Marihuana: una biografía en imágenes

La silueta de la hoja de marihuana es fácilmente distinguible incluso para aquellos que jamás han visto una planta en vivo. ¿Cómo se ha construido este imaginario, a veces lleno de exaltación y afecto, y otras de manera crítica, condenatoria, casi criminal?

aría, matuja, mota, verde, yerba, crónica, bhanga, ganja, sinsemilia, sensee, weed, collie o kaya,  son algunos de los muchos nombres que se le han acuñado a la cannabis sativa, más conocida como marihuana. En los casi cien años de prohibición y guerra contra las drogas y en medio de fuertes campañas por la legalización de su consumo medicinal y recreativo, la hoja de marihuana y sus derivados han sido representados de diversas formas; por un lado, como un símbolo negativo y monstruoso, y por otro, como un símbolo de  la libertad y el amor hacia una hierba que ha tenido un enorme protagonismo en la cultural popular durante el último siglo y que ha sido utilizada con fines rituales y medicinales durante miles de años.

Un escudo para la república

A finales de enero de 1979, en pleno auge de la guerra contra las drogas que proclamó Richard Nixon, la revista Time publicó el informe “The Colombian Connection”, en el cual se alertaba sobre el aterrizaje de un nuevo enemigo público a los Estados Unidos. La imagen de portada del informe, simulaba las formas de un escudo, el cual estaba adornado con un hoja de marihuana en el centro; con unas letras mayúsculas, en rojo, que coronaban la parte superior con la frase: THE COLOMBIAN CONNECTION, la hoja y la frase estaban acompañadas de varios ornamentos: arriba, un avión bimotor, y abajo, una lancha rápida que navegaba encima de una cintilla con el lema: “Billions in pot & coke” (miles de millones en marihuana y coca).

La imagen de portada, además de marcar con un nuevo escudo a la república, era una directa representación del supuesto peligro que la conexión colombiana y su invasión representaban para la tranquilidad del pueblo blanco norteamericano que estaba sufriendo por la demencial circulación de estos productos.

Ante la publicación del informe de Time, el ex-presidente Alberto Lleras Camargo escribió una dura respuesta donde cuestionaba la posición “civilizada y cándida” del consumidor norteamericano, manifestando que: “De todas maneras algo anda mal, pero no por la Colombian Connection, que sería otro caso de un país pervertido por la mafia de las drogas, y no, súbitamente, un maestro de la corrupción internacional”.

La mata que mata

Antes de que se extendiera el negocio del cannabis medicinal, la Dirección Nacional de Estupefacientes (DNE) creó la fallida campaña “la mata que mata” para alertar sobre los supuestos daños mortales que el cultivo y consumo de las matas de hoja de coca, la amapola, y marihuana estaban causando.

Uno de los tantos mensajes era una rústica animación narrada por la dulce voz de un niña en la que se mostraba a un hombre vestido de gabán, asediado por una carnívora mata de marihuana; en poco más de treinta segundos, la oscura animación progresivamente se iba transformando y recobrando luz, a medida que el hombre conseguía dejar atrás el acoso de la mata, llegando a salvo a los brazos de su familia. La campaña que arrancó en agosto del 2008 se transmitió en todos los canales de televisión y en las emisoras más populares de radio de Colombia con un despliegue adicional de la imagen carnívora de la mata de marihuana en pines, botones y camisetas.

En contra de esta oscura propaganda, la banda de rock Aterciopelados lideró la campaña “Ninguna mata mata” como una respuesta directa a la propaganda. El grupo también incluyó en su álbum Río la canción “Tréboles” en defensa a los derechos de los vegetales.

Unos años después, la Corte Suprema de Justicia (CSJ) de Colombia, le ordenó al Gobierno que retirara la perniciosa campaña publicitaria “No cultives la mata que mata”. El fallo se derivó de una tutela que fue interpuesta por la líder indígena Fabiola Piñacué.

Locuras canábicas

Desde los años treinta hasta los cincuenta la prohibición de la marihuana en Estados Unidos, impulsada por Harry Jacob Anslinger alentó el diseño de toda clase de anuncios y comerciales para desprestigiar el consumo de marihuana. Películas como Reefer Madness (Locura canábica) dirigida por Louis J. Gasnier, y estrenada en 1936, hacían parte de una maquinaria propagandística sobre los demenciales efectos de la marihuana.

