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Diario de un concierto a domicilio

Diario de un concierto a domicilio

Jazz al Parque saltó de los teatros y escenarios habituales, para llenar las calles de Bogotá con las canciones más representativas de la historia del festival. Los músicos de la Bogotá Big Band recorrieron las localidades tocando a bordo de un camión gigante. 

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uando el domingo 6 de diciembre llegaba a su ocaso y los habitantes de la localidad de Suba se preparaban para iniciar otra semana de este largo 2020, un visitante particular llegó a despertar la curiosidad de muchos a las afueras del teatro Julio Mario Santo Domingo y la tienda Jumbo que se encuentra contigua al mismo. Se trataba del Viejo Jerry, un camión Kenworth de la montaña de color naranja vivo que se estacionó justo en la entrada de ese supermercado. Ahí, en ese andén donde se parquean a diario taxis y vehículos de transporte pirata a la caza de compradores de víveres, llegó este camión. ¿Cuántos lugares de Colombia habrá visitado este camión llevando y trayendo carga? ¿Qué carga lleva habitualmente el Viejo Jerry?. ¿Por qué estaba aparcado ahí, rompiendo con el ciclo melancólico de un domingo en la noche?

Jazz al parqueQue haya quedado registrado como el Viejo Jerry no es por cariño. En la parte posterior de la cabina, este camión tenía escrito sobre su vidrio trasero polarizado ese nombre en letras cursivas. Un bautizo al mejor estilo de un picó de la costa. Sumado a su color vivo, el camión estaba delineado al mejor estilo de un camión de Coca Cola en navidad por luces de neón. El vidrio frontal, las dos puertas, la parte frontal, un juego de luces que oscilan rápidamente entre verde, azul y rojo.  En vez de llevar un container, o contenedor, llevaba adecuada una estructura que del lado del copiloto, estaba abierta dejando ver un contrabajo, una batería, un piano y los atriles para dos saxofones y un trombón. En la parte de atrás tenía la inscripción gigante que decía “Big Band Bogotá 2020”. El camión era una chiva jazzera. 

Desde 2010 la Big Band Bogotá ha servido como laboratorio de creación donde los representantes de la escena jazzera de Bogotá se han reunido para celebrar la música en torno a Jazz al Parque, el festival distrital que en este 2020 cumple 25 años. Pasadas las 7:00 pm, las luces de la tarima adecuada pasaron de un blanco estático a un juego de colores similar al que delineaba al Viejo Jerry por fuera. Los motores del camión se encendieron y desde el interior del escenario móvil, se escuchó una voz en un parlante que decía: “Hola a todos, nosotros somos Cachicamo, nos pueden encontrar en nuestras redes como @Cachicamo.musica”. 

Cachicamo es el nombre que se le da en la llanura que comparten Colombia y Venezuela a los armadillos, los mismos que son llamados jerre jerre en la Costa Atlántica y fueron inmortalizados por Rafael Escalona en una de sus canciones. En esta ocasión, Cachicamo es el nombre de la agrupación colombiana de jazz que lidera Andrea Hoyos, la misma que presentaba su conjunto cuando arrancó a andar el Viejo Jerry. Cachicamo fue una de las más de diez orquestas que se presentaron a la convocatoria del Festival Jazz al Parque en homenaje a la Big Band. De esta convocatoria que estuvo abierta entre septiembre y octubre de este años, quedaron seleccionadas Cachicamo, el conjunto de Santiago Sandoval e Igaragó, agrupación que el pasado 18 de noviembre abrió la puerta a la música en vivo alejada de las pantallas en esta nueva normalidad. El concierto también se celebró en torno a los 25 años de Jazz al Parque y tuvo lugar muy cerca del punto de partida de esta historia, en el teatro Julio Mario Santo Domingo. 

El Viejo Jerry partió como si de una carroza real se tratara. Una avanzada de dos caballeros en corceles de acero (bicicletas) lo antecedía para frenar el tráfico a su paso, mientras que un pelotón de infantería conformado entre personas de logística, miembros de la organización del concierto y curiosos habitantes del barrio, lo acompañaba; y a su cola una fila de carros lo seguía, encabezados por una ambulancia y una van de la organización. 

Dentro de las canciones que interpretó Cachicamo, hicieron parte piezas propias del repertorio de la agrupación y partituras históricas del archivo de la Big Band Bogotá, como Colibrí, del arpista Edmar Castañeda; El Puente, obra de Antonio Arnedo que en su composición original no lleva letra, pero en la adaptación de Cachicamo, fueron incluídos varios versos para ser interpretados por Ana Milena Lozada, cantante de la agrupación. 

