About Japan
-Mayo 14, 2019
Esta serie de fotos revela un Japón frenético y nostálgico. El contraste entre los clichés del pasado y una realidad marcada por la velocidad y la tecnología es capturado por la cámara de este joven fotógrafo colombiano.
Proyecto
About Japan
Fotógrafo
Andrés Torres (Colombia)
Fechas
Abril y mayo de 2018
Ciudades
Tokyo, Kyoto, Nara, Hiroshima, Monte Fuji, Nikko y Osaka
Cámara
Canon 6d
Técnica
Fotografía digital
Post producción
Fotos tomadas en formato RAW. Editadas en Lightroom de manera individual, sin pre-sets, con acento en el grano y alto contraste.
Referentes
William Klein, Vivian Mayer, Robert Frank, Alex Web y Daido Moriyama, Martin Parr y Joel Meyerowitz.
Notas del autor
Desde niño, Japón despertó mi curiosidad. Cuando se presentó la oportunidad de ir no lo dudé un segundo.
Caminar por las calles de Kyoto y Tokyo es enfrentarse a dos mundos cercanos pero distintos. En Kyoto se encuentra el Japón que todos cuentan, el de los templos, el de los hombres y mujeres recorriendo las calles en kimono, el de los clichés. Al igual que en occidente, muchas cosas en oriente terminan siendo moda. Algunas tradiciones se han ido desdibujando o mutando hacia el consumismo; sin embargo, esta impresión no descarta la belleza que ha permanecido en pie durante siglos. Por otro lado, Tokyo es la ciudad que nunca duerme, literalmente: Japón tiene una de las tasas de suicidio más altas del mundo, mantener un estilo de vida que te permita pagar un apartamento de tamaño decente te obliga a trabajar como mínimo unas 16 horas diarias. Es tan grave el problema que incluso tienen una palabra para la muerte por exceso de trabajo: Karoshi. Si eres un turista o un artista residente en Japón puedes vivir la mejor de las experiencias, pero si eres un japonés que paga impuestos, una renta y transporte, la vida no es tan sencilla. Imagino que mantener un país con la infraestructura de Japón no es barato y el costo lo pagan sus pobladores.
Tuve la suerte de estar en el Monte Fuji durante la Golden Week, una semana de fiestas nacionales, en la que se practican deportes tradicionales y se llevan a cabo ferias gastronómicas y excursiones al campo. La gente aprovecha para salir de las ciudades e ir a acampar. Dormir en una carpa en ese lugar, entre los cerezos en flor, fue un espectáculo natural realmente bello. En cuanto a Hiroshima, estuve parado a menos de un kilómetro del punto cero, donde cayó la bomba el 6 de agosto de 1945. La ciudad quedó en cenizas después del bombardeo atómico, pero 73 años después cuenta con una infraestructura y desarrollo impresionantes. En ese lugar, no podía dejar de imaginar el desastre, pero tampoco podía dejar de pensar en la fortaleza y resiliencia de ese pueblo.
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