Esta propaganda se inscribía en una campaña diseñada por el arquitecto de la prohibición de la marihuana, Harry Jacob Anslinger, quien generó cantidades de falsas noticias y frases disparatadas en contra de la yerba asociándola, de manera abiertamente racista y xenófoba, con la población mexicana y afroamericana.

Así como la  mencionada película, aparecieron otras como: Assassin of Youth (1937), donde las fiestas nocturnas de marihuana conducen a la violencia, y Marihuana, donde una niña inocente termina adicta a la heroína y planea un secuestro, todo por una sola bocanada. Los libros de comics fueron otro escenario de esta lucha simbólica contra la planta. Con títulos como “Los cigarrillos de Satanás”, “Asesino de salto”, “Amenaza de drogas” y “Enganchado” la historias dibujadas por artistas como Jack Kirby, Jerry Siegel, Joe Shuster, y Frank Frazetta, eran una clara advertencia a los supuestos comportamientos salvajes, los asesinatos, robos, y prostitución que el consumo de la marihuana fomentaba. Hace unos años el historiador de cómics Craig Yoe publicó “Reefer Madness Comics” una edición compilada con buena parte de este material.

La crónica

A finales de los años ochenta y principios de los años noventa, algunos MC de hip hop y de rap como Cypres Hill, Method Man, Red Man y, por supuesto, Snoop Dogg y Dr. Dre declararon su abierto compromiso con la legalización y el uso recreativo de la marihuana. Gracias a la sugerencia de un joven Snoop Dogg, quien participaría en varios de los temas, el primer álbum en solitario de Dr. Dre fue titulado The Chronic (La crónica), el nombre usado en Los Ángeles para referirse a una variedad de alta calidad de la cannabis sativa. El diseño del disco era además un homenaje a los papeles para armar cigarros marca Zig-Zag, con una imagen de Dr. Dre dentro del logotipo. Todo un juego conceptual con la marca de una de las fábricas de papeles de fumar más emblemáticas del mundo, con más de 140 años de tradición y que para esos años, era nombrada en canciones de otros raperos como el mismo Snoop Dogg, Cypress Hill, Eazy-E, entre otros. En la contraportada de The Chronic aparecía, como sello de lujo, el dibujo de una hoja de marihuana adornando las canciones del exitoso disco.

Años más tarde, el rapero y productor lanzaría su segundo álbum de estudio: 2001 (conocido también como The Chronic 2001), con un diseño de fondos negros y con varias hojas de marihuana acompañando el título y su nombre, así como fotografías internas donde se ve a Dre oliendo una bolsa de hierba, y el detalle encantador del CD recubierto por una gran hoja de marihuana que retumbaba con la letra de la pegajosa “The Next Episode” y su interminable: “HeyyyeyyyeEyeyyyyEyyy... smoke weed everyday!”

La hoja en La tierra del olvido

Pegado al éxito que tuvo el séptimo trabajo discográfico del cantautor colombiano Carlos Vives La tierra del olvido (1995), se fue creando una leyenda negra en torno a la ilustración de la carátula del álbum, que era una mezcla psicodélica y mesiánica, con la Sierra Nevada de Santa Marta, el mar, el bosque tropical y algunos animales al fondo. La ilustración de Jerry LoFaro representaba en primer plano, el rostro santificado de Carlos Vives acompañado de una tortuga carey, un pájaro quetzal de la Sierra y una rana. Atrás, en diferentes planos aparecen Egidio Cuadrado, Mayte Montero, Teto Ocampo, un cóndor volando, el árbol de cañaguate, y entre la espesa montaña y las rocas, un matorral de marihuana que lo recubre todo. A partir de esta última imagen se crearon noticias negativas, extraños mitos, prohibiciones y acusaciones de todo tipo al cantante, que años después manifestaría: “Con este álbum pasaron cosas muy difíciles, porque por ejemplo en Venezuela la Policía sacó los discos de las tiendas porque decían que yo promovía el consumo de drogas, porque aparecía la marihuana y me montaron toda una película. En Estados Unidos también llegué a unos programas de televisión donde ese era el tema y viví una pesadilla por muchos días”.

