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¿Obsesivos, decididos y pasionales? Así son los Escorpio

¿Obsesivos, decididos y pasionales? Así son los Escorpio

Ilustración

Se está acabando el año y ya estamos cerrando las primeras doce entregas de Mestre Astral. En esta ocasión, nuestro astrólogo millenial analiza a los intensos escorpiones; un signo de agua, pasiones y ambiciones.

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Si usted es Escorpio y siempre se ha preguntado qué carajos es lo que comparte con los demás nacidos al final de octubre e inicios de noviembre, o simplemente quiere entender cómo es que son estos personajes por su sol, luna o ascendente, aquí le tenemos el mapa para que sepa en qué se mete cuando sale con uno de ellos. O con una de ellas.

Mestre astral acuario

Escorpio 101

El signo del Escorpión es, de los tres que conforman el elemento agua, el último en cumplir años según nuestro calendario. De ellos, es aquel que pertenece a la determinada, persistente y terca modalidad fija, por lo cual encarna y representa todas aquellas cosas del mundo emocional que tanto insisten, se fijan, se profundizan: las pasiones, los bajos instintos, la intimidad, el deseo de poder. Sin embargo, esto no es todo. Para entender bien el vibe del escorpión es fundamental entender su zona en la carta astral: la casa 8, regida por el artrópodo sideral, representa también el patrimonio compartido, el ocultismo y lo oculto (hasta nuestra franca desnudez), pero también las sombras donde se asientan nuestros traumas y miedos, los dolores y crisis que nos obligan a renacer (vea más adelante el mito de Orión y el escorpión para que entienda lo literal que es esto).

Las palabras claves con los Escorpio son intensidad y profundidad. Sus nativos por Sol o Ascendente tienden a gozar de una determinación y ambición descomunales, se sienten radiantes en el poder (y en ámbitos tan variados como las relaciones, el sexo, el patrimonio y la política) y su mayor gusto es desvelar lo oculto (o atesorarlo para sí mismos). El lado oscuro de los seres humanos es su ámbito natural y no hay enfermedad, pecado, desviación o fijación que los haga quitar la mirada. Es más, la realidad y humanidad que ofrecen estos temas es lo que más los atrae intelectual, intuitiva, profesional y emocionalmente. 

Es completamente normal que el resto del zodiaco los ame o los tema. Sus dones natales les dan una resistencia a la crisis y al dolor asombrosas, una intuición afilada, y una mente brillante para investigar y hurgar en busca de causas, problemas o aflicciones. Por esto tienden a sobresalir en el manejo de patrimonio, la investigación de todo tipo (desde el periodismo hasta los servicios de inteligencia), la medicina (en especial la cirugía), cualquier forma de terapia o trabajo con la sombra (desde la psicología hasta la magia), las relaciones públicas o la política. Son extraordinarios disimulando, manejando todo por la sombrita o por los hilos. Su poker face es leyenda entre las demás víctimas de las estrellas, y no hay nada a lo que estén menos dispuestos a reconocer públicamente que sus propias sombras o actos (aunque amen ventilarle a los demás los suyos). Y valga la pena decirlo de una vez, como a Tauro y a Capricornio, les fascina el dinero y en especial el poder que les hace sentir. 

Con estos temas, tendencias y rasgos encima, se entiende que sea el signo usualmente asociado a la dimensión más fuerte de las relaciones: el sexo, la intimidad, los celos… Los nativos del Escorpión suelen ser tan célebres por su acercamiento sin filtros al placer y a la trascendencia que ofrece la sexualidad, como por sus celos devoradores e instintos vengativos. Les cuesta espantosamente soltar sus emociones, procesos y recuerdos: son expertos inyectándose sus propias toxinas hasta envenenarse con un memorial de agravios capaz de sembrar gangrenas. Y sin embargo, si hay algo que todos terminan por reconocer es que han sido ellos mismos las principales víctimas de estos impulsos emocionales que los pueden llegar a subyugar e incapacitar, y en todo Escorpio por Sol o Ascendente está escrita la promesa, la misión, el anhelo de gobernar sus pasiones –y no ser gobernado por ellas–. 

En este sentido, los Escorpio con la edad tienden a admirar y a atesorar como nadie los testimonios propios y ajenos de muerte y renacimiento, crisis y superación, enfermedad y sanación. Son en este sentido, aquellos entre nosotros que representan esa dimensión humana y de la vida tan clave: han venido a narrar la vida como transformación. No en vano suelen ser asociados al arcano de la Muerte en el Tarot de Marsella y a los mitos de enfermedad, muerte y resurrección con los que media humanidad sigue contando su asombro ante la capacidad de la vida para hallar un camino. Y si hay una cosa que nos transforma de raíz como un verdadero antes y después es el abismo amoroso. Y qué forma de experimentarlo la que usualmente sufren los Escorpio.

