoria, en las que, sin elegir un bando, se puede entender la actualidad a partir de la historia. Ese es el valor de Antes del fuego.
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