“Es de hombres vestirse de mujer”
El transformismo tiene su propio concurso de belleza en Soacha.
A las 3:45 de la tarde del domingo previo a un lunes festivo, José Miguel Anyell Sánchez nos recoge en el Centro Comercial del Parque de Soacha. Somos dos periodistas y un fotógrafo, y a pesar de que solo habíamos hablado con él una vez por Facebook, nos saluda de beso e inmediatamente nos muestra cómo le quedaron las uñas que le acaban de arreglar. El color, apuesto, es una mezcla entre Majestuosa e Inquieta; es decir, entre azul y verde con mucho brillante.
Miss Colombia Trans 2016 se celebrará esta noche en Soacha y Miguel nos deja entrar por un día al mundo del transformismo para celebrar con él su primer certamen de belleza. Lo acompañamos caminando hasta la casa de Milo, el organizador del concurso, y mientras él esquiva asombrosamente carros, juguetes, personas, perros y puestos de comida, los demás miramos para todos lados con cuidado de no chocar con nada.
Miguel tiene 18 años recién cumplidos. Una de las cosas que más disfruta hacer es bailar y, más aun, bailar en tacones. Estudió Asistencia Administrativa en el SENA y está vestido con un jean corto, una camisa de cuadros negros y rosados, un saco y unos guantes que le cubren las uñas del polvo y de la gente. Vive con sus papás y sus hermanos. Todos en su casa saben que es gay, pero solo su mamá sabe que hace poco comenzó a encarretarse con el transformismo. La decisión de no contarle a nadie más en su casa fue, más que por evitar un gran problema, por saltarse “cantaletas innecesarias”, cuando el tiempo que tenía para prepararse para el concurso era poco.
Este será su primer reinado y se le apareció como se suele llegar a las cosas más sorprendentes: gracias a un despecho. La convocatoria para participar en el reinado llegó a Miguel tres meses antes del evento. Él mismo decidió mostrársela a su mamá y fue ella quien le dijo que tenía que participar porque era eso lo que por fin iba a distraerlo de su tristeza.
Miguel y su mamá empezaron a conseguir los vestidos y a hacer uno en especial: el del desfile de traje artesanal, que debía ser fabricado por las candidatas con material reciclable. Todo esto se hizo en la casa de Miguel con la excusa de que estaban ayudando a una vecina a prepararse para un reinado en el que ella iba a participar.
Miss Colombia Trans se celebrará en la Pescadería del Pacífico WP, que funciona de día como un restaurante y de noche como un bar. A eso de las siete de la noche, además de Milo y Miguel, empiezan a llegar más chicos que ayudan con la organización del lugar y del evento. Al bar entra también María Fernanda, la mejor amiga de José Miguel, quien le ayudará el resto de la noche con todo lo que necesite.
Ni Milo ni Miguel ni ninguno de los demás concursantes tienen problema con las fotografías que estamos tomando; por el contrario, la cámara los atrae, ellos posan sin importar si están vestidos como hombre, como mujer o a medio vestir.
Con una cortina grande colgada de una cabuya, los chicos improvisan un camerino para descargar sus cosas y esperar a sus maquilladores. La mayoría llega al lugar con una maleta repleta de ropa. En total se deben cambiar para cuatro momentos del evento: el opening, el desfile en traje artesanal, el de traje de baño y el final, en traje de gala.
José Miguel está realmente nervioso y se nota en la rapidez con la que hace las cosas. Corre de un lado a otro, mueve sillas, mesas, organiza sus vestidos, habla con María Fernanda, y corre de nuevo. Doña Helena, la abuela de María Fernanda, de 66 años, llega antes de las nueve de la noche al bar para apoyar a José Miguel en su primer concurso de belleza. Dice que está allí porque todo esto le parece muy lindo, porque todas ellas son divinas y porque conoce a Miguel desde hace mucho tiempo.
El dinero que cada candidata gasta en este concurso es una muestra clara de la seriedad que ellas mismas le dan al certamen. Esto no es juego, no vienen a vestirse con lo que pidieron prestado de sus primas, hermanas o amigas. Están aquí porque les gusta transformarse. Muchas lo están haciendo por primera vez y gastan hasta $300.000 en la producción que requiere estar listas para este evento.
José Miguel gastó $215.000: $50.000 en la inscripción al concurso, $40.000 en el vestido rojo para el openning, $40.000 en la peluca, $50.000 en la elaboración del traje artesanal y $35.000 en el traje de baño. Por la ayuda que Miguel ofreció a Milo en toda la organización del concurso, el vestido para el desfile en traje de gala fue un regalo de Milo para él.
Faltando pocos días para el concurso, Miguel se vio corto de presupuesto para el maquillaje, que le costaba $40.000, y decidió llamar a Alejandra Ortiz, una chica trans de Soacha y amiga suya. Alejandra lo maquilló sin cobrarle nada.
Su nombre, una vez esté transformado será Eliana Lithon. Lo eligió por dos personajes que no recuerda con seguridad, pero que logran un resultado que le gusta muchísimo. Eliana, dice Miguel, es una presentadora de una novela, una mujer “muy diva”; mientras que Lithon, según lo que recuerda, es el apellido de una chica estadounidense que luchó durante mucho tiempo por los derechos de la comunidad LGBTI.
