
Frutas hermosamente diseñadas por la naturaleza (y los humanos)
Las frutas que llevamos a nuestra mesa son resultado de un diseño colaborativo entre la naturaleza y los seres humanos. Dulces saludables para devorar sin remordimiento, algunas de ellas son verdaderas cimas en cuanto a experiencia de usuario se refiere. Le pedimos a Yeidi que nos ilustrara este hall de la fama de las frutas impecablemente diseñadas, comentadas por una de nuestras periodistas.
Aunque en términos de sabor pocas generan quejas, desde la perspectiva del diseño de experiencia de usuario —UX design—, varias frutas fallaron estrepitosamente. Ya sea porque su cáscara requiere de un meteorito para abrirse —el coco—, o porque consumirlas sin herramientas como un cuchillo puede convertirse en un caos —la piña y el mango—.
Aquí, sin embargo, escogimos destacar a nuestro criterio los mejores casos de éxito. Este es un listado de frutas cultivadas y perfeccionadas por milenios hasta convertirse en verdaderas obras maestras del diseño natural, reuniendo estética, ergonomía y practicidad dentro de sus características.

El indiscutible rey de esta lista, el padre de las frutas. Un diez absoluto en ergonomía y portabilidad. Su diseño cilíndrico y curvado se adapta de manera natural a la mano —memoria múscular primitiva—. Su cáscara poligonal es el empaque biodegradable perfecto, además de comunicar su grado de maduración con claridad, evitando pruebas de sabor y textura innecesarias. Esa combinación de colores entre la pulpa blanquecina y cremosa junto al amarillo vibrante de la cáscara es casi un logotipo grabado en nuestra memoria. Al paladar, esta fruta es icónica, incontables dulces han intentado imitar su sabor, pero nada sabe más a banano que un banano.

Miles de años de agricultura dieron como resultado un diseño orgánico, maximalista y de belleza extraterrenal. Su interior suave y grisáceo —en ocasiones fucsia según su variedad— invadido por semillas le dan dimensión y textura. Su estructura exterior de picos escamosos, componen una cáscara que se asemeja a la piel de un dragón tropical, creando una protección resistente sin ser una barrera inquebrantable. En cuanto a ergonomía y comodidad, solo hace falta un corte en medio para acceder a su pulpa y devorarla cual postre cuchareable.

Apta para aquellos con movilidad torpe y reacios a la delicadeza, pues solo un golpe seco es necesario para abrir la cáscara-caparazón de esta delicia viscosa. Su interfaz de consumo puede no ser del todo intuitiva, pero permite el desarrollo del libre albedrío y la interacción lúdica al ser consumida de un solo sorbo, masticada para darle un extra de textura y sabor, o a cucharadas para los más elegantes.
Apta para aquellos con movilidad torpe y reacios a la delicadeza, pues solo un golpe seco es necesario para abrir la cáscara-caparazón de esta delicia viscosa. Su interfaz de consumo puede no ser del todo intuitiva, pero permite el desarrollo del libre albedrío y la interacción lúdica al ser consumida de un solo sorbo, masticada para darle un extra de textura y sabor, o a cucharadas para los más elegantes.

Si de reconocimiento de marca se trata, esta fruta lleva la delantera. Entre sus reconocimientos históricos se encuentran: darle un guarapazo a Newton, ser el fruto prohibido para Adán y Eva, iniciar la guerra de Troya o ser el logo de Apple. Su textura firme y crocante a la mordida hace parte de la banda sonora de la gastronomía. En cuanto a portabilidad, es un caso excepcional y perfecto, pues es de consumo inmediato. Además de la durabilidad, su forma redondeada y compacta optimiza su resistencia a impactos leves.

Diseñada para ser compartida, esta fruta compuesta por medialunas de carnosidad ácida es olfativamente irresistible, siendo reconocible a metros de distancia. Además de sus gajos perfectamente ordenados, su cáscara gruesa y resistente es un empaque natural de protección, permitiendo transportarla sin riesgo de daño. Este cascarón es también un cuenco para reservar las semillas durante su consumo.

El único defecto de este fruto es también su origen: las semillas. Estas esferas firmes al tacto y suaves a la mordida, son el bocado perfecto de tamaño y sabor. En su estado líquido, son la bebida de reyes, bohemios, alternos y enamorados. Esa piel delgada y lisa que la recubre es casi imperceptible, pero lo suficiente resistente para proteger la jugosidad y frescura de su interior. Su sistema ramificado permite que sean transportadas y porcionadas con facilidad.


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