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COCAWORLDS: arte para pensar la coca más allá de la cocaína

COCAWORLDS: arte para pensar la coca más allá de la cocaína

Un colectivo de artistas e investigadores colombianos lanza una exposición en Nueva York para detonar nuevas conversaciones alrededor de la planta de coca, desafiando las visiones reduccionistas y problemáticas que trajo el comercio de la cocaína. Una mirada a las ideas, espacios y obras que convergen en su investigación y curaduría.

Así, un estimulante usado, sin evidencias de toxicidad,

desde por lo menos dos mil años antes de que los

europeos descubrieran la cocaína, llegó a ser visto

como una droga adictiva. 

Anthony Henman

Según la Oficina de la ONU contra las Drogas y el Delito (UNODC), Colombia es el primer productor mundial de cocaína. En su último informe, presentado en septiembre de 2023, se evidencia el aumento del 13% en los cultivos de hoja de coca en el país, que ya han alcanzado las 230.000 hectáreas. La demanda de cocaína proviene principalmente de Estados Unidos y Europa. 

El 90% de la cocaína que llega a Estados Unidos proviene de Colombia. Derivada de la hoja de coca, este clorhidrato arrastra una ruta que comienza en las montañas, pues la planta necesita de una altitud de entre los 500 a los 1.200 metros para crecer, además de un clima tropical. Debido a estas particularidades, la zona principal de cultivo se encuentra en el departamento del Cauca, territorio de la mayoría de comunidades indígenas de Colombia. 

La guerra contra las drogas y el narcotráfico es a simple vista la mayor problemática que ha traído la cocaína. Detrás de este fructífero y multimillonario negocio para los grupos al margen de la ley y sus consumidores, hay un estigma que recae y violenta los saberes ancestrales de las comunidades indígenas, afectando sus costumbres e incrementando la pobreza con el recrudecimiento del conflicto armado y el desplazamiento forzado. 

Esta visión geopolítica de la coca es justamente una de las líneas que investiga y profundiza COCAWORLDS, un proyecto de investigación curatorial sobre la coca desde su valor místico, político, medicinal y nutricional. Desde 2022, un grupo de residentes colombianos en Nueva York se organizaron para conformar este proceso curatorial desde diferentes disciplinas como el arte, la antropología, la biología, la historia, el diseño y los estudios políticos.

Más que un conflicto geopolítico 

La idea inicial surgió a partir de una invitación que el artista y curador Juan Pablo Caicedo le hizo a un grupo de investigadores del Colombian Studies Group (CSG) en Nueva York. Caicedo ha dedicado su trabajo a las comunidades indígenas trabajando de la mano de líderes indígenas de Cundinamarca y Leticia con el fin de salvaguardar los conocimientos ancestrales y fortalecer los derechos culturales de las comunidades indígenas en contextos urbanos.

El proyecto tuvo una primera etapa de investigación en la que participaron varios miembros del Colombian Studies Group. Fue en ese primer momento donde surgió Liana, el colectivo curatorial que hoy lidera COCAWORLDS. El colectivo está conformado por Angélica Cuevas, magíster en Antropología de The New School y periodista; Juan Pablo Caicedo, artista y magíster en Arte y Política de la Universidad de Nueva York; y Giselly Mejía, magíster en diseño transdisciplinario de Parsons School of Design. Cada uno aporta desde sus áreas del conocimiento para investigar, co-crear y divulgar las propuestas del proyecto.

El 8 de marzo de 2024, junto a otras artistas afrocaribeñas, inauguraron BotanicÁrte, exposición de COCAWORLDS en Taller Boricua, en Harlem, que estará abierta hasta el 11 de mayo, con obras de Anyi Ballesteros, Edinson Quiñones y el colectivo NOMÁSMETÁFORAS

Giselly Mejía, desde su conocimiento y cercanía con políticas públicas ha integrado dudas y cuestionamientos sobre qué sigue para la coca. “Hay una parte que [me interesa que] se llama diseños especulativo y diseño de futuros. Me he enfocado mucho en la investigación de políticas públicas colombianas y la historia. Por ejemplo, la última política pública que lanzaron el año pasado llamada Sembrando paz, es también la primera política pública que hacen en Colombia en la que consultan a las comunidades indígenas afectadas”, explica.

Para no enfocar COCAWORLDS en el conflicto Colombia-Estados Unidos, según Angélica Cuevas, el proyecto viene abriendo una conversación pública en Nueva York sobre los poderes medicinales, culturales y políticos de la coca. “Desde el año pasado, con Liana venimos abriendo espacios de encuentro en esta ciudad para hablar de la coca y pensar en su futuro. Hemos proyectado documentales y también realizado talleres con artistas como Tatiana Arocha, quien nos invitó a dibujar y pintar con las texturas de la planta y otras fibras vegetales. Estos espacios de transferencias entre la coca y los públicos de Nueva York que tienen otras conexiones con la coca".