En un giro de la historia, el joven Carlos Enrique Vives, hijo mayor de Carlos Vives, es hoy un empresario exitoso en la producción del cannabis medicinal. Vives hijo hace parte de la empresa Avicanna desde 2018 y es líder del programa genético y de fitomejoramiento. De hecho, hace poco anunció una alianza con la empresaria Claudia Elena Vásquez, esposa de su padre, para encontrar las mejores propiedades del cannabis y lanzar una línea de belleza.

Un elixir maravilloso

A principios del siglo XX una bebida a base de maltosa y cannabis estaba ampliamente disponible en países como Dinamarca y Noruega. La mágica sustancia era promocionada como “una excelente bebida para el almuerzo, especialmente para niños y jóvenes”. Las ventas del Dr Poppy’s Wonder Elixir, como era conocido el producto, comenzaron a finales de 1800 hasta los últimos años del final de la Segunda Guerra Mundial. Uno de los carteles promocionales del producto fue encontrado en 1946 en Alice Springs, un Territorio al Norte de Australia, donde se puede leer: “Un vaso por la mañana está garantizado para aliviar los síntomas y dejar una agradable sensación que dura todo el día”.

Kayaman

En el extraordinario álbum Catch a fire (1973), Bob Marley & The Wailers dejaron claro que su música estaba iluminada por el espíritu de la “kaya”, la variación del sánscrito “ganja” para referirse a la planta del cannabis. La imagen del disco fue toda una vuelta de tuerca en las portadas del mundo reggae, que tendían a ser simples y sin atractivos. Marley aparece retratado por la actriz jamaiquina Esther Anderson, fumando un canuto de kaya mientras señala su particular camino hacia dios. Esta versión  más conocida reemplazó a la tapa original del disco: un mechero de cartón marca Zippo que se canceló por aparatosa aunque era una alusión directa al nombre del disco.

Bob Marley no solo fue un fumador frecuente de marihuana, sino que integró a lo largo de su discografía, el espíritu amoroso al cannabis, promoviendo su consumo recreativo y sus propiedades curativas y espirituales. Cinco años después, Marley tituló un álbum entero con el nombre Kaya, en la parte trasera del disco aparece la imagen de un porro encendido. Popularmente considerado como “un tratado de paz” que ayudó a expandir su relación con kaya en un universo más tranquilo y pacífico. “Easy Skanking” abre el álbum con una invitación a bajar las revoluciones de la mano de un poco de marihuana para dejarse llevar en el ritmo seductor e hipnótico del reggae, seguido de los temas: “Kaya”, “Is This Love” y “Sun is Shining”.

La marca del trébol

La marca de ropa deportiva Adidas, sobre todo su clásico logo Trébol, ha estado asociada con la hoja de la marihuana de distintas formas: el variado diseño de prendas con los colores del reggae y la ganja en su línea Adidas Originals o campañas como Your Future is not Mine, en cuyos comerciales la planta es protagonista, son ejemplos de este vínculo. Este año, la marca se unió con la serie animada South Park para lanzar unos tenis cannábicos en conmemoración del 4/20. Los tenis están inspirados en el personaje de la serie Toallín: una toalla que habla y que siempre promueve el consumo de drogas. Esta edición especial fue diseñada en el popular modelo Adidas Originals Stan Smith Vulc, que en la edición canábica trae un bolsillo “secreto” para guardar la hierba, y están hechas de un tejido y color que simula una toalla como homenaje al personaje. Además, en cada una de las lengüetas aparecen los ojos blancos del personaje, que al ser expuestos al sol, cambian a una tonalidad roja con azul, simulando una traba.

No es la primera vez que la marca lanza unas zapatillas abiertamente inspiradas en la marihuana. En 2016 presentó el modelo ‘Happy 420’ que también incluía un bolsillo dentro de la lengüeta pensado para guardar la hierba. Esa edición hecha en hoja de cáñamo llevaba la inscripción “High-potency, Superior Quality, Dosage: 420 Mg, Take at least once a day”, (Alta Potencia, Calidad Superior, Dosis: 420 Mg, Tómese al menos una vez al día).