¿Cómo sostener una relación cuando las libidos son incompatibles?
¿Qué hacer cuando el deseo mutuo no coincide en intensidad y en tiempos? Cómo puede afectar la vida en pareja y qué podemos hacer al respecto? Profesionales de la salud nos dan algunas indicaciones.
No existe algo así como una medida ideal de cuánto sexo debe haber en una relación. Por ell contrario, considero que lo valioso e interesante del sexo, más allá del placer, es que no tenga reglas establecidas, a excepción del consentimiento que es esencial en cualquier interacción sexual. Esa libertad y la comunicación adecuada nos da la opción de poner los límites con los que nos sintamos cómodos y de escribir acuerdos en pareja que puedan satisfacer deseos y necesidades mutuas.
El sexo es tan amplio en su concepción que cada quien puede redefinirlo a su manera y va mucho más allá de la simple penetración. Incluso, para algunas personas no parece un factor tan relevante mientras que para otros es un punto vital. Desde mi punto de vista, considero que el sexo no es el factor esencial que une a una pareja, sin embargo, sí es un punto importante en el cual se debe buscar el equilibrio y la satisfacción mutua. En muchas parejas, esta búsqueda por el equilibrio se convierte en el origen de discusiones y desencuentros, especialmente cuando se habla del deseo sexual.
No existe algo como un deseo sexual normal, ya que el interés y la libido pueden fluctuar y variar durante el tiempo según factores físicos, emocionales y psicológicos. Según Helena Salgado, psicóloga y fundadora de La Boca Mojada, un proyecto que promueve contenido educativo sobre sexualidad, “al contrario de lo que piensa la mayoría, el deseo sexual está directamente relacionado con nuestro estado emocional. Los estados emocionales interactúan con todos los ámbitos de nuestra vida y esto quiere decir que también afectarán la manera en la que vivimos y experimentamos nuestra sexualidad”.
La sexualidad no tiene que ver solo con el acto sexual en sí, sino es también “cómo nos relacionamos con nuestro cuerpo, cómo nos entendemos como individuos y cómo construimos nuestra identidad”; afirma Helena. En este orden de ideas, sí nos sentimos bien en aspectos generales de nuestra vida lo más natural es abrirnos a ese espacio para el deseo, lo cual también tiene que ver con la etapa de la vida en la que nos encontremos, la autopercepción, nuestra edad, salud, intereses e incluso el tiempo que llevemos en una relación.
Para el doctor Mauricio Polanco, psicólogo clínico y de familia y docente de psicología de Unisanitas, entender los factores que afectan el deseo sexual y por lo tanto, la intimidad de una pareja en la que una persona tiene mayor o menor libido que la otra, es crucial al momento de buscar soluciones. Concretamente los factores que podrían afectar el deseo sexual son, “causas físicas relacionadas enfermedades, consumo de sustancias psicoactivas o medicamentos como los antidepresivos, disfunciones sexuales, estilos de vida inadecuados o con excesos, cirugías, fatiga, cambios hormonales como los que ocurren en menopausia o andropausia, embarazo o lactancia, llegada de un bebé, afectaciones en la salud mental, como la ansiedad y la depresión, el estrés derivado de situaciones laborales o familiares, la imagen corporal, la baja autoestima, experiencias de abuso o sexuales negativas, falta de comunicación en la pareja, desconocimiento del propio cuerpo, mitos y falsas creencias de la sexualidad”, afirma Polanco.
Además de esta multiplicidad de factores, médicos, físicos, hormonales y emocionales, Helena Salgado ahonda en algunas de los factores relacionados con la salud mental que tienen mayor incidencia en la sexualidad y que por lo tanto, pueden afectar el deseo sexual, estos son:
1. Ansiedad: la ansiedad puede hacer que la persona se sienta preocupada y en constante estres, lo que puede interferir con su capacidad para disfrutar del sexo y estar presente.
2. Depresión: la depresión puede reducir el deseo sexual y la capacidad de disfrutar del sexo. En un estado depresivo, las personas muchas veces tienen dificultades haciendo actividades de la rutina diaria y sintiendo placer.
