Así hicimos el libro Bogotá Local
Apostándole a una curaduría propia y a cuestionar el formato tradicional de las guías turísticas impresas, la editorial Rey Naranjo acaba de publicar esta guía turística alternativa de Bogotá. Raúl Zea, su director de diseño, nos cuenta cómo lo hicieron.
La idea
Bogotá Local es un libro que tiene como idea recoger 100 lugares de la ciudad que son claves para visitar y que se salen del esquema tradicional de turismo capitalino. El proyecto editorial fue producto de un beneficio del programa Es Cultura Local, liderado por el Instituto Distrital de las Artes, la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte y la Secretaría de Gobierno de Bogotá.
Empezamos a hacer este proyecto antes de la pandemia. En 2020 Rey Naranjo cumplió 10 años y este iba a ser nuestro libro número 100 (de hecho se iba a llamar Bogotá 100). La idea era hacer una especie de homenaje a la ciudad que nos vio nacer y en la que todavía estamos. Ya habíamos empezado a trabajar en él cuando empezó el COVID, y nuestro aniversario pasó sin pena ni gloria porque no nos podíamos ni ver. El proyecto quedó un poco muerto porque ¿quién va a sacar una guía de turismo con la gente enclaustrada? También, por razones evidentemente económicas, este libro no era la prioridad para nosotros. Lo dejamos en la nevera.
La curaduría
El libro tiene ese espíritu de celebrar la Bogotá alternativa que supo resistir. Nos dimos cuenta muy rápidamente y de manera muy triste qué más de una decena de los sitios que habíamos reseñado cerraron por la pandemia. Sitios de amigos, de compañeros, de colegas. Cuando nos ganamos el estímulo hubo una mutación de esa primera lista de lugares que habíamos hecho. Este Bogotá Local es el resultado de casi tres años de trabajo, de crear una lista, reformularla y después adaptarla: ahora, por ejemplo, si un lugar tiene patio eso está subrayado en la reseña.
Los sitios que están en la guía no son los mejores 100 sitios de Bogotá. Son nuestros sitios favoritos, sitios a los que todos en el equipo hemos ido y en donde nos sentimos súper cómodos porque ofrecen experiencias redondas en todo sentido: son lindos, funcionales, tienen buenos precios. Era superclave que cada sitio ofreciera una buena relación costo-beneficio, porque en teoría son sitios que tienen como nuestro sello de aprobación.
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El diseño
Bogotá Sonora fue nuestra primera aproximación a una guía turística o lo que parecía una guía turística, pero con Bogotá Local refinamos la idea a nivel de diseño. Algo que queríamos hacer después de ver guías de referencia era salir de la saturación típica de las guías turísticas: tienen mucha información, pero es información que cada vez se puede conseguir en internet más fácilmente, así que intentamos concentrarnos en un buen contenido, hacer reseñas que tuvieran un sentido y una curaduría especial, que creo que es algo que nos representa como editorial.
La idea de destacar la curaduría y no la información generó una guía bastante limpia donde las fotos priman. Casi que hay un balance de 50/50 entre imagen y texto. Además de eso, pensamos muy bien las jerarquías de la información. Queríamos huir un poco de las convenciones y resolver tipográficamente cómo comunicar el tipo de espacio, el barrio, la localidad, página web y ese tipo de datos.
De una manera muy consciente también quisimos jugar con una paleta cromática que no fuera tan clásicamente bogotana o cercana a lo que uno se imagina de Bogotá. Eso hacía parte de la idea de la Bogotá alternativa: alejarnos de las banderas, alejarnos de qué Bogotá es gris y ladrillo. Quisimos aportar una nueva identidad cromática a la ciudad, y los colores que logramos no sirvieron para las introducciones y para darle color a todas las secciones del libro. Tuvimos una idea chévere, y es que cada vez que cambiamos de sección, el color de esa sección se va fundiendo con el color de la sección que sigue, entonces se crea una transición visual entre los cambios cromáticos de las secciones.
A mí me critican un poco porque dicen que mi diseño no es muy local o que no diseño muy colombiano, pero yo siento que este tipo de proyectos necesitan un tipo de limpieza muy correcta sin caer en la frialdad. Este libro tiene unas retículas claras, una tipografía palo seco y una estructura muy determinada, y puede que eso ayude a que no se vea autóctono, aunque a mí me parece una bobada eso.
El resultado
Nunca hemos pensado que nos vamos a tapar de plata haciendo esta guía turística, pero nos ha sorprendido el recibimiento comercial del libro. Nos ha sorprendido mucho. A este paso es muy probable que agotemos esta primera edición en menos de un año. ¡De una guía turística!
Me parece muy lindo que hayamos logrado rescatar un formato anacrónico, como se le podría decir a la guía turística impresa que la gente llevaba en su maletín mientras exploraba una ciudad. He visto que hay gente que está chuleando los sitios a los que van, que anotan en el libro que ya fueron y en qué fecha. Creo que si se presenta una segunda edición, le podemos agregar un Ya estuve aquí.
Algo que hemos hecho siempre en Rey Naranjo es intentar recuperar formatos editoriales que se consideraban obsoletos, y eso a mí me parece clave. Nuestro primer libro fue un diccionario etimológico de un contenido que además está en internet y lo sacamos en físico porque sabíamos cómo podía quedar en físico. Están el libro de las aves y también el de ECM Records, que es una guía de escucha de un sello discográfico alemán especializado en jazz raro y en música clásica rara. El libro está todo en inglés, y son 100 discos para intentar entender el ethos del sello discográfico. La gente dice, ¿por qué desde Bogotá esto? Pero este libro ha sido un éxito total.
Nosotros no nos estamos inventando nada. Son formatos que han existido en el mundo editorial durante un montón de tiempo y que están en desuso, qué es otra cosa. Son unas cosas que ya no se ven, pero sentimos que eso está mal. Sentimos que todavía importan mucho.
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