Cuando la Luna cae en el signo del Escorpión gana unos colores muy especiales. La intuición se potencia a un grado casi mágico, la lealtad y la confianza son los valores máximos para estos individuos, y las emociones se tiñen de la potencia de las pasiones. Por esto, el grado de tormento que acarrean los celos, el rencor, la envidia o la gloria que traen el amor, el orgullo, la magnanimidad y el deseo realizado son para ellos efectos indomables de un corazón que los desborda. Esto puede producir en el largo plazo paradójicas conductas como un miedo a ser vulnerables (aunque no puedan desear más construir intimidad real con alguien), pero también una devoción y firmeza dignas de admiración al establecer relaciones o pactos de cualquier tipo. Es leyenda que una vez un escorpión escoge, no hay vuelta atrás. Y se imaginarán el tipo de tusas que esto puede acarrear. 

Así que ya sabe porque los aman o los temen. Con esa intensidad y profundidad, caer en sus manos es sí o sí, una experiencia imposible de olvidar.

Mestre astral acuario

Orígenes escórpicos

Bueno, hoy vamos a explicar, escépticos de toda la vida, por qué ustedes tienen razón cuando dicen que hay trece (y no doce) constelaciones en el zodiaco y por qué tiene sentido que hayamos metido dos dentro de los 30° que representamos con el signo Escorpio en la carta astral. Y para todos aquellos que no saben cuál es esa treceaba constelación del zodiaco, su nombre es Ofiuco, héroe griego hecho dios de la medicina, pródigo en encantamientos y comunicador a través de los sueños –y que se llamaría Asclepio más tarde en Roma–. Vamos al mito.

Érase una vez Orión, gran guerrero hijo de Poseidón con una princesa de Creta. A él le encantaba molestar y coquetearle a las Ninfas. De joder y joder, se terminó ganando la animadversión y profundo recelo de Artemisa, la diosa virgen de la naturaleza y la caza. Harta de él, decidió enviarle un escorpión para matarlo. Aquí hay versiones que dicen que Orión se había sacado los ojos en un ataque de celos, otros que simplemente puso el pie donde no debía y donde ya lo esperaba el artrópodo mítico. Dicho y hecho, Orión cayó, unos dicen que enfermo, otros dicen que muerto. Sin embargo, Ofiuco, dios de la medicina, gracias a todas las enseñanzas médicas que había aprendido de Apolo, dios Sol, y de Quirón, centauro sanador, logró curar a Orión o volver a traerlo a la vida, según las versiones. Y, obvio, ni corto ni perezoso, Orión fue a buscar al escorpión y lo estampilló contra el piso de un solo talonazo.

Ahora bien, todo esto se ve en el cielo: cuando Orión está en el cielo, el Escorpión no, y viceversa. Juntos, Escorpio y Ofiuco, conforman un mismo mito, un mismo conjunto que ilustra la totalidad de las cosas que representa el signo Escorpio: bajos instintos, pasiones, veneno, paso al Hades, capacidad de sanación, resurrección. Y son muchos los mitos que nos hablan en todas las culturas de este tipo de procesos, aunque han sido especialmente prolíficos en las tradiciones religiosas actuales e incluso en la cultura pop. Podríamos comenzar por las durezas que vivió el Santo Job en su libro bíblico, varios pasajes de la vida de Cristo como los días del desierto y la mismísima pasión, las prácticas de flagelación y privación extremas que vivió el Buda antes de su iluminación e incluso la muerte y resurrección de Jon Snow en Game of Thrones, entre tantos más. En todos ellos se ve ese mismo proceso: rendirse ante el peso de la pasión, la enfermedad o la muerte, descender a los infiernos, buscar los sagrados dones que traerán la luz, y volver de las tinieblas con las defensas calibradas. 

El panteón Escorpio de nuestros días

Entre los Escorpio más famosos de nuestra era encontramos figuras tan variadas como el multimillonario Bill Gates, las Kardashians Kendall y Kris Jenner, la arquitecta Zaha Hadid, el asesino Charles Manson, el chef Gordon Ramsay, el director Daniel Baremboim, los científicos Marie Curie y Edwin Hubble, el diseñador Calvin Klein, el gran RuPaul, el filósofo Voltaire, el explorador Cristóbal Colón, el reformador Martín Lutero, y los artistas René Magritte, Auguste Rodin, Francis Bacon y Pablo Picasso. Se presume que el sultán Solimán el Magnífico y el músico Niccolò Paganini también eran hijos del sol en el signo escórpico.

