¡Llegaron los viajeros!
El Pacífico colombiano se alista para recibir a cientos de especies migratorias que cada año emprenden largas travesías en busca de alimentos y condiciones más favorables para reproducirse y cuidar de sus crías.
Donde el agitado mar rompe con la selva tropical, las aguas son cálidas y ricas en alimento y sobresalen los bosques de mangle y humedales, numerosas especies de aves, peces, tortugas y mamíferos marinos llegan a descansar de la maratónica travesía que emprenden cada año desde los dos extremos del planeta; y que va de junio a octubre y de noviembre a marzo, en un intento por escapar del inclemente invierno que azota a cada uno de los hemisferios.
“En general el Pacífico colombiano es considerado como una región con poca perturbación, gracias a los esfuerzos de conservación. Sus hábitats son propicios para la alimentación de las especies migratorias marinas y costeras, y la estable calidad de su temperatura, junto con otras características, hacen de esta región óptima para que un variado conjunto de especies se recuperen del largo viaje y se reproduzcan exitosamente”, asegura José Luis García, profesional de investigación y monitoreo de la Territorial Pacífico de Parques Nacionales Naturales de Colombia.
Los motivos para migrar varían de especie a especie, pero por lo general tienen que ver con la variación del clima, la búsqueda de alimentos y lugares propicios para aparearse, tener las crías o desovar. Según Parques Nacionales, se estima que cada año Colombia recibe aproximadamente un total de 550 especies migratorias y que en lo que respecta a las aves, el 14.75% del total de las que habitan en el país son migratorias.
Contrario a lo que se podría pensar, los viajes migratorios son travesías pre determinadas, e incluso podría decirse que juiciosamente organizadas en las que una manada de animales avanza durante largos periodos de tiempo de manera lineal, por un rumbo predeterminado. Esta organización incluye una preparación previa al viaje, que en la mayoría de los casos consiste en sobrealimentarse, para así tener las fuerzas necesarias para enfrentar un camino lleno de contratiempos: fuertes vientos, corrientes, terrenos áridos e incluso hambruna.
Según lo expuso el biólogo Hugh Dingle en National Geographic, quien se ha dedicado a comprender este fenómeno animal, se ha demostrado que la voluntad de los animales por completar su viaje es tan clara, que durante la época de migración no reaccionan a estímulos a los que normalmente accederían. “Es algo así como si estuvieran totalmente empeñados en conseguir un objetivo común, sienten que pueden comer más tarde, descansar más tarde, aparearse más tarde. En ese momento toda su atención se centra en el viaje”, dice el biólogo.
Las ballenas jorobadas o yubartas, como son conocidas científicamente, son de los animales mas grandes y emblemáticos que llegan al Pacífico colombiano cada año. Se estima que estos gigantescos mamíferos marinos deben nadar mas de 8.000 kilómetros, y que su travesía comienza en las aguas de la Antártida. Se tiene evidencias de que uno de los principales motivos de su viaje es la reproducción, y que las cálidas aguas colombianas, sumado a la abastecida despensa que les ofrece la superficie submarina les facilita el cuidado de sus crías. Entre los visitantes de gran tamaño, también se encuentra el tiburón ballena, que aunque en menor cantidad que las jorobadas, puede observarse en el Parque Nacional Natural Gorgona. Este es considerado como el pez más grande del océano, puede llegar a medir hasta 20 metros de largo, y a diferencia de los demás de su especie no cuenta con afilados colmillos, sino que utiliza un sistema de filtración. Se alimenta mayoritariamente de plancton y pequeños peces, por lo que también se le conoce como el “tiburón vegetariano”. Sus migraciones están relacionadas con el desove de los corales, actividad que le proporciona gran cantidad de alimento.
Otro de los viajeros milenarios son las tortugas marinas. Según el Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico, una de las mas representativas es la tortuga Cana, considerada como la mas grande del mundo (puede llegar a medir 2 metros de longitud y pesar 700 kilos), cuyo destino es el Golfo de Urabá y las costas del norte del departamento del Chocó. Según Parques Nacionales, entre las frecuentes también está la tortuga Golfina, la mas pequeña del mundo, cuyas principales playas de reproducción están ubicadas en los parques Utría y Sanquianga, así como en isla Gorgona, donde cada año llega una pequeña colonia. También se han reportado tortugas Caguama en el Parque Nacional Utría y Gorgona; tortuga negra del Pacífico oriental, que anida en el golfo de California y el litoral Pacífico de Mexico, y desova en las islas Gálapagos y Machalilla (Ecuador) y de manera esporádica en las playas de la isla Gorgona. “Las tortugas negras son vistas con frecuencia navegando en aguas comprendidas entre Cabo Corrientes y Cabo Marzo, en el Chocó”, afirma García.
A esta aguas también llegan grandes cantidades de atún, pez espada, pez vela, merlin, dorados y mantarrayas, ofreciéndole a los amantes de las profundidades un espectáculo sin igual. Y cuando se trata de aves, las playeras migratorias provenientes del norte del continente son las mas abundantes en el Pacífico Colombiano. Estas se encuentran en su gran mayoría en el Parque Nacional Natural Sanquianga, “esto se debe a la existencia de amplios planos lodosos en donde las aves consiguen su alimento, y de sitios de descanso en algunas playas protegidas y manglares”, asegura García. Según el Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico también llegan gaviotas, chorlos y golondrinas, entre muchas otras (ver cuadro).
Este es un fenómeno natural que deja al descubierto las complejidades del reino animal y el esfuerzo que hacen como manada, pues como bien lo decía el biólogo Hugh Dingle: “No es la distancia lo que define el viaje anual de miles de especies, sino el propósito: buscar comida, aparearse… sobrevivir”.
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