Ilustración y lettering de la comunidad LGBTIQ+ colombiana
A través de la imagen, @dibujosdecamilo, @jimenezlettering y @elpatiodeleon comparten la lucha por visibilizar la identidad de una comunidad tan diversa como creativa.
Aunque el pride debería ser todos los meses del año, en una sociedad que avanza a pasos de tortuga, junio es un buen comienzo para hacer cada vez más visible esta lucha inclusiva y diversa. Más allá de la bandera arcoiris, hay otros colores y formas que deben reconocerse; distintas formas de creación surgen como canales para expresarlas.
Este artículo recoge la historia personal y artística de tres creadores que se han posicionado con sus propios lenguajes más íntimos: la ilustración y la identidad, y que se suman a muchos otros que trabajan a diario en esta línea.
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La ternura como pilar de las relaciones humanas: @dibujosdecamilo
Camilo Castaño usa lentes redondos, tienen una montura gruesa que enmarca la mitad de su rostro. Es rubio, barbado y con rasgos marcados pero a la vez redondos, suaves como los trazos de su obra. Su consigna es la ternura, la ternura radical.
Sobre este concepto ronda toda su obra, lo acuñó cuando descubrió el Manifiesto de la ternura radical, un término creado por las activistas brasileñas Dani d’Emilia y Daniel B. Coleman. Gracias a definiciones como “ternura radical es abrazar la fragilidad, ternura radical es ser crítico y amoroso al mismo tiempo, ternura radical es entender cómo utilizar la fuerza como una caricia”, el corazón y alma de Camilo cambiaron para impulsar desde sus creaciones una mirada basada en el amor propio y colectivo.
Desde muy pequeño sintió el impulso de trazar, de reinterpretar lo que sus ojos veían con asombro. “He dibujado desde niño, estudié diseño visual porque tenía varias inquietudes sobre las imágenes. Quería generar imágenes y no tenía muy claro si era dibujando o si quería hacer fotos, pero las imágenes siempre me cautivaron”, afirma Camilo, a quien este sentir llevó a estudiar diseño visual en la Universidad de Caldas. En 2019 viajó a México para especializarse en una maestría en artes visuales. Un año después comenzó la pandemia y lo que parecía el fin de la vida y el mundo se convirtió para él en la oportunidad de reconocerse como ilustrador y explorar otros aspectos artísticos de sí mismo.
Comenzó escaneando algunos dibujos que tenía en una de sus libretas con autorretratos y retratos de sus amigos. Luego agregó un factor que sería primordial en su obra: su cotidianidad. “Tuve una especie de llamado muy natural a compartir mis propias experiencias, o sea, hablar un poco desde el terreno autobiográfico. La gente empezó a resonar con eso, algunos dibujos se viralizaron y empecé a subir el número de seguidores; eso me hizo sentir que ahí había algo, que ahí había una posibilidad y que la gente se sentía conmovida con lo que yo hacía”, recuerda.
Sus dibujos son sencillos, de trazos limpios y desenfadados. Con una línea suave, el estilo de sus obras son la representación sinestésica de una caricia. En aquello que creamos siempre se va un pedacito de nosotres y Camilo no es la excepción. Según su pareja, “entre su vida y su obra hay una relación muy directa y transparente. De forma muy natural ha encontrado en el dibujo una manera para entender su propia vida y darle cabida a todas las emociones por las que transita cada día, tanto las oscuras como las luminosas (...). Soy su fan número uno, mucho de lo que muestra en su trabajo está presente también en nuestra relación, en términos de introspección y ternura. Sin embargo, sí hay una parte especial que guarda solo para nosotros”.
