Jorge Mato: de ciclista a ilustrador
La lucha para vivir de tu talento es dura para creativos y freelancers. Los retos son tantos como los recursos con los que puedes contar para destacarte. Pizza Hawaiana nos revela algunas de sus claves para pilotear este camino.
Antes de llegar a ser ilustrador, Jorge Mato recorrió Uruguay y se recorrió a sí mismo intentando encontrarse. Fue cartero, ciclista, guardia de seguridad, repartidor de volantes y recepcionista de hotel, finalmente a los 24 años comenzó a aprender sobre dibujo y encontró en el arte la respuesta sobre quién quería ser: una persona libre. La independencia que traía el convertir una hoja en blanco en una obra engloba el placer que solo la creación podía ofrecerle.
Era 2007 cuando Mato decidió dedicarse de lleno al arte en un taller privado de dibujo y caricatura al que entró por curiosidad. Luego, ingresó al programa de Bellas Artes en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Uruguay, de la cual se graduó en 2014. Desde ese momento no dejó de crear, enfocándose principalmente en la pintura, ilustración, historieta, caricatura, además del arte callejero y los murales. Al principio realizaba caricaturas en la calle, luego llegaron los talleres, la pintura y la venta de sus obras –algo que creía imposible de lograr–.
En 2008 todo dio un giro cuando comenzó a dibujar personajes, como “el campeón de piernas blandas” o “aire malo”, los cuales mezclas personas y animales, con estos. A nació el laboratorio y blog “Catéter”, seudónimo con el que firma hasta ahora.
El espíritu contestatario es un pilar en la obra de Mato, aunque podría realizar retratos o dibujos acordes con la estética comercial para vender en grandes galerías –lo que en realidad hizo en un comienzo–, esto no es lo que llama su atención y mucho menos llena su espíritu artístico. La obra de Jorge Mato habla de la cotidianidad de sus vivencias personales y de sus obsesiones, pasiones, traumas y miedos. Esa carga de oscuridad interior hace juego con una mirada a la vida de la población uruguaya y el consumo del arte moderno. A ello puede deberse que sus trazos, colores y espacios salten entre lo gótico y lo minimalista.
Además de la ilustración y el dibujo, técnicas que él considera más “racionales”, el muralismo y la pintura ocupan una línea central en su obra. Estas técnicas despiertan sensaciones más físicas, “para mí dibujar o pintar en una mesa no es lo mismo que pintar de pie: siento como una adrenalina, siento que se me eriza la espalda y es increíble. En la ilustración todo pasa a nivel mental, las emociones están en un nivel menos físico. Por ejemplo, me excita cuando trabajo con aceite y acuarela, me gusta la forma en la que el material se va abriendo y me quedo colgado en eso. Creo que esa es la razón por la que no uso tableta”, explica.
Durante los últimos cuatro años, ha comenzado a tener mayor reconocimiento por su trabajo. Entre otros, ha recibido el Premio de Ilustración de Uruguay, el Premio de Artes Visuales de Uruguay, y el año pasado ganó el Premio de Letras con su libro La gran carrera, con el que además obtuvo un White Raven.
Su obra no solo tiene referentes del mundo del arte sino también de la música y la literatura. “La música también me ha ayudado a entrar en procesos creativos; por ejemplo: John Frusciante me ha inspirado mucho para ilustrar. Muchas veces termino haciendo cosas que no provienen necesariamente de lo que veo, sino de lo que escucho o de los viajes que he hecho”, asegura.
Este artista multidisciplinario nos reúne para reconocer que no hay una sola ruta para el encuentro con nosotros mismos, también que desde el arte nunca es tarde para comenzar a explorar nuestras habilidades. Pues contrario a lo que se piensa, un artista no solo es aquel que nace con “talento”.
Jorge Mato estuvo el pasado septiembre en el primer Salón de Ilustración de la casa editorial Tragaluz, en Medellín. En este evento dictó un taller para ilustradores y además brindó una charla sobre su trayectoria artística.
El primer salón de ilustración de Tragaluz fue un espacio en el cual grandes ilustradores, como el mismo Mato o el peruano Rafael Yockteng, pudieron intercambiar sus experiencias con jóvenes locales que inician en este campo de la ilustración, una de las líneas editoriales distintivas de Tragaluz.
Los jóvenes ilustradores de Medellín también tuvieron en este salón la oportunidad de mostrar sus portafolios a museos, entidades culturales, litografías, medios de comunicación, editoriales y hasta empresas textiles. En total, participaron 60 ilustradores, quienes fueron seleccionados tras una deliberación entre 112 proponentes, teniendo en cuenta la calidad y proyección de sus trabajos. El evento también contó con charlas sobre cripto artistas, el mundo de los NFT, animación e ilustración y finalizó con una subasta de las obras de la muestra del primer salón de ilustración.
Si quiere conocer el talento local y nacional colombiano, las obras de este salón piloto estarán expuestas durante todo octubre de 2022 en Casa Tragaluz, en Medellín.
Ilustraciones: Jorge Mato
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