Entre los políticos encontramos una legión entera comenzando por Joe Biden, Léon Trotsky, Hillary Clinton, François Mitterrand, Jawaharlal Nehru, Indira Gandhi, Theodore Roosevelt, Joseph Goebbels y Charles de Gaulle. Y entre escritores que bajaron a la oscuridad para buscar la luz de sus hallazgos están Fiodor Dostoïevski, Albert Camus,  Sylvia Plath, Carl Sagan, Bram Stoker, Margaret Atwood, Ezra Pound, Kurt Vonnegut, Robert Louis Stevenson, André Malraux, Roland Barthes, Erasmo, Dylan Thomas, San Agustín de Hipona y José Saramago. Entre los músicos encontramos a Eros Romazzotti, Katy Perry, Björk, Drake, Jeff Buckley, Anthony Kiedis, Travis Barker, Kirk Hammett, Lorde, y entre los actores a Leonardo diCaprio, Julia Roberts, Ryan Gosling, Joaquin Phoenix, Emma Stone, Anne Hathaway y Matthew McConaughey.

Escorpio como pocos: Diego Armando Maradona. Nació con un cielo digno de los mejores y peores rasgos del signo. Armado de una ambición y decisión descomunal (de niño ya había dicho que su primer sueño era ir a un mundial y el segundo, salir campeón, cosa digna de su Ascendente Escorpio), Maradona nació con un gran trino de agua que unía a Sol, Neptuno y Mercurio escorpianos, junto a su sensible Luna en Piscis y a su Marte en Cáncer, alineación que le daría una intuición fuera de serie, indisociable de su brillo personal, sus emociones y habilidades innatas, infantiles. Y no era la única alineación de este tipo: Maradona nación plagado de trinos (la alineación usualmente llamada regalo de dioses o bendición en astrología), su carta entera auguraba además fortuna material (el generoso Júpiter en Capricornio, Casa 2 de lo material) y reconocimiento como una estrella genial e inigualable (el innovador Urano en Leo, Casa 10 del mundo público). Sin embargo, dos cosas se ceñían como una sombra: un deseo caprichoso, optimista y buena vida (Venus en Sagitario, Casa 1 del yo) en cuadratura al genio y la fama por la que se le recordaría (es decir, a Urano en Leo), y un Sol (el ego) en conjunción al difuso, depresor, glamuroso y sacrificial Neptuno en la Casa 12 del caos, la locura, las adicciones y la disolución de la individualidad. 

Así que ya sabe cómo están armados estos sujetos. Llévelos a comer a un excelente restaurante (aman el lujo) y regáleles accesorios valiosos, experiencias esotéricas (les encanta el ocultismo) o lujuriosas (ya sabe que lo kinky es con ellos). 

separadorPor: Jorge Francisco Mestre / Ilustraciones: Camilo Galindo / Animación: Luisa González

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Mestre Astral

Astrólogo empírico, freelance, rolo, géminis y millennial. Comenzó sus estudios de astrología para defenderse de una ex que sabía del tema. Años más tarde, fue profesor de la sucursal de Hogwarts en Latinoamérica (el colegio gomelo para esotéricos de estas latitudes), hasta que una reforma del Ministerio de Magia le quitó la cátedra por falta de títulos académicos. Bacánika lo adoptó para sacarlo del limbo laboral en que lo dejaron los vicios reformistas y burocráticos del mundo contemporáneo. Fanático de místicos y esotéricos como Lao Tse, San Juan de la Cruz, Fernando Pessoa, Liz Greene, Walter Mercado, Mía Astral y Mela Pabón. Su voz la escribe Jorge Francisco Mestre; su rostro y cartas los ilustra Camilo Galindo.

Astrólogo empírico, freelance, rolo, géminis y millennial. Comenzó sus estudios de astrología para defenderse de una ex que sabía del tema. Años más tarde, fue profesor de la sucursal de Hogwarts en Latinoamérica (el colegio gomelo para esotéricos de estas latitudes), hasta que una reforma del Ministerio de Magia le quitó la cátedra por falta de títulos académicos. Bacánika lo adoptó para sacarlo del limbo laboral en que lo dejaron los vicios reformistas y burocráticos del mundo contemporáneo. Fanático de místicos y esotéricos como Lao Tse, San Juan de la Cruz, Fernando Pessoa, Liz Greene, Walter Mercado, Mía Astral y Mela Pabón. Su voz la escribe Jorge Francisco Mestre; su rostro y cartas los ilustra Camilo Galindo.

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