¿Qué es el Art Journaling? El Holandés Volador responde
Documentar nuestra existencia es parte de la experiencia humana. La práctica del art journaling combina ese registro con la creatividad de una manera divertida y estimulante. Hablamos con la cucuteña María Fernanda Zapata, creadora de unos de los proyectos pioneros de esta práctica en Colombia.
Un esfuerzo híper productivo de pequeñas tareas que desbordan las horas de nuestra cotidianidad parece ser la norma de la vida moderna. Así, resulta muy difícil encontrarnos en medio del mundanal ruido, explorar nuestra sensibilidad o tratar de encontrar la arista más artística de nuestra individualidad. Los días se suceden y a veces perdemos la noción del tiempo, no sabemos en qué se fueron nuestras horas y qué hicimos en ellas.
Cada vez más la salud mental hace parte de las conversaciones sobre el modelo económico en el que hemos venido a parar. Largas jornadas, muchas horas sentados frente a un monitor, la presión por cumplir unas metas, han derivado en que el estrés sea la enfermedad principal del siglo XXI y hemos empezado a pagar un alto precio por ello. Sin embargo, siempre podemos encontrar un momento del día para levantarnos de la silla, separar los ojos de la pantalla, dejar para más tarde ese correo que no es urgente y concentrarnos en nosotros mismos. Las pausas activas, la meditación y las actividades creativas nos permiten alivianar esta carga y darnos un respiro en medio del caos. En el marco de esta conversación el journaling se ha convertido en una tendencia exitosa para poder encontrarnos de nuevo, conversar con nosotros mismos y planear los pasos a dar en el futuro. Desde hace algunos años El Holandés Volador, una empresa formada en Cúcuta, se ha convertido en uno de los principales espacios para adentrarse en esta práctica que cada día recibe más adeptos.
Pero ¿qué es el art journaling?
“Es un sistema por medio del cual podemos documentar cualquier experiencia. Memorias, recuerdos, nuestra idea de persona ideal en el futuro, metas y planes”, explica María Fernanda Zapata, fundadora de El Holandés Volador y principal fuente para este artículo. Para ella, la gente asocia necesariamente el journaling con la idea del bullet journal, o bujo, un método desarrollado por Ryder Carroll, director creativo de Idean, como herramienta para monitorear semestral o anualmente las tareas a realizarse con base en un sistema de símbolos que determina la relevancia de cada una de estas actividades. “Siento que el journaling como lo reconocemos tantas personas, que abarca muchas cosas, ha estado desde siempre con la humanidad. Es bien interesante pensar en las pinturas rupestres y ver que estas personas ya sentían la necesidad de documentar, de dejar una huella. Es una necesidad que tenemos los seres humanos de dejar un recuerdo en el mundo, porque esta vida es pasajera y no queremos simplemente desvanecernos, nos gustaría permanecer”, explica. En ese sentido, las bitácoras del capitán, los cuadernos de viajeros o el cliché rosa pastel del “querido diario” son formas de journaling.
El art journaling no es más que una práctica extendida de esta actividad y pulsión por documentar. Pensemos en ella como un diario visual en el que encontramos la manera idónea de conectar con nuestra cotidianidad mientras exploramos nuestro lado artístico. Así, todo vale en la práctica del art journaling: collages, lettering, ilustraciones, dibujos, acuarelas, además de todas las demás actividades artísticas que se le ocurran. Se trata de encontrar un cuaderno, una libreta o una bitácora para plasmar a todo color, con fotografías, dibujos o recortes, nuestros pensamientos más íntimos y nuestros anhelos más profundos. Y la práctica crece cada día con una comunidad global que ha inundado las redes sociales con hashtags para conectar con otros creativos alrededor del planeta. Más aún después de la pandemia.
El art journaling como herramienta terapéutica
En su último libro Más allá del orden. 12 nuevas reglas para vivir, el psicólogo, crítico cultural y teórico Jordan Peterson explica de qué manera el conectar con su lado más creativo le ayudó a un paciente particularmente solitario a encontrarse y sanar muchísimas heridas que el tiempo había causado en su psiquis y autoestima. En ese sentido, la práctica del art journaling nos permite acceder a nuevos conocimientos y una comprensión más profunda sobre nuestros sentimientos y el tipo de personas que somos y que queremos ser. Combinar el arte con llevar un diario no tiene por qué ser complicado. Al dedicar tiempo a un cuaderno o libreta de este tipo (solo 15 minutos al día o incluso una hora a la semana) la vida se enriquece abundantemente. El art journaling crea un sentido más profundo de autoconciencia, nos empodera, nos inspira, nos alienta y puede movernos de maneras poderosas. “El journaling como terapia es una ayuda gigante para personas que quizás no tienen con quién hablar, que no tienen la confianza de poder expresar sus sentimientos y de poder entender cómo funcionan sus emociones”, explica Zapata. “A veces simplemente funciona sentarse y escribir, dejarse llevar, hacer garabatos. Todas esas emociones que tenemos las podemos expresar allí”.
