La magia de detener el tiempo
“Todo cambia pero si uno captura una fotografía se va dar cuenta de cómo fue ese cambio”
dijo Manuel H.
En 1952 el reconocido reportero gráfico Manuel Humberto Rodríguez, mejor conocido como Manuel H, creó un estudio de fotografía que se convirtió en un colosal archivo en el cual está guardada toda su obra. Tres años después de su muerte, el estudio se encuentra en muy mal estado.
El 18 de septiembre de 2009 los ojos de Manuel H se fundieron como el negro de sus negativos y su dedo índice nunca más volvió a hacer ese ligero movimiento de oprimir el auto disparador de su cámara para congelar el tiempo. A sus 89 años, Manuel H se parecía a Einstein por el color gris de su bigote y su cabello desordenado y peinado hacia atrás, dejando ver su frente. 1.65 metros de estatura, nariz larga y quijada puntiaguda, a veces vestía corbatín o saco de lana, pantalón de pana o dril, y zapatos negros que se movían a un ritmo lento, sin prisa. De su voz grave siempre salían un sin número de historias que ni Funes "El Memorioso" hubiera podido contar, gracias a toda una vida como reportero gráfico. Inició el arte de capturar “el instante decisivo”, tomándole fotos a su familia con una cámara que compró cuando era joven. Como aficionado fue desarrollando la pasión por la fotografía, que lo invadió hasta convertirse en su forma de vida. Su casa se tranformó en un lugar de paso. La ciudad, el Palacio de Justicia y la Plaza de toros La Santamaría; su desayuno, almuerzo y comida. Dilatando sus pupilas para enfocar la imagen con su famosa cámara análoga Rollei de 35 mm, Manuel H capturó más de seis décadas de la historia de Colombia.
- TESTIGO -
Autodidacta, gracias a la pedagogía de ensayo y error, Manuel H logró que sus flashes iluminaran en específico los rostros protagonistas de la tauromaquia y la política. No obstante, su cámara dejó el resgistro de acontecimientos como El bogotazo, la matanza de los estudiantes en el centro de Bogotá en el mandato del general Gustavo Rojas Pinilla, la campaña presidencial de Luís Carlos Galán en 1990, el triunfo de la hermosa reina universal Luz Marina Zuluaga, el primer concierto en Colombia del grupo de música argentino Soda Estero y la imagen de derrota de Manolete con su mirada perdida; fotografía que lo hizo popular. Trabajó en los diarios El Espectador y El Tiempo, e independientemente en su estudio de fotografía. Fue el presidente del Círculo de Reporteros Gráficos de Colombia y de sus reconocimientos se destaca La Gran Orden Ministerio de Cultura. Entre las anécdotas que más recuerda su nieto, Manuel Humberto Pinzón, se encuentra la vez que su abuelo vetó al presidente Guillermo León Valencia por haberle roto la cámara fotográfica a su colega de El Tiempo y amigo Carlos Caicedo. Durante tres meses el presidente Valencia, salió en segundo o tercer plano en las fotografías de todos los medios de comunicación. Caicedo lo describe como “una persona sencilla, de gran carácter y humilde” que “no le importaba el dinero en lo absoluto y siempre se preocupaba por captar con su cámara el mejor gesto que pudiera expresar el sentimiento del momento para quienes observaran la fotografía”. Manuel H. fue liberal, practicó boxeo, ciclismo y fútbol.
- EL LUGAR DE LA MEMORIA -
Después de su muerte, su nieto Manuel y sus hijos Margarita y Jaime se hicieron cargo de su estudio de fotografía, ubicado en la carrera Séptima con calle 22. Manuel H arrivó a este baúl de los recuerdos, el 18 de julio de 1952, gracias al fotógrafo Saúl Orduz, quien le cedió una parte del edificio Corpacero, construcción que fue declarada monumento de conservación arquitectónica en el año 2000. “En un principio mi papá tenía sólo una pequeña oficina, pero a causa de la amenaza de ruina y la cantidad de goteras que se filtraban cuando llovía, las personas que lo habitaban – entre peluqueros y dueños de un restaurante- se fueron y mi papá quedó a cargo de la casa. La convirtió en estudio de fotografía, oficina, museo y un archivo en el que hoy están guardados más de 500.000 negativos” cuenta Margarita, una de los nueve hijos que tuvo Manuel H y quien estaba a cargo de la oficina cuando su padre estaba vivo. A pesar de los esfuerzos de Manuel H y su familia para mantener en buenas condiciones la casa, la humedad empezó a tragársela a pedacitos y desde la muerte del fotógrafo, su nieto Manuel y sus hijos Margarita y Jaime, la cerraron permanentemente, recogiendo la monumental colección de fotografías, las imágenes ampliadas pegadas en las paredes, el millar de álbumes de negativos ordenados por fechas, el museo de cámaras de fotografía, los reconocimientos que le hicieron a Manuel H, máquinas ampliadoras, carretes, pinzas, filtros, papel fotográfico, muebles, computadores, entre otros objetos. Hoy la familia por falta de recursos económicos, no ha podido conseguir un nuevo espacio en donde preservar el legado. Su nieto recuerda el día de la muerte de su abuelo, cuando en el ruedo de la plaza de toros La Santa María, un político se comprometió frente a la familia, a proponer una ley en el congreso para que su obra fuera considerada patrimonio histórico de la nación y construir un museo en donde albergar sus fotografías. Tres años después nada ha ocurrido. Su nieto Manuel espera que así como Manuel H les pedía a las personas que no cerraran sus ojos mientras que él capturaba su foto, ahora muchos también los abran para que toda la memoria histórica de las fotografías retratadas por su abuelo no se pierda.
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