Jazz al parque

Tomada de las redes de Jazz al Parque

Soy pescadora de to’s los ríos 
navego en balsa 
y tengo un brío 

Que nada calla 
yo soy el puente
que une el tiempo 
de mis ancestros 

Con este cielo
callo y escuchó 
las melodías
que canta el viento

El bosque me habla 
me pide auxilio 
de los humanos 
Soy el puente

Letra de El Puente en arreglo de Andrea Hoyos para Cachicamo.

Una vez el viejo Jerry había cruzado la Av. Boyacá, Ana Milena, la cantante de la agrupación, anunció que el tercer tema homenaje a la Big Band era Sinfonía Municipal IV, una pieza compuesta por el rey de la rasqa, Edson Velandia, y dirigida por él mismo en 2011 en interpretación de la Big Band. Como se puede apreciar en el video de esa ocasión, de las largas mangas del traje de Velandia se desprende la hoja de un machete, que sirvió como batuta en la interpretación de aquel entonces.

Para la ocasión de este concierto itinerante, el arreglo de Cachicamo también contó con su versión del machete de Edson. Sin embargo, en vez de un machete, la pieza fue dirigida por Daniel De Mendoza (contrabajista del grupo) con un cuchillo de cocina aún en su empaque, que fue acercado a la tarima del camión por la curadora de Jazz al Parque, Daniella Cura, momentos antes de iniciar la primera interpretación de la noche de la sinfonía de Edson Velandia.

Jazz al parque

Daniella Cura, curadora de Jazz al Parque, junto a los integrantes de Cachicamo

En la medida en que la corte que escoltaba al camión avanzaba, las ventanas de las casas y de los altos edificios de apartamentos se iban iluminando. En algunas, pequeñas cabezas se asomaban tímidamente entre las cortinas y en otras familias enteras se aglomeraban en los balcones para recibir la música de Cachicamo.  Con cada luz encendida y con cada cortina abierta, los habitantes de la localidad de Suba permitían que todas estas intimidades fueran abordadas por tres tandas musicales que sonaron mientras Cachicamo recorría las calles de la localidad. 

La música también pasó por humedales, cigarrerías y restaurantes cerrados; templos cristianos y católicos; centros comerciales; estaciones de gasolina y parques, todos los lugares y establecimientos que dan lugar a un barrio, a una localidad. Los curiosos no solamente estaban en las ventanas, pues a pesar de que comenzaba a entrar la noche, las personas que aún se encontraban en la calle se contagiaron del repertorio de la Big Band. En sudadera, pantaloneta, crocs y cualquier pinta que se acerque a la comodidad de un domingo en casa; con perros, coches, niños en bicicletas y con bolsas de pan en las manos,  los transeúntes se acercaban y aglomeraban en las ocasiones en las que el camión paraba y como si fuera una reacción más del sistema nervioso, sacaban su celular para documentar lo que estaba ocurriendo.

Jazz al parque

Tomada de las redes de Jazz al Parque

En la misma proporción en que la noche avanzaba, los curiosos en la calle eran cada vez menos y las ventanas de los edificios cada vez tenían menos luces encendidas. Ya la caravana había pasado por el centro comercial Colina, por la Comercial Papelera de la Av. Boyacá y se acercaba al centro comercial Portoalegre (Carrera 58 #137B-01) al tiempo acababa la tercera tanda del concierto.  La caravana se orilló en un tramo con suficiente espacio para el Viejo Jerry y la logística que lo seguía. Cerca de las 9:30 p.m., la música acabó y volvió el parco silencio de un domingo en la noche. Para los bogotanos, la aceptación se manifestó en las redes sociales de Idartes, en donde este tipo de conciertos se pedían en los comentarios para otras partes de la ciudad, como la localidad Rafel Uribe Uribe y el 20 de julio. Mientras que la felicidad de los integrantes de Cachicamo se resumió en una frase de Andrea Hoyos, directora del grupo: “¿Cómo se sintieron? ¿después de esto no sienten que pueden hacer cualquier cosa en el mundo?”.

Después de este concierto, la Big Band llegó a Engativá el 7 de diciembre de 2020, con la música de la agrupación de Santiago Sandoval; y a Teusaquillo, con Igaragó, el 8 de diciembre.

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Hugo Santiago Caro
Periodista, productor radial y podcaster. Escalador y sprinter de sofá. Rey del país del sueño y la quimera. Twitter: @faisanizate.
Periodista, productor radial y podcaster. Escalador y sprinter de sofá. Rey del país del sueño y la quimera. Twitter: @faisanizate.

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