¿Cómo comunicar la coca? 

Para responder a esta complejidad comunicativa y social, se definieron tres líneas de investigación: Coca-Planta, Coca-Política y Coca-Palabra-Mundos. En Coca-Planta se indaga por la planta de coca como un ser vivo y sus cualidades físicas, químicas y sensoriales, así como sus usos como alimento y medicina. En Coca-Política, se cuestionan y debaten las problemáticas derivadas de la explotación de la hoja de coca, en especial desde la categorización de la planta como "enemiga" en el contexto de la guerra contra las drogas. En Coca-Palabra-Mundos, juego de palabras que hace guiño al nombre principal del proyecto, se exponen aquellos aspectos culturales y espirituales asociados a la planta de coca, brindando un panorama a las cosmovisiones indígenas. Su estrecha e histórica relación con las sociedades precolombinas la ha catalogado como una planta sagrada presente en los rituales y la cotidianidad.

Si bien COCAWORLDS es un proyecto reciente, ya ha tenido eco gracias a los espacios que Liana, como colectivo, viene abriendo en Nueva York. “Las Yerbas” apothecary fue su primera residencia en Canal Projects, en la cual investigaron y contrastaron los lineamientos estéticos y culturales entre las prácticas medicinales indígenas y los boticarios occidentales. En la residencia estuvo presente la obra de Tatiana Arocha, en la que a través de una mesa de té inglesa critica los usos, estigmas y las políticas que rodean la planta de coca.

El 8 de marzo de 2024, Liana abrió la primera muestra de COCAWORLDS en Nueva York. Invitados por la curadora Andrea Sofía Matos, el colectivo trajo el trabajo de tres artistas colombianos a una de las galerías de BotanicÁrte. COCAWORLDS estará abierta hasta el 11 de mayo en Taller Boricua, en Harlem, presentando el trabajo de Anyi Ballesteros, Edinson Quiñones y el colectivo NOMÁSMETÁFORAS. 

Teñir montañas con hojas

Anyi Ballesteros es una artista caucana quien a través de sus obras textiles presenta la planta de coca como un recurso natural para la producción textil. Desde hace más de tres décadas, en 1989, diez familias campesinas, incluida la de Anyi Ballesteros fundaron Agroarte, una organización agroecológica dedicada a la sericultura. Hoy, Anyi  lidera este proyecto en la dirección comercial pero también desde la tintorería artesanal. 

Desde 2021, ha investigado sobre tintorería con la hoja de coca en su proyecto Pajarita Caucana junto a las diseñadoras Daniela Rubio, María Alejandra Torres y Mónica Suárez. Este proyecto les permitió descubrir 96 tonos en la planta entre los amarillos, verdes, cafés y beiges. “Desde Agroarte somos un intermediario, un lienzo para que esta investigación resalte en sus variedades y colores [...] ahora nuestra visión es generar unos nuevos acercamientos y darle más oportunidades a las personas en el territorio con la posibilidad de una economía sostenible”, comenta Anyi sobre el proyecto.

Una de las apuestas más relevantes del proyecto ha sido analizar la mirada de la coca desde Nueva York. En BotanicÁrte, han logrado una participación en el debate público sobre la hoja de coca y la cocaína, pues en Harlem, se han encontrado con una amplia comunidad de migrantes latinos que reconoce los símbolos de la coca

Para COCAWORLDS, Anyi presentó la colección Esencia, Memoria y Transformación. Con tres chales diseñados y tejidos por artesanas de Agroarte en hilo de seda orgánica y tinturados con hojas de coca, estas piezas son creadas por la comunidad para representar su propia historia. El chal “Renacer” evoca a las nuevas narrativas de la planta de coca, a través de usos que permitan una reivindicación y un futuro más sostenible para el territorio. 

En el chal “El alba” personifican los amaneceres caucanos, así como la serenidad y plenitud que les brinda cada mañana. Finalmente, el chal “Semilla” contiene el nacimiento, en este, el brote de las hojas de coca resaltan entre tonalidades amarillas, resultado de pruebas de tintorería con harina y hoja de coca. La obra de Anyi representa dentro de la curaduría el eje de Coca-Planta.

El arte para legalizar lo ilegal 

Coca-Política está presente en la exposición desde la obra de Edinson Quiñones, artista caucano de ascendencia indígena Nasa. Edinson es considerado un “dealer” del arte para sus colegas. Con una crítica contundente y ácida, su obra profundiza y documenta las experiencias personales y familiares ligadas al cultivo para la producción de cocaína y el desplazamiento forzado del campo a la ciudad. Desde décadas antes de nacer, la vida de Quiñones estuvo permeada por la coca a través de sus padres.

