Fino Asprilla: el chiste de un chiste
Los creadores de una de las cuentas de memes más divertidas de Colombia cuentan el detrás de cámaras de su existencia en redes sociales.
n meme es una especie de metáfora, un punto equidistante entre dos cosas que no tienen relación pero que cuando se juntan, cuando esa asociación es brillante, sale un respiro duro por la nariz, un chiflón, una risa incontenible. Eso piensan los creadores del Fino Asprilla, esa cuenta en Instagram de memes que, contra todo pronóstico, se convirtió en una cantina, en un restaurante de pollo asado, en una tienda de merch.
Hace casi dos años que apareció esta cuenta y nombrarla, que fue lo primero, fue fácil: “Una vez me equivoqué en un partido de la Selección Colombia cuando era chiquito y dije Fino Asprilla en vez de Tino Asprilla y a mi familia le causó mucha gracia y me gozaron un montón, desde ahí tengo ese nombre en la cabeza”, cuenta uno de los creadores. Como ya existían cuentas con nombres como Diomemes Díaz y La vendedora de memes, el Fino Asprilla parecía no desentonar.
Iniciaron siendo una indexadora de memes cualquiera a los que le imprimían su sello en los copys y en la ubicación; un meme que ya se había hecho viral y los usuarios seguro ya habían visto, cobraba un sentido distinto cuando le ponían una ubicación ingeniosa. Era una cuenta del chiste sobre el chiste. Luego se decidieron a crear su propio contenido; uno de los dos socios fundadores empezó a hacer con el celular videos rápidos de temas de actualidad y en cuestión de dos meses ya tenían 5.000 seguidores, de ahí solo se disparó. Hoy tienen 140.000 seguidores y 8.000 memes publicados en su cuenta principal. Los creadores creen que la acogida de la cuenta es porque el Fino Asprilla le ve “el lado belenés a todo”.
Belén es la comuna 16 de Medellín ubicada en el suroccidente, ocupa más de 8.000 kilómetros cuadrados y viven allí más de 180.000 personas. Al ser una comuna tan grande, habitan todos los estratos sociales y el ambiente parece mediano: no es ni lindo ni feo, no es la zona más lujosa, ni la más menesterosa, hay de todo. Para muchos ser de Belén es conocer la mitad de la mitad, un lugar desde el que, claro, se pueden reconocer con facilidad los extremos. El Fino Asprilla toma esa visión múltiple y la sensación de barrios que lo contienen todo para crear contenido que pueda hacer reír a cualquier tipo de usuario. Están en la mitad mirando el cuadro completo.
Para poder hablarle a todos y no unos, se permiten entrar a los lugares más recónditos de Tik Tok, Facebook y Kwai para recoger insumos de “gente haciendo cosas” y unirlos con otros videos de la cultura popular. Sus creadores, cuentan, tienen una memoria escasa para lo importante y prodigiosa para lo que parece inútil, tal vez por eso logran unir esos audios y videos cotidianos con capítulos de Bob Esponja o Peppa Pig, videos de Miley Cyrus, la intro de Quién quiere ser millonario, los posters de películas de moda y mucha guaracha, y así crear contenido para la carcajada.
Además de videos, también publican imágenes con memes y su acostumbrado cambio de ubicación que duplica el chiste.
En honor al cacique vamos a sacar la primera criptomoneda colombiana: el periocoin. Ubicación: narices felices.
Mi yerno tenía 6 dedos, le decíamos yernobil.
Ubicación: Chernobyl
El contenido no lo crean únicamente los dos socios; existe un grupo de Whatsapp llamado La Fino Gang donde unas 20 personas se mantienen hablando de lo que está pasando en grandes y pequeñas realidades para ver qué es susceptible de convertirse en un meme. Son una especie de agencia creativa errante, un consejo de redacción atomizado, un centro de noticias diversas con posibilidad de salir en la cuenta.
En La Fino Gang, así como pasa en Belén, hay posiciones políticas y religiosas de todos los tipos. Estos dos temas, aunque no están vedados, no son un lugar de ataque ni de defensa, los memes que parecen vinculados a política o religión están ahí porque son graciosos; el humor por el humor, no por verle la caída al que piensa diferente. Entonces sí hay videos de policías bailando mientras se recita un pedazo de un texto de autoayuda, un video homenaje a Felipe de Edimburgo luego de su muerte que acaba en guaracha o un featuring de Karol G con Iván Duque.
Cuando uno se compromete con un parche, el parche se vuelve hobbie y después trabajo. El día a día de una cuenta de memes es arduo y requiere de un consumo alto de información de todo tipo, es por esto que desde que vieron el potencial de la cuenta, se empezaron a cranear cómo volverlo un negocio. La pauta no era una opción, pues creen que va en contravía de lo que buscan sus usuarios, pero una cantina pareció una buena idea. “Cuando estábamos en las cuarentenas un man nos buscó y nos dijo que tenía licor para vender y nosotros una página interesante entonces nos unimos y creamos La Cantina del Fino virtual, pero cuando empezó a abrir la ciudad de nuevo, ya no era tan rentable, entonces montamos el negocio físico”. Desde diciembre en el barrio El Poblado existe La Cantina del Fino, el “proveedor oficial de aguas locas” para sus usuarios donde entra desde la nea más nea, hasta el pupi más pupi.
Luego de la cantina abrieron Pollos El Máximo, un restaurante de pollo a la brasa con diferentes salsas inspiradas en la gastronomía de algunos países, viene gringo, peruano, colombiano y argentino. Se pensaría que sería difícil vender presas de pollo y estar alineados conceptualmente con el Fino Asprilla, pero no es el caso. A la par que ponen fotos y videos mostrando la pechuga, el ala y el contramuslo, ponen entrevistas donde le preguntan a la gente qué le parecen los neas, la diferencia entre parcero o caravana, videos graciosos donde gallinas y pollitos son protagonistas, estampas de la ciudad.
El Fino Asprilla se ha convertido en una marca tan relevante para algunos que incluso decidieron sacar merch. Camisetas con estampados que dicen La Fino Gang, Es correcto, Ay mi papá, Sóbelo, The fresh prince of Belén, stickers que dicen lo mismo y un pin con el logo son lanzados en una página web que siempre a los pocos días anuncia: agotado.
“No hemos hecho nada desproporcionado, ni hemos cambiado la vida de nadie, pero hemos llegado a la gente muy duro con nuestras bobadas”, dicen los creadores. El Fino Asprilla es difícil de definir. Sí son una página de memes, pero el alcance se ha expandido en direcciones siempre inesperadas; son un repositorio de lo que nos hace reír y también un lugar para beber y comer. Para La Fino Gang es su movimiento barrial. Para sus creadores, la piedra angular desde donde sale el resto. ¿Y qué es el resto? cualquier cosa.
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