Les presentamos algunos lugares que superaron la etiqueta
y el estigma que existe sobre la comunidad gay.
Para Roberto Bolaño los poetas homosexuales se dividían en maricones, maricas, mariquitas, locas, bujarrones, mariposas, ninfos y filenos. Para nosotros, la homosexualidad no se puede dividir –ni siquiera entre lesbianas, bisexuales u osos–. Por eso, y aprovechando que los prejuicios contra la comunidad LGBTI, poco a poco se van cayendo, decidimos armar una guía gay de Bogotá hecha para todos, con diferentes espacios (no solo en Chapinero y el trilladísimo Theatrón) y con intereses que van más allá del sexual.
Esta guía, además de una lista de lugares que vale la pena conocer, es una invitación para que salga (del clóset, si aplica) y tome una postura crítica ante los gustos, las variaciones y la diversidad que podrá encontrar en la capital de Colombia.
CALENTANDO MOTORES
Café san moritz | Calle 16 No. 7-91 | Lunes a sábado, 7 a.m. a 12 p.m.
Fue fundado en 1967. Está ubicado en el centro de Bogotá, en una zona donde las iglesias y los esmeralderos pululan, paradójicamente. Sus puertas están abiertas a todos: artistas, actores, políticos, estudiantes, adultos mayores, loteros que venden esperanzas, serenateros que prometen conquistas y lustradores que desempolvan zapatos.
El Moritz, sin ser un café gay, se ha convertido en un punto de encuentro para la comunidad. Mientras escucha boleros y rancheras, rodeado de fotografías de Bogotá y con un ambiente bohemio, con olor a sahumerio, usted puede disfrutar de un tinto preparado por una greca italiana de 1937, tomarse uno que otro aguardiente o una cerveza. Qué mejor si lo hace con una buena compañía.
Definitivamente si quiere entrar en una maquina del tiempo, para revivir el siglo XX de la ciudad, esta es la mejor opción.
A seis manos | Calle 22 No. 8-60 | Lunes a sábado, de 8 a.m. a 11 p.m.
Este lugar está escondido en el centro de la ciudad, al lado de la icónica panadería cachaca El Cometa. Aquí se puede comer uno de los mejores almuerzos de la zona: la carta combina distintos platos internacionales, especialmente franceses y colombianos, a precios razonables.
Los miércoles hay un cine club gratuito. Todos los sábados se lleva a cabo “la multilengua”, un evento para conocer gente de diferentes culturas y países. Además, día tras días, hay conciertos, exposiciones y talleres artísticos de teatro, danza, literatura, poesía y cine.
Pero A seis manos no sólo es un restaurante, bar o galería, varios diseñadores independientes tienen un espacio (boutique) en el que ofrecen sus productos. Se trata de un espacio cultural que supera los clichés de la rumba gay.
LA CULTURA NO ES EXCLUYENTE
Librería Luvina Café | Carrera 5 No. 26C-06 | Lunes a sábado, 11 a.m. a 9 p.m.
El escritor Carlos Luis Torres fundó este café hace ocho años y desde entonces sus puertas están abiertas a todos, ¡a todos!
Los bibliófilos pueden sentarse tranquilamente a leer dentro de la librería, acompañados de un café, una aromática de frutas, un vino o un coctel. También, para cargar el espíritu, pueden comerse un almuerzo vegetariano, que representa una de las mejores opciones para los no carnívoros de Bogotá (aunque también hay platos para carnívoros).
Los lunes hay un club de lectura. Los sábados, en el teatro del segundo piso, un cineclub gratuito. También se realizan charlas y exposiciones de diferentes temáticas.
Erikó | The Back Room, Carrera 13 No. 79-20 | Evolta: Carrera 7 No. 55-30
David Alfonso inició su camino en el mundo de la moda haciendo ropa para sí mismo. De ahí nació una marca de sastrería que ahora incursiona en la línea de ropa deportiva.
La marca transgrede la cultura machista de la ciudad, esa que dice que el rosado y las texturas son para maricas. No, no y no. Erikó transforma el significado de lo masculino: la mayoría de estampados están compuestos de figuras de flores, tracerías, cintas y roleos; entre los colores de las prendas hay rosados, morados y azules celestes. Son prendas encasilladas socialmente para ser usadas por las mujeres, pero hechas para hombres. ¿Y qué?
La peluquería | Carrera 3 No. 15A-47 | Lunes a sábado, 11 a.m. a 8 p.m.
La peluquería no es una peluquería. O bueno, no es sólo una peluquería; se trata de un centro cultural que, de paso, representa una alternativa en el arte del corte del pelo. Aquí no se habla en términos de moda, más bien se va en contra de los cánones establecidos por esta para que cada cual encuentre su propio estilo.
El colectivo de La peluquería está conformado por mujeres que se hacen llamar “las peluqueras asesinas” y está enmarcado en el ideal del poderío femenino, sin llegar a ser un movimiento feminista.
Además de distintos cortes (sexuales), en La peluquería hay una barra de bebidas y comidas, una vitrina para los diseñadores independientes y una sala de lectura.
AHORA SÍ, A MOVER EL ESQUELETO…
Colosos Bar | Calle 60 No. 9-65 Int. 108 | Jueves a sábado, 6p.m. a 3a.m.
