Lección para tirarse un pedo silencioso
Los gases son parte de la naturaleza digestiva pero suelen avergonzarnos.
Siga estos pasos para disfrutar impunemente de sus flatulencias.
[ Pedo:/] (Del lat. pedĭtum). Ventosidad que se expele del vientre por el ano / Herramienta corporal que sirve para desenamorar mujeres / Versión personal de la bomba atómica.
Después de una frijolada o una borrachera el estómago se siente explosivo y tirarse un pedo resulta inevitable. Es importante mirar a su alrededor y tantear el lugar. Analizar la actitud de la gente por si busca a un culpable. Por eso debemos pensar en todo: excusas, un comentario jocoso, una defensa, buscar un culpable; lo que sea pero jamás, nunca en la vida, se le vaya a ocurrir aceptarlo. Estos son diez pasos para tirarse un
pedo silencioso:
Busque una silla que no sea muy acolchada para lograr levantar alguna de las dos nalgas y que esta no se adhiera a la salida del gas.
Relaje el cuerpo de manera que la flatulencia no vaya a salir de afán. Porque del afán no queda sino un pedo sonoro.
Cuando vaya a sentarse, siéntese mal, desparramado y muy cómodo. Acuérdese de su objetivo.
Nunca se siente cerca de alguien burlón o de una novia que lo pueda echar al agua diciendo cosas como: “Mi amor, qué asco, tú sí…”. Si eso sucede, responda con indignación “¿¡Yo!?” aunque sepa que lo seguirán acusando: “Ese es puro pedo tuyo”.
Busque a la persona más débil del grupo para poder culparla y siéntese junto a ella. El perro, una persona que se acaba de ir, incluso al ausente y salir del paso con comentarios tipo: “Uy, mi abuelita está podrida”.
Tenga siempre listas las manos para levantarse lentamente en el momento en el que el pedo vaya a salir.
Este es el momento más delicado, como cuando en las películas no saben si cortar el cable rojo o el amarillo. Levante alguna de las dos nalgas, ponga una mano al lado de la nalga y deje salir el gas tan lentamente como le sea posible.
Ni se le ocurra forzar la salida porque muy seguramente sonará. Aunque lo bueno del pedo sonoro es que viene sin olor; por eso, pedo que suena no huele. Pedo silencioso, pedo mortal: ¡pedo ninja!
Apenas salga el gas, quédese quieto unos segundos mientras propone un tema de conversación. Párese apenas termine de hablar, lo cual va a coincidir con el momento en el que el pedo empiece a oler. Corra, cámbiese de lugar de inmediato, así tendrá cómo echarle la culpa al del punto 5.
Apenas se dé cuenta de que el horroroso hedor ha llegado a las narices de todos, espere a que alguien haga un comentario –el que primero lo huele, debajo lo tiene– y métase en el cuento y diga cosas como: “¿Uy, quién fue?” o “¡Respeten!”. Señale el lugar de donde viene el olor y recurra al humor, nunca a la indignación, para evitar que usted sea el culpable.
Con suerte, todos se harán los de la vista (o nariz) gorda y nadie dirá nada a pesar de la mala cara colectiva, como suele suceder en el transporte público o en los ascensores.
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