Las ilustraciones en papel de María Fernanda Ponce
En tiempos de producción rápida y masiva, esta artista bogotana se niega a la inmediatez, su revolución es la paciencia y el papel.
Hay quienes coleccionan discos, libros, juguetes o hasta botones. Una inmensa colección de papeles está en la casa de María Fernanda Ponce. Desde el rosa más pastel hasta el vinotinto más profundo. Las texturas lisas, rugosas y con patrones, hacen de este material un universo de posibilidades infinitas para esta ilustradora de papel.
En la universidad tuvo su primer acercamiento a esta técnica, pero no fue hasta 2013 cuando María Fernanda descubrió en el papel su epifanía. Mientras estudiaba técnicas como el óleo, la acuarela o la pintura en un descubrimiento creativo y autodidacta, volvió a recortar y pegar “el proceso como tal de de de tocar el papel, de ver las fibras, las texturas, de encontrarme con una gama de colores en ese tipo de búsquedas en cuanto a materiales y me que me casé con el papel”, explica la ilustradora.
Además de la diversidad de colores y texturas; la fragilidad del papel así como la paciente y quisquillosa disposición que requiere manipularse son —contrario a como algunos pensarían— parte del encanto que encuentra la ilustradora en esta técnica. El papel es uno de los materiales primarios y primitivos del arte, su proceso industrial o artesanal comienza por la mezcla entre diferentes fibras de celulosa —compuestas por pulpa de madera, algodón, cáñamo u otros extractos naturales— y agua, estas pasan por un recipiente que, según el tipo de pulpa, hacen de esta una capa más delgada, gruesa, áspera o lisa.
Si bien su encuentro con el papel fue accidental, en los 10 años que lleva recortando y pegando capas de papel, pocos son los referentes o colegas que puede nombrar nacional e internacionalmente. Si bien hay técnicas en papel como el collage análogo que se han popularizado entre la comunidad creativa en los últimos años, las ilustraciones de María Fernanda son solo son en 2D sino que también compone planos seriados, piezas por capas que crean una profundidad y tridimensionalidad con el papel.
Con una personalidad perfeccionista —que contrasta con su paciencia casi inagotable—, María Fernanda puede tardar horas y hasta días realizando una pieza, pues además de lo estético, busca brindar un momento de conexión entre la obra y quien la observa.“Eso es lo que a mí también me agrada como ver. No solamente como la obra terminada y que se ve linda, sino que las personas puedan ver el objeto porque no solamente es la ilustración, cuando uno la gira o mueve hay otra experiencia diferente”, explica sobre la esencia de su trabajo.
Conocerse a sí misma y confiar en su ruta establecida es fundamental para esta artista. “Siempre tengo las reglas muy claras —con sus clientes—, muestro primero muchos bocetos a lápiz y digital. Cuando ya todo está como el cliente quiere, empiezo con el papel. Si no sería fatal que con una pieza ya terminada me digan “oye, cámbialo”, No, nunca lo hago así”, explica María Fernanda sobre sus tiempos, pues en una ilustración puede llegar a utilizar 34 tonalidades y texturas de papel, además de tomar hasta un mes bocetando, recortando, pegando y tomando las fotografías de la pieza, este último paso, le parece particularmente complejo.
La tercerización en el trabajo de María Fernanda no es una opción. Además de exigente consigo misma, esta ilustradora es multifacética. Ha aprendido de ilustración, tipos y calidad de papeles, tijeras, bisturíes y pegamentos, fotografía e iluminación, digitalización o edición. La fotografía en su portafolio “es otro proceso que la gente no ve, o sea, ve la foto y dice “¡Ay, qué lindas!”, pero el tema de la foto es difícil: tengo que estar pendiente que la luz rebote bien, que no esté tan fuerte, que se vean las texturas. Es un proceso muy demorado”.
Si cada pieza de esta artista de papel es compleja y cuidada, su último proyecto ha sido la cúspide de su trabajo. Además del papel y la ilustración, los libros son una de las pasiones de María Fernanda, en mayo de este año logró crear desde cero su propio libro infantil títulado “Let it be”. Este libro fue elaborado completamente a mano por la artista y contiene 14 ilustraciones. La idea inicial surgió durante una conversación en la pandemia con su amigo Sebastián Barbosa, autor del texto que acompaña el libro. Sebastián le regaló esta historia que es “un homenaje a valorar la vida y aceptarla tal y como es, en sus páginas, veremos la belleza y la felicidad que se esconden en las cosas más simples y cotidianas”, describe María Fernanda.
Además de artista, María Fernanda es ilustradora infantil y diseñadora gráfica editorial. Gracias a su experiencia trabajando en editoriales como la Imprenta Nacional de Colombia, la Casa Editorial El Tiempo o Publicaciones Semana sabía muy bien cómo funciona el proceso editorial. Aún así, fue un reto encargarse de cada paso por sí misma, desde recortar cada pieza, hasta elegir el papel de impresión o visitar las librerías de Bogotá para dar a conocer el libro. “Let it be” se puede encontrar en la librería La Hora del Cuento o en su página web, en esta última puede encontrar su portafolio, realizar cotizaciones de ilustraciones o hasta aprender a realizar ilustraciones en papel.
A diferencia de muchos procesos, la ilustración con papel no permite errores. Si se rasga el papel, se realiza un corte imperfecto o no se es un amante de la tranquilidad, se verá reflejado en el resultado de la pieza final. El papel permite materializar la belleza de la imaginación, pero nunca pasará por alto un descuido. María Fernanda conoce muy bien la naturaleza tenaz del papel, por eso nunca trabaja bajo presión. Sin importar cuánta prisa tengan terceros en un proyecto, su proceso creativo se niega a la inmediatez y abraza la revolución de la serenidad.
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