La moda: un arma para los cuerpos desencajados
l Museo Frida Kahlo, en México, exhibe por primera vez esos vestidos que hicieron de la artista un ícono. Esta es una mirada a una exposición que muestra que la incapacidad física puede encontrar en la moda una manera de crear un nuevo cuerpo.
© Fotografía: Miguel Tovar | Agadeciemiento: Museo Frida Kahlo.
Su cuerpo estaba roto y lo compuso con su vestido. Su pierna derecha estaba seca, más corta que la izquierda, su pierna derecha le dolía, pero se guardó el dolor y decidió no padecerla, por lo menos no estéticamente y por eso adoptó vestidos de faldas amplias que le hicieron posible crearse un nuevo cuerpo. La historia de la artista mexicana Frida Kahlo está marcada por la discapacidad, mucho se ha hablado del dolor como elemento determinante en su obra, pero lo que no parece tan evidente notar es que su flaqueza se convirtió en una potente movilizadora de un estilo que después de décadas sigue inspirando a los diseñadores y continúa siendo un referente de autenticidad.
© Fotografía: Miguel Tovar | Agadeciemiento: Museo Frida Kahlo.
Desde muy joven el cuerpo de Frida Kahlo se inició en el camino de la decadencia. Desde niña había tenido que conllevar las secuelas de la poliomelitis. A los 18 tuvo que lidiar con las fracturas y rompimientos internos de un terrible accidente en el que un tranvía embistió al bus en el que ella iba al colegio. Un día, en medio de la tragedia, la mamá de la artista le llevó un espejo a la cama para que se viera y empezara la dura aceptación de su cuerpo aporreado. También le llevó unas pinturas. Fue ahí, en ese crudo encuentro con su imagen, cuando Frida Kahlo descubrió que vestirse sería su manera de protegerse, de ocultarse, sería también una manera de inventar fantasías en donde solo había carencias y desesperanzas. Fue ahí, en ese episodio, que nació también la Frida artista.
© Fotografía: Miguel Tovar | Agadeciemiento: Museo Frida Kahlo.
“En la forma de vestir de Frida se puede reconocer la creatividad y el profundo sentido del colorido que tenía la artista. Su ropa, además de ser en sí una manera de esconder flaquezas físicas y emocionales, traducía su temperamento. Su atuendo fue un elemento fundamental en la construcción de su fuerte personalidad que la ha hecho trascender en la historia de la pintura del Siglo XX”, asegura Hilda Trujillo, directora de los museos Frida Kahlo y Diego Rivera que durante todo este año tendrá abierta la exposición “Las apariencias engañan: los vestidos de Frida Kahlo”, una muestra que no solo exhibe por primera vez los atuendos guardados, casi por cinco décadas, en un baño de la Casa Azul, (hoy sede del museo), sino que intenta indagar por esos movilizadores del estilo y moda que impuso Frida Kahlo y que pavoneo en sus viajes por el mundo.
© Fotografía: Miguel Tovar | Agadeciemiento: Museo Frida Kahlo.
El encuentro de Frida Kahlo con sus vestidos coloridos y tradicionales está en principio apegado a un impulso tradicional, una indagación de sus raíces, más que con el querer obedecer los deseos de su tormentoso amor Diego Rivera, como tanto se ha insinuado. En el cuarto de baño de la casa en donde vivieron los artistas, que se abrió en 2004 después de haber estado confinado al silencio por orden del muralista, se encontró una foto en donde Kahlo posa junto a su madre y su familia vestidos todos con los trajes tradicionales tehuatanos que serían los que ella convertiría en su declaración de identidad en sus años de adultez. Un claro indicio de que su gusto por lo tradicional venía de casa.
© Fotografía: Miguel Tovar | Agadeciemiento: Museo Frida Kahlo.
Pero lo que parece revelarse en esta muestra curada por Circe Henestrosa, es que además de ese acervo popular y de tradición, Frida encontró en la moda una manera de insinuar que ningún cuerpo está terminado, que no hay solo un tipo de belleza y que a falta de una pierna perfecta tenía unas trenzas que hablaban por ella, unas faldas tejidas y de colores intensos que menguaban la desigualdad de su paso, unos corsés en su espalda que entre amarres le ayudaban a parecer más erguida. “El estilo y manera de vestir de Kahlo eran el resultado de su fuerte sentido de la identidad, una identidad cuidadosamente construida desde el dolor físico, algo tan obvio en su obra. ¿Por qué iba a ser su guardarropa diferente de todo lo que ella pintaba?”, pregunta la curadora de la muestra, quien recuerda que ya en 1937, Vogue sacaba a Frida Kahlo en su portada y la diseñadora Elsa Schiaparelli creaba vestidos pensando en la particularidad de su espíritu.
© Fotografía: Miguel Tovar | Agadeciemiento: Museo Frida Kahlo.
La artista trasgresora parecía anticipar con el uso casi performático que hacía de su vestido, apuestas que en el futuro harían diseñadores como Alexander McQueen. En el año 1999, el creador inglés diseñó unas estilizadas botas, con unas magnolias talladas a mano que usaría la modelo Aimee Mullins sobre la pasarela. Lo que el público no sabía era que Mullins era una mujer discapacitada que había perdido sus piernas desde las rodillas por una enfermedad de la infancia, y que las botas que lucía en ese desfile no eran una prenda de vestir sino unas prótesis. Lo que hacía McQueen, al igual que lo hizo Kahlo en su momento, era sacudir al mundo diciéndole que la moda no es solo moda, que la moda tenía la capacidad de convertir una carencia en una superpotencia.
© Fotografía: Miguel Tovar | Agadeciemiento: Museo Frida Kahlo.
La fuerza artística de Frida Kahlo traducida con igual intensidad en sus vestidos ha inspirado a otros diseñadores como Jean Paul Gaultier y Christian Lacroix que le rindieron homenaje en 1998, también a Kris Van Assche quien retomó más su espíritu alegre y florido que tradujo en algodones y sedas, y a Ricardo Tisci quien se inspiró en su estilo para la colección de Givenchy, en el otoño de 2010, colección en la que retomó las tres grandes obsesiones de Frida Kahlo : la religión, la sensualidad y la anatomía humana a causa de su batalla de por vida con el dolor de columna.
© Fotografía: Miguel Tovar | Agadeciemiento: Museo Frida Kahlo.
Que Frida Kahlo habite no solo los museos, sino también las pasarelas es la prueba de que venció con su apuesta. No solo conquisto el mundo y el tiempo con su espíritu, sino que lo hizo con su mayor debilidad, su cuerpo. Así, la tiranía de los cuerpos perfectos que parece tener como mejor aliada a la moda, fue desafiada por Frida Kahlo que encontró en las artimañas del vestido no una estrategia para encajar, sino una forma de desencajar a su manera.
© Fotografía: Miguel Tovar | Agadeciemiento: Museo Frida Kahlo.
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