La antítesis del jinete
Este nuevo proyecto performático de la artista tolimense, segundo lugar del Premio Arte Joven 2020, explora su lado animal a través de otros cuerpos. La artista cuenta la génesis de esta obra.
ste proyecto nació en 2014 en Nueva York en un momento en el que me encontraba investigando sobre identidad de género, específicamente sobre lo femenino y lo masculino, el rol culturalmente asignado a mujeres y hombres; y cómo esto podía ser materializado y presentado en un objeto u obra de arte.
Un día después de una experiencia poco afortunada en la que llevé mi cuerpo al límite, después de horas de deambular, y exploré las tensiones de lo que puede soportar (o no) mi cuerpo, entré en un estado en el que una fuerza animal me atravesaba. En medio del trance sentía como si mis piernas tuviesen una articulación adicional y, de repente, dejé de caminar y empecé a galopar.
Logré identificar esa fuerza como un devenir-caballo y desde entonces su búsqueda se convirtió en el eje central de este proyecto. El tema principal dejó de ser el género, el sistema binario de hombres y mujeres y su diversificación desde lo queer. Quería volver a sentir lo que había experimentado en el Puente de Brooklyn, quería volverme a encontrar con lo sublime, con la potencia del devenir animal que se había apoderado de mí. Ahora lo que buscaría sería la destitución de cualquier noción de identidad; escapar desde lo animal, para ser simplemente un cuerpo en movimiento, que galopa, que suena y que desea.
Es un deseo que no es ni femenino ni masculino, no es humano ni es caballo, es el devenir caballo de un humano.
Abandoné entonces las ideas ensimismadas y los lugares comunes en los que los humanos nos pensamos “en la cima” de la cadena alimenticia y desde donde establecemos relaciones de poder con los otros seres vivos. Por esta razón no me interesa establecer una relación con el caballo y con su fuerza mediante el acto de montarlo, no me interesa convertirme en un jinete, quien mediante bridas, espuelas y elementos de tortura se impone ante al animal… Más bien me interesa asesinar al jinete y todo lo que esta figura patriarcal representa. Es en esta intención donde nace el nombre de esta obra.
Capítulo I: El jinete
A través de este proceso reflexivo realicé 3 video performancias: el Jinete, el Centauro y el Devenir; acciones en las cuales la sonoridad se vuelve el agente principal de todo este proceso junto a la capacidad transformadora del caminar. Son acciones mediante las cuales deseo propiciar la destitución de cualquier rol social y noción de identidad, es la necesidad de precipitar un vaciamiento del cuerpo desde un gesto cotidiano como caminar, que permita la irrupción de ese devenir por medio de las tensiones sonoras generadas por un galope humano que evoca y desea un galope equino.
Capítulo II: El Centauro
Esta obra es el resultado de la insistencia de un niño por seguir su deseo, de crear un andamiaje sobre el cual pude construir una ficción política que lleva implícita la creencia en la importancia de la fabulación, de la construcción de mitos y subjetividades descentradas. Es una obra en la que invito a que una persona común pueda llegar a sentir plena su existencia, pues una persona como yo pudo devenir caballo.
Capítulo III: El Devenir
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