Retratos de Armero
Armero, 27 años después de la tragedia: ocho visiones. Así se titula este compilado de grandes fotografías. Dos años después de su publicación hacemos memoria gráfica.
"La primera salida nos llevó a descubrir Armero, 27 años después de la tragedia, algunos no recordaban qué había pasado, El volcán del Ruíz hizo erupción el 13 de 1985, sepultando al pueblo casi por completo. Hoy es un espacio de silencio, que a pesar del turismo, se ha tomado la naturaleza por completo”, cuenta Gabriel Rojas, uno de los 8 fotógrafos que hicieron parte de esta gran actividad. Bacánika habló con Gabriel y esto fue lo que nos contó acerca del destacado proyecto.
Revista Bacánika (RB): ¿Qué significa para ustedes como fotógrafos, volver a un lugar en donde la naturaleza hizo de las suyas y retratarlo a fondo?
Gabriel Rojas (GR): Somos diminutos ante la fuerza de la naturaleza. Armero ahora es un palimpsesto, aun con la fuerza de la catástrofe no se puede borrar del terreno completamente y aquello que quedó, tanto la ruina como su memoria, se reescribe permanentemente.
RB: ¿Cómo nació la iniciativa de fotografiar Armero 27 años después de la tragedia?
GR: Todos nos conocimos en la Especialización de Fotografía, sin embargo, no nos habríamos podido coordinar sin la ayuda de Gabriel Rojas que nos animó a viajar juntos e iniciar recorridos posibles para que alejados de los peligros de una ciudad tan grande como Bogotá pudiéramos continuar siendo fotógrafos y contar historias de todo aquello que a cada uno nos apasiona.
Nuestro primer recorrido en realidad era Honda. Animados por su declaratoria de patrimonio y lo poco que conocíamos del lugar vimos un gran destino para descubrir historias desde diferentes miradas.
Cuando finalizamos nuestro viaje, era claro que aquello que habíamos experimentado en Armero debía crear algún testimonio. Por casualidad o destino, el aniversario de la tragedia se encontraba a solo unos días, así que pensamos oportuno realizar un pequeño homenaje reuniendo nuestras fotografías.
RB: Cuéntenos cómo fue regresar a Armero e iniciar toda una travesía fotográfica.
GR: No todos conocimos el Armero de antes. Cuando ocurrió la avalancha, estábamos pequeños y teníamos recuerdos de capas de cenizas, noticiarios y tristeza generalizada. Los demás por otra parte eran bebés o no habían nacido. Años después la tragedia se localizó en un lugar muy fuerte de la memoria por nuestras familias, el colegio, el país… pero fue un lugar físico poco conocido, tal vez en la ruta de paso con la familia deteniéndose para una oración.
En esta oportunidad decidimos hacernos del lugar físicamente, recorrerlo, explorar y tratar de entender y retratar por nosotros mismos lo que había ocurrido y así tener una idea más clara de uno de los capítulos de nuestra historia como colombianos
RB: ¿Qué fue lo más destacado en la experiencia de la toma fotográfica?
GR: Poder estar en este lugar, 27 años después confrontando todo aquello que creíamos saber con lo que nos mostraba el lugar, nos tocó profundamente, aquello fue un descubrimiento. Todo aquello pasó a ser de una idea, un imaginario, a una realidad.
RB: ¿Qué fue lo más duro de recordar este fatídico día y pisar el lugar de los hechos?
GR: Pensar en las personas que fallecieron, todo el sufrimiento que pudieron haber experimentado física y espiritualmente, todo el dolor que permanecería con ellos en su futuro. Su historia estaría dividida antes y después de este día.
RB: ¿Qué fue lo más difícil de la experiencia?