Actualmente, Camilo trabaja como diseñador para el Parque Explora de Medellín y pronto lanzará un curso en Domestika. La exteriorización de sus cotidianidades está llena de luchas, algunas de sus principales reflexiones han sido la deconstrucción del amor, el llamado a la ternura en todos los tipos de relaciones y el activismo por la comunidad LGBTIQ+. Desde muy joven se reconoció como un hombre homosexual, enfrentando diferentes situaciones de bullying escolar y los estigmas dentro de la misma comunidad, ya que los hombres “afeminados” suelen ser rechazados por la comunidad gay. Sus dibujos son entonces una plataforma para la representación que muches buscan, un abrazo a las emociones.
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Poner en cursivas toda una lucha: @jimenezlettering
Ximena Jiménez es una mezcla entre el equilibrio y el frenesí, tiene el cabello corto y azul marino. Su estudio está repleto de aerosoles perfectamente organizados. Con una rima desde su nombre, la sonoridad es parte fundamental de su vida y de sus letras.
Desde hace casi diez años, el lettering es el puente con el que cuenta Ximena para expresar sus ideas. ¿Lo mejor de esta técnica? Lo directamente expresiva y versátil que puede ser.
En 2007, Ximena Jiménez comenzó a estudiar diseño gráfico, carrera que ejerció hasta que su espíritu pisciano y aventurero la obligó a viajar y conocer el mundo fuera de las oficinas y los computadores. Comenzó en Argentina desde abajo, mesereando y rayando los tabloides que anunciaban el menú del día. Con el tiempo, otros restaurantes se interesaron en su talento para darle formas diferentes y llamativas a sus avisos. Decidió entonces tirarse de cabeza y comenzar a hacer del lettering su profesión.
En 2014 llegó a redes sociales, abriendo una cuenta en Instagram con el usuario @jimenezlettering, la cual ocho años después se ha convertido en un referente con más de 27.000 seguidores.
Esta artista halló el prisma de las letras, ya que no solo las dibuja sobre papel, también las lleva a prendas, campañas de branding y paredes. ¿Cómo organizarse para hacer tanta vaina? Pues no ha sido un proceso fácil, más cuando es necesario tener ideas novedosas a diario, es por esto que Ximena asegura que “si voy a tener un proyecto intento dedicarme a él y seguir teniendo tiempo para mí, para descansar. Esto lo he aprendido con el tiempo porque sí, fui muy workaholic y siento que todo el tiempo estaba muy estresada y yo decía ‘no, soy muy chiquita para eso’. La verdad me ha costado un montón lograr hacer todas estas cosas pero con el tiempo he ido aprendiendo a conocer mis ritmos, cómo funciono mejor, en qué horarios, la importancia del descanso y así, en vez de saturarme, he mejorado mi organización y productividad de forma más sana”.
Pero estos esfuerzos han dado frutos: Ximena ha colaborado con marcas como Facebook, The Washington Post, Adidas y Munsingwear Japón. Si bien su proceso de creación tiene unos pasos digitales se considera una amante de lo análogo, a la nostalgia de los años sesenta creando bocetos con lápiz y borrador. Pero indudablemente su formato favorito es el mural y su técnica el aerosol. Así, el olor, sonido y color de los aerosoles son el escenario perfecto en la compañía de unos temas de Mac Miller o Chinese Man, pasando por el jazz, el rap y el punk rock.
No es un secreto que poder ser parte activa y notarse entre artistas siendo mujer es casi un derecho adquirido recientemente, pasar de ser musa a ser artista es el resultado de una larga lucha femenina en el medio artístico. Para Ximena, abrirse paso y compartir sus luchas por medio de sus obras ha sido un proceso de descubrimiento. Antes, por temor a no conseguir contratos o a ser rechazada intentaba no hacer pública su orientación sexual, pero contrario a lo que pensaba, cuando añadió a su portafolio ese aspecto queer y revolucionario llegaron más oportunidades laborales: “cuando empecé a mostrarlo, comenzó a salir más trabajo directamente para la comunidad (LGBTIQ+), entonces por querer cuidarte de no ser vos al fin y al cabo es querer aparentar, estás siendo del montón. Y al final las mismas marcas y los mismos clientes ya no quieren alguien del montón o alguien que sea tibio”, afirma.
