Treinta covers
Las versiones de algunas canciones pueden conmovernos más que las originales.
Esta es una breve selección.
Un cover es una versión nueva de una canción vieja. Para que sea bueno, debe tener más del artista que hace la versión que del artista que la interpretó originalmente. También la canción debe ser buena, así como el músico que hace la versión. Aunque, en cuestiones de música, lo que es bueno para mí puede ser una porquería para usted. Y eso está bien. Para unos, la versión que hace Cat Power de “(I can’t get no) satisfaction” puede ser mejor que la que hizo Devo, o aun que la original de los Rolling Stones. A mí la que más me gusta es la de Devo. Lo dicho: para gustos, los colores.
Por eso, la lista que presento en seguida está mediada por mi gusto, que tiende hacia el rock y el punk, y prefiere la textura de sonido que da el garaje a la que da una antiséptica sala de grabación. Eso no quiere decir que sólo oiga rock: mis apetitos son amplios en música (y en comida). Una tusa se siente más sabrosa con la versión de “Paloma negra” que hace Sasha Sokol que con la original de Tomás Méndez Sosa interpretada por Lola Beltrán. Por poner apenas un ejemplo.
Llevo más de quince años coleccionando versiones de canciones, y todavía no entiendo para qué algunos artistas hacen una versión que no aporta nada a la canción original, y que en lugar de engalanarla la empobrece. Me parece que eso es lo que sucede con la versión de “American Pie” de Madonna: la original de Don McLean es demoledoramente superior, no importa que esa canción haya sido la única aparición de McLean para el gran público. Es más triste cuando un artista hace un cover y es por esa versión que se le conoce. Un one hit wonder con un “wonder” que ni siquiera fue de él o de ellos: es lo que sucede con Ram Jam y su versión de “Black Betty”, original del bluesman Leadbelly: ese cover los salvó del olvido. Y a propósito de Leadbelly, Nirvana hizo una versión inolvidable de una canción que puede llevar al suicidio a los corazones débiles: “Where did you sleep last night”. En este caso, la versión original de Leadbelly es más desgarradora que la de la famosa banda de Seattle, si eso es posible.
Ahora bien, lo que hicieron las Ketchup con la magistral “Rappers Delight” no es un cover, es un crimen. Lis Vega destrozó una extraordinaria canción pop como es “Rolling in the deep”, de Adele, y Pedrito Fernández hizo lo propio con “Careless Whisper” de Wham!, la cual además tradujo con los jarretes al titularla “Absurda confidencia”. Estas son rarezas que deberían estar más en un museo de la tortura que en una lista de covers. En esta misma categoría pongo toda la serie “Chill ‘n’ lo-que-sea” o “Bossa ‘n’ lo-que-sea”: esos discos son a la música popular lo que Richard Clayderman es a la música clásica. Versiones sin proteínas, descafeinadas, hechas todas con el mismo molde, con una sola fórmula.
La red está llena de listas de covers. Esta no es más original, ni más rara ni más especial que cualquiera de ellas: sencillamente son los covers que a mí más me gustan. Nada más. Ahora bien, vamos a ahorrarnos los temas que siempre están en estas listas. Me refiero a “With a little help for my friends” de los Beatles interpretada en Woodstock por un Joe Cocker pasadísimo de patillas y de ácido lisérgico. Otra que no falla es “Twist and Shout” de los Beatles, versión de un tema de los Isley Brothers. Saltémonos también “All along the watch tower” de Bob Dylan interpretada como nunca por Jimi Hendrix, “Nothing compares 2 u” de Prince interpretada por Sinnead O’Connor, o la versión que hizo Nirvana de “The man who sold the world”, de Bowie.
Si quieren jugar un rato con este asunto, la base de datos más grande que conozco de covers se llama Second Hand Songs. Ahí puede uno encontrar, entre otras pesadeces, 991 versiones de “Summertime”, de George y Ira Gershwin (la que más me gusta de las aproximadamente cuarenta que conozco es la que hace Sam Cooke).
Ahora la lista. Cuando digo “original” no quiere decir que la canción haya sido escrita por ese artista: es el nombre del intérprete original, o de la primera versión o de la más conocida. Siga, que hay de todo como en botica. No están en orden de importancia ni de gusto: es una playlist programada en random de antemano.
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