Colosos es un bar para el movimiento y la cultura de los osos, tipos grandes y peludos con ciertos gustos que se salen del estereotipo gay. Se reserva el derecho de admisión porque, dicen sus propietarios, va dirigido a los hombres maduros, muy masculinos y “sin plumas”. La música es crossover porque la idea es bailar y parrandear sin mayores prejuicios. Los jueves hay 2x1 en cocteles y cervezas; estas últimas son, de lejos, las verdaderas reinas. Se realizan fiestas temáticas, como la de leather (fetichistas llenas de cueros). Este pequeño bar lleva diez años en funcionamiento y representa una de las opciones diferentes y más entretenidas de la zona gay de Bogotá.
Matik Matik | Carrera 11 No. 67-20 | Miércoles a sábado, 6 pm a 3 am.
El nombre Matik Matik proviene del jabón Lavomatik, clásico detergente colombiano. El lugar es un laboratorio sonoro, dedicado a la producción y difusión de música experimental, vanguardista y alternativa –incluye jazz, rock, folclor y fusiones, entre otras categorías–. Se convirtió en el lugar perfecto para los curiosos bogotanos que quieren descubrir y disfrutar de sonidos diferentes, que se escuchan sin necesidad de poner la mano en la barbilla. Además, Matik Matik siempre conserva su lado fiestero.
Cada tanto hay conciertos, proyecciones, conferencias y talleres. Todos los días (excepto con ley seca), hay cerveza y cocteles. Los objetos del bar, por su “descuido”, hacen que el ambiente sea verdaderamente relajado. En la barra venden un ron arreglado con especias (secreto de la casa) que hace que usted se sienta en la coctelería más refinada y exquisita de Bogotá.
Baum | Calle 33 No. 6-24 | Jueves a sábado, 10 p.m. a 6 a.m.
Aquí existen dos ambientes: el salón principal (que tiene un techo de figuras geométricas y emite luces de diferentes colores) y la terraza (donde se encuentra el majestuoso árbol que le da el nombre al sitio).
En Baum se suelen presentar muy buenos DJ nacionales e internacionales que encienden la fiesta con descargas de música electrónica y, de vez en cuando, pequeños conciertos de bandas de todo el mundo. Pero lo mejor de Baum es que es un “amanecedero” legal: no hace falta esconderse ni golpear puertas secretas para ver salir el sol en Bogotá luego de una muy buena rumba.
Café La Estación | Calle 62 No. 7-19 | Lunes a domingo, 4 p.m. a 2 a.m.
Lleva once años en funcionamiento y, antes de su construcción, solía ser una estación del tranvía de la ciudad. Es como un sitio campestre en medio de la metrópoli. En el primer piso hay decoraciones con plantas, estatuas de insectos y una chimenea; en el segundo piso uno tiene la sensación de estar en una casa del árbol (todo está hecho de madera); la terraza ofrece una vista panorámica de la ciudad para quedar sin aliento cuando el clima lo permite.
En el menú ofrecen platos fuertes, livianos y para picar; todos pueden ser acompañados de un buen vino o alguna otra bebida. La especialidad de la casa son los crepes, mejores (de lejos) que los de cierta cadena de restaurantes.
Los menores de edad tienen ingreso permitido de 1 pm a 6 pm.
Asilo | Av. Caracas No. 40-43 | Jueves a sábado, 9 p.m. a 2:30 a.m.
Tras reformar los vestigios de un burdel, sin perder el toque decadente, este lugar rinde homenaje a muchos artistas alternativos de los ochenta y noventa (aunque de vez en cuando se cuela uno que otro sonido de rockabilly, post punk y new wave).
Pero Asilo no es solo un lugar privilegiado para refugiados de la música y la rumba: en el espacio confluyen medios artísticos como la fotografía, la ilustración y el cine en exposiciones, proyecciones y otros encuentros culturales.
No se le haga raro un pequeño pogo, un concierto de música electrónica o ver a dos punkeros besándose. Al fin y al cabo, y como se han dado cuenta, no hay una fórmula única para una buena noche gay.
Village Café | Carrera 8 No. 64-29 | Lunes a domingo, desde las 4p.m.
Desde hace 17 años, el Village ha sido el punto de encuentro de los que buscan un lugar relajado para tomarse un café o un coctel. El ambiente es colorido y vintage (paredes color pastel, estatuas pequeñas de porcelana con formas de conejos de pascua, calacas arco iris y cuadros con avisos de otros tiempos).
En Village la música juega un papel muy importante, empezando con los sonidos anglo: rock, indie, jazz, blues, disco, synthpop. Los fines de semana, los beats se vuelven más agitados, y por lo general suena un poco de dubstep, electrorock, funk y house.
Pero el gran secreto de este café es su filosofía gay friendly. ¡Cualquier persona puede ir a pasarla bien!
A LA CAMITA…
Hotel Boutique San Sebastián | Calle 62 No. 9-49 | Lunes a domingo, 24 horas.
Admitámoslo: en Bogotá no hay muchos hoteles decentes donde se puedan quedar parejas del mismo sexo. San Sebastián es la excepción. Ofrece planes con alojamiento, televisión satelital, internet, mini bar, café, restaurante a la carta, sauna y, aparte, salón social para eventos y celebraciones.
Marilyn Monroe es la protagonista: está presente en carteles, ilustraciones y hasta en los menús del restaurante. Y lo mejor: ningún camarero o recepcionista lo mirará mal por llevar a su pareja, sea del género que sea. Al contrario, todos son bienvenidos.
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