No niega que el mundo del muralismo y el graffiti es un medio de machos donde los egos predominan. Para Ximena, tiene más relevancia el talento que los años de experiencia, por esto evita cazar peleas, educar o gastar pintura en corregir algún muro que un hombre le cubrió, “la gente que dedica su vida al odio es porque han sido muy privilegiados, cuando eres parte de una minoría realmente lo único que quieres es estar en paz”. Y así, nuestra experta caleña del lettering prefiere dejar letras que detengan el ojo y la cabeza por unos minutos.
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El patio donde siempre sale el sol: @elpatiodeleon
William Pineda, diseñador e ilustrador de lentes asimétricos y colores pastel, buscaba un espacio donde expresarse, experimentar y plantear sus ideas; al no encontrarlo, decidió crearlo él mismo. Hoy, publica sus creaciones en diferentes revistas y medios, el más reciente es HBO.
¿De dónde salió este patio de formas y colores? Desde un principio fue un lugar luminoso parecido a estar un fin de semana o en vacaciones en una casa apacible con un patio donde se pueda tomar el sol y pensar, esta casa y este patio son finalmente el reflejo de la tranquilidad del artista.
La firma de El Patio de León nació hace dos años, durante la pandemia. Y aunque William ya es un diseñador con seis años de trayectoria estaba aburrido de lo mismo, “quería sacar esa visibilidad frente a problemáticas y generar un universo rodeado de queerness, del lenguaje queer, del lenguaje de identidad de género. Igual tenía mi perfil de Instagram y mi portafolio, pero todo era como relacionado a otros temas. Por eso necesitaba hablar de mi trabajo personal”, porque sí, cuando el trabajo y las pasiones van de la mano la mayoría de veces sale mejor de lo esperado.
A diferencia de muchos ilustradores con unos trazos y figuras obvias, pararse a ver una obra de William es tomarse el tiempo para encontrar detalles que nunca serán los mismos para quien los ve, siempre se halla algo nuevo cuando se repasa una de sus ilustraciones. Con una mezcla entre colores estallados y pastel, se crea un contraste de formas humanas, de pieles y personajes que reflejan la pluralidad de cuerpos. Para crear estas composiciones, William crea bocetos con referentes de la moda, la industria textil, la fotografía editorial y, principalmente, la identidad de esa comunidad de la cual hace parte.
Desarrollar este estilo le ha permitido crecer rápidamente en redes, pero también visibilizar, darle voz a la gente común. “Haciendo los personajes de colores, con pieles diferentes, en este caso yo sí quería ser más realista, dibujar gente latina, morena, mestiza. Pienso en el no ser tradicional, en hacer las pieles naturales, entonces mis referentes son la comunidad, todos los cuerpos, la inclusión”.
En el caso de sus herramientas, Procreate y su iPad son el dúo infalible. Antes de comenzar a dibujar le gusta tomar una caminata tranquila si tiene el tiempo para hacerlo. También suele escuchar música que acompañe la carga de sus proyectos, si es una ilustración para la que tiene mucho tiempo Lana del Rey o un capítulo del podcast de Diana Uribe serán la mejor compañía. Si, por el contrario, tiene afán y necesita activarse, el tecno es un expreso para correr.
Jorge Luis, uno de los amigos de William, define su personalidad como “un campo de flores lindas y salvajes donde los animales están protegidos y nada malo les puede pasar. Creo que él entero es su obra; para mí sus dibujos son representaciones de su refinamiento y su capacidad de crear belleza, es admirable”.
Para William, la ilustración también debe ser un agente de cambio. Como hombre homosexual, en su ambito profesional acepta proyectos donde pueda reflejar a la comunidad LGBTIQ+, mostrar las diferencias y poner el foco sobre todo aquello que siempre se ha querido mantener en las sombras.
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