Pasar al contenido principal

 

Escribe más de 3 caracteres

VPH

¿Qué es el VPH? Una conversación obligatoria

Ilustración

Cientos de prejuicios han obstaculizado la divulgación de información acertada y directa que prevenga el pánico sobre el virus del papiloma humano. Aquí un análisis de qué es, cómo se transmite y una guía para evitarlo o, si es el caso, aprender a sobrellevarlo.

Tal vez sea por su cercanía fonética con el VIH, tal vez porque en pleno siglo XXI aún nos incomoda hablar abiertamente de sexualidad en Colombia. O quizá porque seguimos normalizando el hecho de no ir al médico cuando se trata de infecciones y enfermedades de transmisión sexual. Sea cual sea la razón, los tabúes que rodean diagnósticos como el VPH siguen siendo una barrera para la información clara y oportuna. De ahí la necesidad de una divulgación que no alarme, sino que informe, prevenga y acompañe. 

El virus del papiloma humano es una infección tan común como la gripe. Es decir, todos nos vamos a contagiar por lo menos una vez en el transcurso de nuestra vida sexual”, comenta Gustavo Ciendua, ginecólogo y experto en VPH adscrito a Colsanitas. Justamente por su alta prevalencia, las investigaciones y tratamientos para combatir el VPH se han intensificado en los últimos años.

A grandes rasgos, el Virus del Papiloma Humano, más conocido como VPH, es un grupo de virus que se transmite principalmente por contacto sexual. Estos suelen alojarse en la piel y las mucosas del cuerpo. Una vez entran, se alojan en las células del cuerpo que se renuevan constantemente. Así, cada vez que el cuerpo genera células nuevas, el virus también se multiplica. Todo esto puede pasar sin que la persona se dé cuenta.

El VPH en cifras

Carlos Álvarez, infectólogo adscrito a Colsanitas, menciona que la prevalencia del VPH varía según el género, la región y el país: “En Colombia, por ejemplo, es de aproximadamente un 15%. En mujeres puede llegar hasta un 26%, y en personas con antecedentes de relaciones sexuales entre hombres, puede alcanzar el 50% o incluso el 60%”. Pero no es el mismo tipo de VPH en toda la población, pues existen más de 150 genotipos. Todos estos virus son como primos hermanos y poseen diferencias en su composición genética que determinan su riesgo cancerígeno.

Hay tipos de VPH que presentan un mayor riesgo que otros: para identificarlos se requieren exámenes específicos. Según el estudio Prevalencia de los Genotipos del Virus del Papiloma Humano en mujeres de 25 a 65 años, publicado en la Revista Médica UIS en 2020, “Los genotipos de alto riesgo son: VPH 16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 59, 68, 73, 82, que pueden ocasionar cáncer de cervicouterino, tumores de vulva, vagina, entre otros. Los VPH de bajo riesgo son: 6, 11, 40, 42, 43, 44, 54, 61, 72, 73, 81 que causan una infección clínicamente visible”, es decir, verrugas benignas.

Alejandra*, por ejemplo, fue diagnosticada con VPH hace más de un año. Siempre ha estado atenta a los cambios en su cuerpo, por eso, cuando notó una verruga en su zona genital, corrió al médico, pues comenzó a generarle comezón y dolor. “Fui al ginecólogo y me hicieron el Papanicolaou y efectivamente di positivo a VPH, pero para ese momento no había recibido la vacuna contra el VPH en mi adolescencia, entonces fue mucho más fácil que me infectara”, explica sobre cómo se enteró.

Vacunación y avances contra el VPH en el país

Un gran porcentaje de las mujeres en Colombia recordamos, durante nuestra adolescencia, cómo fuimos ordenadas en filas para ser vacunadas contra el VPH en el colegio. Era extraño entonces que los compañeros varones no fuesen vacunados. Aunque los hombres también pueden portar y transmitir el virus, los programas de tamizaje se enfocan principalmente en las mujeres, pues el VPH es la causa principal del cáncer de cuello uterino.

Las estadísticas más recientes sobre el VPH del Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia, citando a Globocan —Global Cancer Observatory—, informan que: “durante 2020 se estimaron 4.742 casos nuevos de cáncer de cuello uterino, para una incidencia ajustada de 14,9 por cada 100.000 habitantes. Con estos números, la enfermedad se reconoce como el tercer tipo de cáncer con mayor incidencia y mortalidad en las mujeres”.