GR: Recorrimos cuanto fue posible en nuestra pequeña exploración. El lugar fue tomado por la naturaleza y al principio era difícil entender qué era lo que se había borrado. El tamaño de los árboles parecía indicar que siempre habían estado allí. Luego de caminar durante algunas horas tratando de identificar los detalles, las casas, el parque, habíamos recorrido unas cuantas manzanas. No logramos ir a la tumba de Omaira. La ciudad era enorme y de ella quedó casi nada, esa realidad latente fue lo más difícil de la experiencia.
RB: ¿Qué significa que cada uno de los 8 fotógrafos se desenvuelva en una disciplina alterna?
GR: La fotografía es interdisciplinar, nuestras diferentes profesiones enriquecen nuestros trabajos fotográficos.
RB: ¿Tienen más escenarios o proyectos en mente para fotografiar? ¿Cuáles y por qué?
GR: Aquí en Colombia existen lugares poco explotados fotográficamente hablando. Hasta ahora hemos logrado fotografiar destinos cercanos, exactamente Boyacá, Cundinamarca, Tolima y Meta. Quisiéramos ir poco más lejos como San José de Guaviare en Guaviare, el parque Natural el Tuparro en Vichada, a los cerros de Mavicure en el Guainía. Por el momento cada vez que reunimos los recursos y el tiempo suficientes, decidimos nuestro próximo destino.
RB: ¿Principalmente qué es lo que se busca con estas salidas fotográficas y en general con este proyecto?
GR: Nos interesa realizar una práctica fotográfica constante. El viajar en grupo nos permite hablar de un lugar desde varias miradas; podemos abarcar la arquitectura, la gente, las costumbres, el paisaje, etc., en un momento de su historia tal vez el más habitual pero no el menos importante. En Armero pasó exactamente esto, quedaron pocos testimonios de lo que era su vida diaria, que es un aspecto recurrente y fuerte cuando se habla de la memoria. Lo que es hoy Armero es poco de lo que será en 20 años pero para entonces se podrá contar con un testimonio de lo que fue 27 años después.
Afortunadamente hoy el internet nos permite compartir lo que hacemos con más personas. Esperamos poder realizar otros re-descubrimientos y acercar a más gente a conocer, querer y divulgar su historia y su patrimonio.
RB: ¿Alguien más, ajeno a ustedes, puede pertenecer al grupo? ¿Qué tendría que hacer?
GR: No hemos pensando en quién puede ir o no, tenemos en común la Especialización en Fotografía, de momento somos un grupo compacto.
RB: ¿Tienen algún fin lucrativo? Si no, ¿lo pensarían en un futuro?
GR: De momento no, pero a futuro nos gustaría poder vivir de la fotografía, enseñar, exponer, publicar, etc.
RB: ¿Se podría catalogar esta iniciativa como una actividad para viajeros amantes de la fotografía en busca otras visiones de nuestro país?
GR: Quizás, y como un espacio para aprender de nosotros mismos y de la gente que conocemos en nuestras visitas. Esta actividad nos ayuda a conocer por nosotros mismos todos esos lugares de los cuales hemos escuchado o visto algo, en ocasiones puede ser una forma de terapia para aliviar el ritmo que llevamos en nuestras labores cotidianas en Bogotá.
RB: ¿Podría mandar un mensaje a todos los seguidores de la fotografía y fotógrafos?
GR: A los seguidores, que cultiven su lenguaje visual a través de bibliografía, imágenes y conferencias como las que tienen lugar en el Ciclo de Variaciones Cromáticas de la Especialización en Fotografía de la Universidad Nacional, así como la movida cultural fotográfica en museos. A los fotógrafos que compartan su trabajo, que sean unidos, como dice Santiago Harker, sean solidarios con sus colegas, vayan a sus exposiciones, a sus charlas, apóyense, y traten de llevar a cabo sus proyectos.
Fotógrafos:
Gabriel Rojas, Laura Amaya, Camila Pérez, Carlo Cattaneo, Luis Palacios, María Victoria Guerra, Rodrigo Pinzón y Paula Bello.
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