El revelado
Algunos ven con nostalgia un proceso que se ha quedado en el tiempo, desconocido por muchos y atesorado por otros. Las películas fotográficas no mueren y aquí les hacemos un pequeño homenaje.
Si usted le pregunta a su abuelo (o a alguien nacido antes de 1990) cómo era tomar fotos antes de Instagram, probablemente le narre toda una historia épica acerca del tema, le eche un cuento bien largo, le saque los viejos álbumes y, si es sentimental, hasta se ponga a llorar. Pues bien, aunque las nuevas generaciones ya no usen la fotografía analógica ni sepan qué son los rollos, el revelado es un proceso fantástico, con el cual se creó una forma de arte y se dejó un gran legado que hoy prolifera gracias a los teléfonos inteligentes y las redes sociales.
El revelado es un proceso químico que más parece brujería avanzada. Se necesita una serie de elementos para llevarlo a cabo y tiene muchos pasos, que no vamos a explicar porque no vienen al caso. Este proceso cambió al mundo del arte y las comunicaciones: la fotografía permitió narrar y mostrar un planeta cambiante y rápido y se convirtió en una herramienta documental y en una expresión artística.
Muy seguramente, si usted busca en los cajones más recónditos de su casa encontrará los álbumes repletos de fotos a blanco y negro o a color, de todos los tamaños y con muchas historias para recordar. Las cámaras que tomaron esas fotos puede que ya no existan o que estén puestas en un mueble como un adorno más. Lo cierto es que, a pesar de lo corroído que esté el papel de la foto, los años que tenga encima o las manchas que le hayan nacido, la fotografía revelada en cuarto oscuro, con fijador y otros químicos, es un gran legado que muchos desconocen.
Fuimos a visitar uno de los pocos lugares en los que aún se pueden mandar a revelar rollos fotográficos en Bogotá. FotoPlace Digital, en Cedritos, es un local donde se encuentran desde rollos a color de 36 fotos hasta cámaras digitales de última generación. Francisco Acevedo, quien trabajó muchos años en Kodak –compañía que prácticamente desapareció con la llegada de los formatos digitales–, nos contó que hoy un revelado es muy costoso en comparación con hace unos años, pero que las abuelas y los estudiantes todavía mandan a revelar sus rollos.
Actualmente, el revelado regular cuesta $25.000 y son pocos los laboratorios donde se hace el proceso. En las universidades, en esculeas de arte y diseño, se sigue trabajando en cuartos oscuros, en una atmósfera que no se vive en ningún otro lugar y que permite entender a fondo los secretos de la fotografía –eso que por cliché se llama magia–: poner el rollo en el tarro, sacudirlo de cierta manera, ubicar los negativos en la ampliadora y ver aparecer una imagen en el papel es una experiencia que ningún Photoshop podrá superar.
Muchos profesionales, por supuesto, siguen usando placas y rollos, recurriendo a procesos que pueden ser caros pero que, en últimas, ofrecen más posibilidades (o al menos unas distintas) que la fotografía digital. También, con la movida hipster de la última década, las cámaras Lomography le dieron una nueva vida a cierto tipo de películas y estéticas que mantienen viva la alquimia de la fotografía. Nada de esto significa que lo digital sea malo ni que lo viejo vaya a morir: cada mundo brinda unas opciones a cada artista y conocer esas posibilidades es la clave para sacarles el mejor provecho.
Las cámaras analógicas se convirtieron en una reliquia. Encontrar un tubo en los que se guardaban los rollos es revivir momentos de la infancia. Dedicarse una tarde a meter las fotos en los plásticos de los álbumes ya es menos común y marcar con fecha y nombre los sobres en los que vienen las fotos recién reveladas, cosa del pasado. Pero este es un arte que se niega a morir, que ha resistido el peso aplastante de la tecnología y que funciona tanto como documento de más de un siglo o como expresión del arte moderno.
Si no ha trabajado con rollos, dese la oportunidad, así sea para descartarlos. Si ya ha usado películas fotográficas, no las olvide.
Ahora, si en su casa hay rollos que quisiera digitalizar, le dejamos este tutorial para que lo logre sin necesidad de un escáner costoso.
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