No es en vano que los programas de vacunación se centraran por décadas en las niñas y adolescentes a partir de los 9 años. Desde 2024, el Ministerio de Salud y Protección Social modificó el Plan Ampliado de Inmunización (PAI) de la vacuna tetravalente —es decir, que protege contra cuatro tipos de VPH— Gardasil, incluyendo a los niños y adolescentes entre los 10 y 14 años en las campañas de vacunación del sistema público de salud.

Estas vacunas son uno de los avances científicos más brillantes de la historia: no siempre tenemos vacunas que prevengan el cáncer. El VPH es responsable de la mayoría de casos de cáncer de cuello uterino —la segunda causa de muerte por cáncer en mujeres en Colombia—. Además de estar implicado en otros tipos de cáncer como el de vulva, vagina, pene y ano, el VPH también se ha identificado como una causa del cáncer orofaríngeo, afectando la garganta, la lengua y las amígdalas.

En los últimos años, las vacunas contra el VPH se han especializado. Las primeras versiones, como la Gardasil, ofrecen protección frente a cuatro tipos del virus: 6, 11, 16 y 18 —dos de bajo riesgo y dos de alto riesgo, vinculados con el cáncer de cuello uterino—. Luego llegó Cervarix, enfocada únicamente en los tipos 16 y 18, los más frecuentes en casos de cáncer. La más reciente, Gardasil 9, amplía la cobertura a nueve genotipos: 6, 11, 16, 18, 31, 33, 45, 52 y 58.

Sin embargo, al igual que Alejandra*, muchas personas no recibieron la vacuna contra el VPH durante la adolescencia. Esto ha dado pie a una serie de dudas y mitos: ¿Existe una edad límite para vacunarse? ¿De qué sirve si ya tengo el virus? Según el infectólogo Carlos Álvarez, adscrito a Colsanitas, la respuesta es clara: aún es recomendable vacunarse. “Puedes no haber recibido la vacuna o estar infectado con uno o dos tipos de VPH, pero la inmunización sigue siendo útil porque te protege frente a otros genotipos, incluidos los más oncogénicos como el 16 y el 18”, explica.

¿Cómo sé si tengo VPH?

La principal vía de contagio del VPH es a través del contacto sexual. Sin embargo, también podría transmitirse por autoinoculación, es decir, cuando se manipula una lesión activa y luego se toca otra parte del cuerpo sin lavarse las manos. Aunque esto no es lo más común, puede ocurrir. En muchos casos, la infección por VPH es asintomática, lo que significa que la persona puede contraer el virus sin presentar ningún síntoma. Por eso, alguien puede parecer completamente sano, pero aun así contagiar a otra persona.

Según Álvarez, aunque en la mayoría de casos el VPH no presenta síntomas evidentes, sí puede causar diferentes condiciones clínicas que pueden alarmar sobre un contagio: “Algunos provocan verrugas comunes, y otros pueden generar cuadros más severos que incluso pueden derivar en cáncer, especialmente en mujeres, como el cáncer de cuello uterino”, explica.

Una vez adquirido, el virus puede permanecer en el organismo durante años, e incluso toda la vida. Dado que en la mayoría de los casos el VPH no genera prurito, flujo o dolor, las señales de alerta aparecen cuando las lesiones ya son avanzadas.

En el caso del cuello uterino, el signo de alerta suele ser el sangrado durante las relaciones sexuales. También pueden aparecer lesiones en la vagina, la vulva o el ano. En la vulva, por ejemplo, se manifiestan comúnmente como verrugas o condilomas. En el área anal, podría haber sangrado durante la deposición o después del sexo anal.

¿Qué puedo hacer luego de un diagnóstico de VPH?

Tener VPH no es tener cáncer: es tener un factor de riesgo y hay que recalcar que los genotipos del virus que provocan esta enfermedad no son los más frecuentes. En los casos en que la infección es causada por los genotipos 16 o 18 —los más asociados con el cáncer de cuello uterino—, mantener un sistema inmunológico saludable es la clave para sobrellevarlo.