3. Autoestima: una baja autoestima puede hacer que una persona se sienta poco atractiva o insegura durante el sexo, lo que puede interferir con el deseo sexual.
4. Trauma: el trauma sexual o emocional puede afectar la capacidad de una persona para crear relaciones significativas con personas y con sentir deseo sexual. En estos casos, la experiencia de tener encuentros íntimos puede provocar respuestas psicológicas muy negativas.
5. Problemas en las relaciones: Por ejemplo la falta de comunicación, la falta de intimidad emocional o la falta de conexión sexual, pueden afectar el deseo sexual y la noción de seguridad que puede sentir una persona.
Teniendo en cuenta estos factores y las variaciones inherentes que pueden existir en la libido durante la vida, el término libidos incompatibles se refiere a cuando una de las personas experimenta un mayor o menor deseo sexual en comparación a su pareja.
Estas diferencias en el deseo sexual pueden llevar a discusiones y dinámicas poco sanas si no se manejan desde la comprensión y la empatía.
Lo que pasa en muchos casos,es que las personas con un mayor deseo sexual pueden llegar a sentirse rechazadas por su pareja y en el caso contrario, las personas con un menor deseo sexual pueden sentir culpa o presión por no tener la misma libido. Estas implicaciones negativas cobran mayor importancia en relaciones largas y pueden tener un efecto en la sensación de satisfacción sexual que se tiene en la relación.
Aun cuando es un tema que puede herir susceptibilidades ya que como lo mencionamos anteriormente, el sexo se encuentra ampliamente ligado a la autoestima de las personas, hay varias acciones que se pueden tomar al respecto en caso de que este tema esté generando inconvenientes en la relación. Para el doctor Mauricio Polanco, el primer y principal punto de encuentro para buscar soluciones debe ser la comunicación de pareja desde el amor y el afecto mutuo, “ésta debe fortalecerse y enriquecerse de forma permanente, para que se constituya en una fuente de salud, bienestar y placer en la pareja. Desde la psicología y como terapeuta de pareja, es esencial abordar el cómo se comunican, se transmiten sus deseos y/o preferencias, sus gustos en este ámbito, lo que les molesta o genera mayor placer, de manera que se logre la satisfacción personal y de pareja, sin egoísmos y con la plena convicción del disfrute pleno, responsable y satisfactorio para ambos. De allí, que se trabaja alrededor de la comunicación, la confianza, el respeto de sí mismo y del otro, el deseo, los límites, la percepción del cuerpo, entre otros aspectos”, afirma.
Partiendo de la comunicación, surgen distintas medidas que pueden ayudar a manejar la frustración o inconvenientes que se deriven de los libidos incompatibles, como por ejemplo:
1. Redefinir el concepto de intimidad: la única forma de sentir placer no es a través de la penetración. Besarse, tomar una ducha juntos, masturbarse mutuamente, son solo algunas de las opciones para crear conexiones profundas y generan placer.2. Despojarse de tabús al hablar de sexo: cuando se puede hablar libremente y sin tabús de sexo con la pareja, es mucho más fácil llegar a acuerdos y compromisos. También es un punto importante a la hora de explorar nuevas experiencias que puedan generar placer.
3. Ser empático: la empatía es uno de los factores principales cuando el libido incompatible es un problema. Siempre es necesario ponerse en el lugar del otro y entender los factores que puedan estar afectando su deseo sexual.
4. Buscar ayuda profesional: desde la psicología y la terapia, se pueden construir acuerdos claros que permitan encontrar la plenitud en la sexualidad en pareja. No dude en consultar a un especialista sí lo considera necesario.
Teniendo esto en cuenta, siempre es posible llegar a acuerdos que nos hagan sentir escuchados y satisfechos desde que estos sean construidos desde el amor, el respeto y la empatía. La sexualidad se desarrolla de distintas formas en cada uno de nosotros y como la mayoría de aspectos que tienen que tratarse en una relación, todo se basa en la comprensión y en encontrar puntos comunes con la otra persona que nos hagan felices sin transgredir nuestros límites o lo que somos a nivel individual.
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