Recomendado de la semana: Timebag en el Hotel Nutibara de Medellín
-Mayo 17, 2019
Del 24 al 26 de mayo, Timebag celebra su quinto aniversario con intervenciones de arte contemporáneo en el Hotel Nutibara, el más emblemático de Medellín. El espacio será el pretexto para reflexionar sobre turismo, cultura e identidad.
Las cifras lo confirman: en 2018, la ciudad recibió 1.200.000 visitantes y este año se esperan más de 2.000.000. Con un crecimiento anual del 12%, comparado con el 8% del resto de Colombia y el 6% de Latinoamérica, en los últimos cinco años Medellín se ha convertido en la ciudad con mayor incremento turístico en toda la región. “La promesa de convertirse en hot spot de turismo viene con la promesa de desarrollo económico. Pero con ello vienen también fenómenos que necesitan atención, planeación y protección tanto de las entidades públicas como de la misma ciudadanía. Lo que hemos encontrado durante la investigación para esta curaduría es que la ciudad está lanzada a un fenómeno para el que no estaba preparada”, afirma Harold Ortiz.
Precisamente esa agitada y dispar dinámica de la ciudad es la razón por la cual el Timebag celebra su quinto aniversario en un hotel y aborda el turismo disparado y su impacto en la cultura de Medellín como eje de su curaduría.
Imaginen todos los pisos de un hotel invadidos por artistas, obras, conciertos, cenas, debates en las habitaciones y fiesta, buena fiesta. Eso es lo que ocurrirá el próximo fin de semana, del 24 al 26 de mayo, en pleno corazón de Medellín.
Muchas cosas han cambiado desde 2014, cuando Timebag llevó a cabo su primera acción en los talleres abandonados del Ferrocarril de Antioquia. Eran 60.000 metros cuadrados de instalaciones, muestras de videoarte, conciertos, proyectos experimentales y talleres con la comunidad. Apenas empezaban y no sabrían cómo saldría la cosa, pero llegaron más de 1.500 personas a la inauguración. Según Harold Ortiz, fundador de Timebag, “Esa respuesta nos confirmó que la ciudad estaba ávida de contenidos por fuera de los espacios convencionales y eso le daba un impulso a un proyecto de arte contemporáneo, como el nuestro”.
A lo largo de estos 5 años, han llevado sus intervenciones a hospitales, bodegas, puertos y parqueaderos, no solo en Medellín, sino también en Bogotá, Miami y Nueva York. En cada una de estas acciones, la locación no ha sido seleccionada al azar sino con la intención de reflexionar en torno al espacio y su relación con el patrimonio material e inmaterial.
Para celebrar el quinto aniversario, Timebag pasa de espacios deteriorados o abandonados a una locación cómoda, para generar otro tipo de preguntas: el Hotel Nutibara, patrimonio arquitectónico y uno de los íconos históricos de Medellín, abrirá sus habitaciones y corredores a una serie de experiencias artísticas, gastronómicas y musicales, para reflexionar en torno a la cultura, el turismo y la identidad.
La parte central del evento estará en el quinto piso, donde habrá más de 65 artistas de Colombia, Brasil, México, Bolivia, Cuba y Argentina, reunidos en 3 exhibiciones: Una línea de polvo, arte y drogas en Colombia, del curador Santiago Rueda; Un lugar para no estar, curada por Harold Ortiz y conformada por 10 artistas colombianos; y La habitación ocasional, del Museo de Antioquia, con la curaduría de Carlos Uribe y un proyecto especial del artista invitado Jorge Alonso Zapata.
Durante las noches del viernes 24 y sábado 25 de mayo, habrá fiestas de salón programadas por la casa de eventos Breakfast Club. La programación incluye artistas como Li Saumet de Bomba Estéreo en formato Dj set, el hip-hop jazzeado de Mabiland, Marea, Doble Porción, y Papá Kumbé, entre otros. La exhibición cerrará el domingo por la mañana con un brunch en los patios del Museo de Antioquia y una visita guiada a lo más íntimo de esa colección.
Para los paisas, un plan obligado. Para los que están afuera, una buena razón para sumarse a esas cifras gigantes de turistas que visitan la ciudad. También una oportunidad para disfrutar de buenas obras, bailar, comer y ver desde dentro esa dinámica de agitación, encuentros y retos de una ciudad que cambia rápidamente y que enfrenta sus fallos con la presión permanente de exigirse mucho a sí misma. En palabras de Ortiz: “Medellín ha pasado de ser una tacita de plata a ser una gran taza en la que caen muchos elementos, un caldo de cultivo en plena ebullición”.
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