Aunque en Colombia más de 2000 mujeres mueren cada año por cáncer de cuello uterino, Gustavo Ciendua, ginecólogo y experto en VPH adscrito a Colsanitas, afirma que el VPH es totalmente tratable y, además, prevenible: “La estrategia 90-70-90 de la OMS busca vacunar al 90% de niñas antes de los 15 años, hacer pruebas de tamizaje al 70% de mujeres de entre 30 y 50 años al menos dos veces en la vida, y tratar al 90% de los casos detectados”.

En cuanto a los casos más comunes de VPH, en su mayoría, se resuelven espontáneamente gracias al sistema inmunológico. El organismo puede eliminar el virus —según el tipo— en un periodo que va desde ocho meses hasta dos años. Aunque no existe un tratamiento antiviral específico para el virus, los tratamientos actuales se enfocan en eliminar las lesiones visibles como las verrugas. Fredy Salazar, médico patólogo del laboratorio clínico de Clínica Colsanitas, en este tipo de casos, “las verrugas benignas se eliminan por procedimientos médicos como crioterapia o láser. Las lesiones de alto grado, como las precursoras de cáncer, se tratan con procedimientos como la conización o la técnica LEEP —procedimiento de escisión electroquirúrgica con asa—, según el diagnóstico”, explica. En casos más avanzados puede requerirse una cirugía para extirpar el útero, también conocida como histerectomía.

“La doctora me dijo que era más común de lo que yo podría pensar y que estuviera tranquila, me recetaron ácido fólico para subir mis defensas y un líquido para quemar las verrugas qué me estaban generando molestias. A los meses empecé a notar que las verrugas fueron desaparecieron y hasta la fecha no me ha vuelto a salir otra”, explica Alejandra* sobre el tratamiento que empezó y finalizó hace un par de meses. 

Por último, lo más importante es recordar que el VPH no es una sentencia de muerte ni de exilio sexual: es mucho más común de lo que solemos pensar y una infección frente a la que nos podemos cuidar y tratar. Las defensas bajas, una mala alimentación, enfermedades crónicas o el tabaquismo pueden favorecer la progresión del virus. Y aunque el número de parejas sexuales influye, lo fundamental es practicar sexo seguro y usar protección.

Mariana Martínez Ochoa

Periodista. Escribe artículos y crónicas sobre arte, diseño, cultura y salud mental. Entusiasta de la cultura popular, la tecnología y la ciencia. Le gustan las “matas”, las fuentes claras y el chocolate espeso.

Periodista. Escribe artículos y crónicas sobre arte, diseño, cultura y salud mental. Entusiasta de la cultura popular, la tecnología y la ciencia. Le gustan las “matas”, las fuentes claras y el chocolate espeso.

Cultura Pop
Le puede interesar

Tan común como la gripe, todos podríamos tener VPH al menos una vez en la vida. Aquí una mirada completa de la mano de especialistas de Colsanitas.
Mariana Martínez Ochoa
Mariana Martínez Ochoa
-Agosto/08/2025
Bogotá estuvo de cumpleaños y nosotros aceptamos la invitación de Julia Tovar para hacerle un homenaje a todos esos seres con los que compartimos casa.
Bacanika
Bacánika
-Agosto/06/2025
La 18a edición del Premio Arte Joven entregará más de 50 millones en premios. Aquí todas las bases para que envíes tu postulación hasta este 25 de septiembre.
Bacanika
Bacánika
-Agosto/04/2025
Si usted está buscando formas de aumentar la visibilidad de su trabajo, aquí le traemos nuestro listado de convocatorias para que brille con sus ideas.
Bacanika
Bacánika
-Agosto/04/2025
Mal afamado pero muy hablado, el acento rolo y sus muy variadas expresiones perfectamente podrían ser patrimonio cultural de la nación. Pizza nos ilustra.
Pizza Hawaiana
-Agosto/01/2025
Si está empezando a sacar sus prints, stickers, postales, pósters o piezas para exposición, estos son los consejos claves para que lo haga como un pro.
Bacanika
Bacánika
-Julio/30/2025
Sentarse es un arte: con una visita a Espacio Fluido, taller de restauración y tienda de mobiliario en Bogotá, La Cata nos lo muestra con lujo de detalle.
La Cata
La Cata
-Julio/30/2025
Aunque nos acostumbremos a él, el dolor no debe ignorarse. Hay que prestarle atención a eso que duele adentro o afuera y dejar de verlo como algo “normal”.