Una vez maquillado, vestido y en tacones, José Miguel se sienta para que le pongan la peluca, un elemento decisivo dentro de toda la transformación. El proceso es doloroso para quien lo ve y mucho más para quien lo vive. Alejandra le envuelve la cabeza en cinta para embalar cajas, con fuerza, para que ningún pelo de José Miguel se asome luego en la cabeza de Eliana Lithon. Cinco vueltas de cinta y el rostro ya es el de Eliana.
La peluca es, como la describe Miguel, de color castaño claro y larga, hasta las nalgas. Eliana se para de la silla y, aunque los rasgos fuertes como su nariz y la forma más definida de su rostro demuestran que detrás está José Miguel, no deja de ser ella hasta que no vuelve a quitarse todo lo que tiene puesto.
A las 11:16 p. m. comienza el concurso Mujer Trans 2016 Soacha. Quien más sorprende con su aparición es la actual Mujer T, Mila Saory Kavacs: un hombre de 1,95 metros convertido en una mujer de más de dos metros. No se ve simplemente alta: es imponente, elegante.
Cada una de las ocho candidatas representa un departamento del país, y aunque ninguna viene del lugar al que anuncia, lo elige por gusto, por cercanía, por familiaridad. Miguel escogió el departamento donde nació su madre, en agradecimiento por su apoyo: Eliana Lithon es la representante del Tolima.
La fiesta comienza con el primer desfile y las ocho candidatas salen de vestido rojo y una banda que las identifica con su departamento. Bailan, caminan, coquetean y vuelven caminando con firmeza al camerino donde deben ponerse sus trajes artesanales. Eliana Lithon lleva puesto un vestido corto, rojo y con brillantes que bordean el lugar donde van los senos y que esta noche está ocupado por una bola de icopor partida a la mitad: una mitad para cada seno.
Mientras las concursantes se cambian como pueden en el camerino, la gente baila y canta al ritmo de una tanda de merengue. Los asistentes, aproximadamente ochenta personas, están divididos en barras. Cada mesa apoya a una candidata distinta y cuando esta sale por la pasarela todos gritan, silban y toman fotos y videos con sus celulares.
En la mesa que apoya a Eliana están dos amigos suyos, junto con María Fernanda y su abuela. Es una mesa pequeña, comparada con la cantidad de gente que vino a apoyar a la señorita Valle (unas quince personas), pero son los únicos con letreros hechos en cartulina: “Eliana Lithon” y “Tolima <3 <3”.
Las candidatas se demoran treinta minutos en cambiarse de vestido y el desfile en traje artesanal comienza. Después de dos meses de trabajo, el de Eliana es uno de los más llamativos: el tema que eligió es el póker y su traje está conformado por una falda corta y un sostén rojo y negro. Además de esto, Eliana lleva puesta una falda más larga, abierta adelante, y un sombrero de medio lado. Lo que más llama la atención son las alas que trae en la espalda, tan grandes que en un punto de la pasarela la obligan a desfilar de lado para poder caminar sin problema. Un báculo hecho con madera y botellas de gaseosa la acompaña. Todo lo que tiene fue fabricado con ayuda de su madre y está hecho de papel, cartulina, empaques de comida, bolsas plásticas y muchas tapas de cerveza.
Se termina el desfile en traje artesanal y el concurso continúa con las chicas saliendo de su camerino en vestido de baño: algunas en bikini, otras en enterizo, todas en tacones. Eliana Lithon tiene un enterizo negro que combina con una salida de baño más clara.
A las 12:35 de la madrugada, las chicas son llamadas a desfilar su traje de gala, con el que además recibirá la corona quien se lleve el título de Miss Colombia Trans 2016. Eliana lleva puesto el vestido que le regaló Milo para el concurso. Es verde claro, largo y de encaje en el pecho. Una vez pasan todas por la pasarela, deben volver en grupo para recibir el nombre de las cinco finalistas. Eliana no vuelve, está en el camerino intentando respirar despacio porque se siente mareada, dice que no ha comido bien durante el día.
Gracias a las palabras y los cuidados de María Fernanda, Eliana decide salir al escenario. Pero cuando se está presentando delante de todos, el mareo vuelve. Se sienta y alguien le ayuda a romper un poco la cinta para cajas y que no le haga tanta presión en la cabeza.
Las finalistas son anunciadas: Valle, Santander, Atlántico, Boyacá y Caldas. Tolima no está dentro de esta lista. Eso no le quita a Eliana Lithon la felicidad de haber participado por primera vez en un reinado. Se retira, aún mareada, con las otras dos candidatas que no clasificaron. Entra al camerino y de a poquitos, sin afán, va reapareciendo José Miguel debajo del vestido verde, la peluca y varias capas de maquillaje.
“Buenas noches. Antes de dar el nombre de la ganadora quiero que todos por favor les regalen un aplauso a estas chicas aquí paradas. Porque estar aquí no es fácil, porque para muchas de ellas es la primera vez. Por todo su esfuerzo, que se nota en cada traje y en cada desfile. Porque definitivamente es de hombres vestirse de mujer”, dice de pie uno de los jurados.
Luciana Ferrer, Señorita Valle, es la ganadora del concurso. Cuando su nombre es anunciado, realmente se ve que la felicidad es compartida por las demás. Todas corren a felicitarla y al día siguiente su muro de Facebook está lleno de mensajes que no paran de decirle que se merece la corona, que es hermosa, que es una diva, que es Miss Colombia Trans 2016.
El martes siguiente al concurso, Miguel seguirá buscando trabajo y ayudando en su casa con el aseo.
// Video realizado por Natalie López//
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