En el journaling, a la manera de Carroll y otros gurús de la creatividad y la abundancia financiera, existen prácticas como la de las páginas matutinas, que consisten en escribir recién salidos de la cama lo que la mente nos vaya dictando, entrando en la dinámica del flujo, el “wu-wei” del Tao, un ejercicio a la manera de la escritura automática que defendían los surrealistas como parte de un viaje al inconsciente humano. El permitirnos crear es una forma de conectar con nuestra sensibilidad, nuestros miedos y nuestros anhelos. Es una herramienta poderosa para emprender el viaje interior. “Es una invitación para que las personas sean creativas. No tienen que ser artistas. De niños queremos rayar en todos lados y ya de grandes perdemos eso. Y es algo que nunca se debería perder: llevar una libreta siempre para rayar, anotar, dibujar, colorear y estar siempre en contacto con esa parte creativa de nosotros. Es muy importante sentir que tenemos una conexión con nosotros mismos que a veces se pierde por el día a día, el estrés, el trabajo o lo que sea, y no somos conscientes de lo creativos que podemos llegar a ser”, añade Zapata.
Sobre el temor de “no ser un buen artista”, Zapata invita a perderle el miedo a la página en blanco, a encontrar la belleza en una libreta usada que denota el paso del tiempo y la manipulación humana de sus páginas. “El journaling es un arte perfecto para esto porque no hay que ser artistas expertos en acuarela, hay gente muy avanzada, pero simplemente con poder sentarnos y experimentar con crayolas, con marcadores, con cualquier material económico que tengamos a la mano sobre papel nos permite ir conectando con esa parte creativa que tenemos y que perdemos con el tiempo”, explica. Los beneficios de la práctica son notables, como sucede con el arte-terapia, pues nos ayuda a conectar con una sensibilidad con la que no siempre dialogamos. “No importa lo que seamos, si somos contadores o médicos, como personas siempre vamos a tener salidas con amigos los fines de semana, nos vamos a enamorar y nos van a romper el corazón. Somos seres que pensamos, sentimos, y todo eso debe ir en un lugar. Cualquier bitácora que podamos tomar para volcar allí todas esas emociones sirve”, puntualiza Zapata.
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El Holandés Volador
En Colombia hay varios esfuerzos para construir una comunidad en torno a esta práctica. Quizás uno de los más visibles esté representado en la figura de El Holandés Volador, un emprendimiento cucuteño que ha crecido exponencialmente a partir de la labor de María Fernanda Zapata y Jaime Rodrigo Leal. “El Holandés Volador es una marca que nació como un proyecto de la universidad. Estudié diseño industrial y en ese semestre nos encargaron crear una empresa con base en cualquier tipo de necesidad para nosotros o que tuviéramos en mente”, explica Zapata sobre la génesis de este proyecto. “Esta idea nació junto con mi novio, él es ilustrador y artista, y también de la necesidad de crear algunos productos. El primero fue una libreta. ¿Por qué? Yo practicaba art journaling mucho antes de que la comunidad empezara a referirse a la práctica de ese modo, de que fuera lo que es ahora, una afición que se ha convertido en una tendencia. Vivía con una libreta para todos lados”, añade.
Cuando nació El Holandés Volador apenas y había tiendas de artes y oficios en la ciudad. Inconformes con la oferta que existía en la capital de Norte de Santander, Zapata y Leal idearon una marca que propendiera por ofrecerle a las personas creativas una gama de productos de alta calidad para que pudieran plasmar sus universos particulares en sus páginas. Lentamente la marca pasó de ser una comunidad pequeña universitaria a una apuesta visible en el mundo de los emprendimientos culturales. “De ahí empezamos a crecer más: llevamos la marca a las redes sociales y con los años empezamos a asistir a mercadillos en Bucaramanga, hemos ido a varios y nos dimos a conocer. La gente empezó a sentirse identificada con esa necesidad de documentar, de tener una libreta para dibujar, para escribir, para un montón de cosas”, explica Zapata. Sin embargo, fue con la pandemia reciente que el proyecto empezó a crecer vertiginosamente.