Si bien Quiñones reconoce la importancia simbólica y sagrada de la planta de coca para su comunidad, no deja de reconocer la problemática social del narcotráfico y la violencia que carga el alcaloide. Esta dicotomía de dos mundos le ha permitido sostener una posición política, pero también una responsabilidad moral con la memoria. 

“Empecé a hacer trabajos con cocaína, con la transformación de la planta porque estaba muy cercano a mi padre, pero también tenía cercanía con la planta y el mambeo por mi madre. Entonces mientras uno la sembraba para un proceso de sanación, espiritual y personal para usar la palabra, otros transformaban la hoja para inhalarla por la nariz”, explica Quiñones. 

Para COCAWORLDS, Quiñones presentó tres obras: la serie Paisajes escamosos - Trabajo con las uñas presenta escenarios en miniatura con paisajes estadounidenses. En montañas repletas de “nieve colombiana”, personajes europeos, policías y estadounidenses esquían y se sumergen en esta cubierta de cocaína. En Si es Bayer, es bueno, Quiñones se apropia de este slogan alemán para señalar el papel de la industria farmacéutica europea y norteamericana y el asalto ancestral de la hoja de coca. Por último, en Narco Publicidades Pedagógicas, con una serie de pendones con publicidad callejera colombiana en colores fluorescentes, Quiñones hace un guiño a esta estética pero con los precios de la cocaína y el perico. 

Para este artista caucano proyectos como COCAWORDLS permiten hablar sobre lo prohibido, acercarse al territorio. “Trabajo con las uñas, porque es un trabajo que tiene que ver con los raspachines, con el oficio del artista y esos son los retratos. Esta es la historia y la memoria que es importante narrar. Se centran en la investigación desde la comodidad de la silla, pero no van los territorios a comprender el problema desde el territorio”, plantea Quiñones sobre la importancia de escuchar a quienes más afecta la problemática.

Una tecnología ancestral

El eje de Coca-Palabra-Mundos fue expuesto por el colectivo NOMÁSMETÁFORAS. Sus integrantes, Julián Dupont y Clara Melniczuk, crearon un puente entre su práctica artística y el conocimiento indígena de la región del Cauca a través de espacios de escucha, debate y reflexión, que buscaban una relación más integral, alejada del antropocentrismo occidental.

Emancipación sináptica es la obra en la que contrastan aquellos objetos tecnológicos occidentales —fabricados para intentar descifrar los misterios del cerebro— con los hábitos de las comunidades originarias y sus tecnologías ancestrales para despertar la consciencia masticando la hoja de coca. Junto al The’ Wala —médico tradicional— de la comunidad Nasa, Luis Aureliano Yunda, crearon un video para representar esta desconexión de la naturaleza con la consciencia humana. 

Según Julián Dupont, “esta es una obra en co-creación y en esa medida el proceso no es algo dado ni resuelto. Partimos del texto que habíamos escrito, luego pasó a los mayores, en este caso, el mayor Luis, quien nos comparte un video que él toma en el volcán Sotará y en esa medida se genera ese engranaje”, explica sobre cómo materializar y crear una obra en colectivo y a su vez, a la distancia.

En cuanto a la recepción de la exhibición, una de las apuestas más relevantes del proyecto ha sido analizar la mirada de la coca desde Nueva York. En BotanicÁrte, han logrado una participación en el debate público sobre la hoja de coca y la cocaína, pues en Harlem, se han encontrado una amplia comunidad de migrantes latinos que reconocen los símbolos de la coca. También estadounidenses, personas de otros continentes y hasta consumidores se han acercado a dialogar sobre la coca, su historia, usos y los futuros posibles en una sociedad permeada por el narcotráfico.
En cuanto al futuro, Giselly Mejía, integrante de Liana y cocreadora  de COCAWORLDS, ha notado que el proyecto ha tenido una acogida potente y rápida, de Canal Projects a Taller Boricua. Seguramente, en un futuro no muy distante, confían en que podrán engranar su trabajo con un museo en el que se puedan exhibir más obras sobre coca, para seguir construyendo este  espacio expansivo para las conversaciones incómodas más allá de las drogas.

Mariana Martínez Ochoa

Periodista. Escribe artículos y crónicas sobre arte, diseño, cultura y salud mental. Entusiasta de la cultura popular, la tecnología y la ciencia. Le gustan las “matas”, las fuentes claras y el chocolate espeso.

Periodista. Escribe artículos y crónicas sobre arte, diseño, cultura y salud mental. Entusiasta de la cultura popular, la tecnología y la ciencia. Le gustan las “matas”, las fuentes claras y el chocolate espeso.

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