“En 2020, cuando llegó la pandemia y todo el mundo se detuvo, siento que el art journaling le llegó a muchas personas porque necesitaban un desahogo de todo lo que estaban sintiendo y qué mejor que colocar todos esos sentimientos y pensamientos en una libreta que nos ayude como terapia”, explica. Zapata empezó a ofrecer una serie de talleres virtuales en los que las personas aprendieran de esta práctica, para que dejaran de considerar intocables sus cuadernos más hermosos, que no los iban a dañar. “Para mí era todo lo contrario: veía una libreta y quería que las páginas se vieran ya gastadas, que se vieran llenas de experiencias y memorias”, explica. “Jack London pensaba que uno debería tener siempre una libreta a donde fuera, comer con ella, viajar con ella, para documentar cualquier pensamiento que pase por nuestra cabeza, porque el lápiz y el papel son más baratos que la materia gris”, añade sobre la necesidad de documentar la vida.
En la actualidad, El Holandés Volador ha generado un impacto verdadero en la comunidad afín a las artes o que quiere empezar a indagar por su lado más creativo, a pesar de nunca haber tomado un color en la vida. “Es un desarrollo para los artistas porque en el mundo del art journaling hay muchísimas técnicas. Puedes usar técnicas mixtas, puedes hacer collage, acuarelas, dibujos, lettering. Es un arte muy completo en el que no hay reglas. Hay muchos estilos: estilos de viajeros, estilos de vintage con los que me identifico mucho, pero también puedes desarrollar un estilo libre. Nada es obligatorio”, concluye Zapata sobre la plétora de formas de enfrentarse a la hoja en blanco.
Y ahora, ¿qué hay que hacer?
El art journaling no es sino una práctica que requiere de disciplina y entrega. El equipo de El Holandés Volador preparó una guía para los curiosos que quieran incursionar en esta actividad.
Cómo empezar
“Simplemente necesitamos una libreta y un par de lapiceros, pueden ser de colores o de un solo color. Se trata de escribir, de documentar lo que nos pasa, guardar cualquier ticket, papelito o empaque de regalo. Esas cosas que generalmente botamos, pero que de pronto pueden llegar a tener un valor sentimental, porque nos pueden recordar algún momento, una ocasión, algo que recibimos de alguien. Podemos ponerlo ahí, crear una especie de collage de un modo muy sencillo, bonito y significativo. Se empieza con una libreta. Se trata de recolectar lo que en el art journaling llamamos efímeras, cosas pasajeras que se usan todos los días: un tiquete de avión o de metro se convierten en experiencias que pueden estar en nuestra bitácora o libreta, sobre cómo fue tu día en esa ciudad.
Cómo ser mejores artistas o desarrollar un mejor estilo
“Esto es una cosa que solo con la práctica y el tiempo podemos mejorar, como todas las cosas de la vida. Se trata de rayar, de acabar la libreta, de perderle el miedo a la hoja en blanco, un vértigo que sufre mucha gente, y encontrar la belleza en libretas llenas a las que se les vea el paso del tiempo por encima y no solamente lo bonitas que se ven en nuestro escritorio llenas de polvo. Rayar, rayar, rayar. ¿Quiero ser bueno en acuarelas? Okey, me compro un set de acuarelas, el que pueda permitirme en ese momento y practicar. Ver referentes, artistas o tutoriales en YouTube. Rodearse de una comunidad es súper importante, apoyar a artistas que nos gusten es una actividad increíble. Poder estar rodeados de una comunidad de artistas nos ayuda y nos alimenta en nuestro propio proceso. Es rayar mucho, poner en ese cuaderno todo cuanto nos pase por la cabeza, entendiendo que no vamos a ser perfectos desde el día uno”.
Cuáles herramientas son las indicadas para empezar a hacer journaling
“Este mundo es tan amplio que desde los marcadores más económicos que consigamos, crayolas, colores, acuarelas de cualquier marca, cualquier elemento de arte así sea escolar nos va a servir para empezar el camino. Lo importante es empezar y llevar un journal de principio a fin. No necesitamos los materiales más costosos o de la mejor marca para empezar. Ya luego, cuando empecemos a desarrollar nuestro propio estilo y sepamos qué es lo que más nos gusta, vamos invirtiendo en materiales de mejor calidad”.
El art journaling es una práctica que está creciendo en un sentido extenso entre los círculos de artistas y de personas con intereses artísticos. Es un método inquietante para crear hábitos y fomenta la disciplina, cualidad necesaria para dotar de sentido a la vida. Así mismo, es una invitación para dejar fluir libremente nuestros anhelos e inquietudes más profundos. El conectar con otras áreas del conocimiento, en este caso el arte, nos permite poder revisar los problemas desde otras perspectivas, ampliar nuestra visión de mundo y crecer como individuos. De igual manera, es una actividad muy sana para construir lazos o crear comunidades, acercarnos a personas con intereses afines y compartir nuestra visión interna con el mundo. Esta es una invitación a que se atreva a pensar distinto, a que conozca un nuevo mundo lleno de posibilidades. La imaginación, como dicen, es el límite. Bienvenidos.
Fotos: El Holandés Volador cortesía María Fernanda Zapata
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