La línea simple y garabateada de Serge Bloch
Las ilustraciones de Serge Bloch han aparecido en artículos de The New York Times, editoriales infantiles, posters de Broadway y hasta han representado capítulos del Antiguo Testamento.
En algunos pasillos de la Feria del Libro suena música de acordeones medievales y folclóricos que le harán saber al visitante que está cerca al pabellón del país invitado a la Feria, Francia.
Además de la música, un mural de personajes en blanco y negro, con algunos toques en 3D que dan objetos anclados a la pared -cucharas de madera, canastas, o implementos de limpieza comprados en la plaza de Paloquemao, principal inspiración del mural- dan la bienvenida al territorio reservado para la creación francesa. El mural que marca el inicio del pabellón fue pintado por el muy renombrado ilustrador nacido en Colmar, Serge Bloch.
Lo de “renombrado” no es solo un apelativo periodístico para acompañar el nombre de este ilustrador, su popularidad se construye por una trayectoria que contiene publicaciones de ilustraciones en los campos editorial, de la publicidad y el periodismo en países como Estados Unidos, Francia y Alemania. Las creaciones de Serge Bloch se han visto incluso plasmadas en instalaciones de museos en ciudades como Lisboa y Tokio. En estas muestras sus personajes de líneas gruesas como pinceladas espontáneas han adornado bolsas de papel, cubos de madera gigantes, paredes y vajillas.
Su línea, simple y directa pero con humor y gracia, y con influencias del también francés Jean Jacques Sempé, se ha convertido en un elemento tan reconocible y atrayente que marcas como Samsung y Coca-Cola han querido implementarla en sus campañas. La armonía entre lo creativo y lo comercial es uno de los logros principales de la carrera de este ilustrador.
Medios como The Washington Post, The New York Times o GQ también han solicitado las ilustraciones de Bloch en sus artículos. Además, su trabajo ha hecho parte de distintas publicaciones editoriales, algunas de estas para niños. Algunos libros como Bible, The Big Adventure of a Little Line y I Can’t Wait, son de su autoría y se han traducido a varios idiomas.
Mientras dibujaba el mural en la FILBO, un grupo grande de periodistas con cámaras y expectativas rodearon a Bloch mientras daba vida a cada uno de los personajes. Entre frases lentas y erres francesas, con algunas expresiones que se negaban a ser traducidas al inglés, y usando un blazer solo para las cámaras, Bloch habló sobre su trabajo.
Los cómics europeos como Tintín debieron ser algo común en su infancia. ¿Cree que tuvieron alguna influencia en su profesión?
Por supuesto, los libros que lees cuando eres joven son muy importantes para toda tu vida. Yo era un gran fan de Tintín y Astérix, cómics franceses y de belgas. Y Mickey Mouse también. Nunca había oído de ilustración cuando era niño, la primera vez fue en la escuela de Strasbourg, al este de Francia. En la escuela había un estudio de ilustración muy interesante y buenos profesores, como Claude Lapointe, allí me inicié en el campo de la ilustración, a comienzos de los setenta y ochenta, hace mucho tiempo.
¿Cuáles son sus principales referentes?
Sampé, Steinberg, me encanta Steinberg, y otros ilustradores franceses como Bosc y Chaval.
Su estilo es parecido al bosquejo y al garabateo, ¿cree que es mejor para un ilustrador tener un estilo definido o habilidad para cambiarlo?
Pienso que el estilo es el resultado de lo que eres. A mí me gusta la línea, no soy un pintor muy bueno, prefiero la línea porque es como escribir, puedes contar una historia muy rápido. Es muy bueno ese tipo de trabajo porque no toma mucho tiempo para hacer, puedes ir directo a la idea.
¿Cuál sería su recomendación para los ilustradores que apenas empiezan a encontrar su forma de expresión?
Tienen que trabajar mucho, y tratar de ser libres. Toma mucho tiempo el ser libre.
¿Alguna recomendación para la ilustración en periodismo?
He hecho muchas ilustraciones para revistas en Francia, Estados Unidos, Alemania. Es interesante, es una buena manera de mostrar tu trabajo a mucha gente. Si haces una ilustración para un periódico como The New York Times la van a ver millones de personas, y al día siguiente pueden usar ese papel envolver el pescado [risas].
Cuando trabaja este tipo de ilustración ¿prefiere tener su propio punto de vista o mantenerse fiel al texto?
Depende de la libertad del medio. Claro que me siento más cómodo cuando soy libre, pero algunas veces la libertad es una pelea, tienes que tratar de ser libre. Cuando trabajas para un periódico muchas veces no cuentas con el texto porque están escribiéndolo al mismo tiempo, entonces tienes que formarte una idea solo con el brief.
¿Cómo es su proceso creativo?
Soy alguien sencillo: cada mañana me despierto y voy a mi estudio, abro mi tarro de tinta, pongo mi pluma en la tinta y empiezo a trabajar. Soy afortunado porque puedo trabajar en distintos países para libros o revistas. Cuando vivía en Nueva York me sentía como un extraño en la ciudad, es un poco incómodo, pero es bueno sentir esa inseguridad, te impulsa a estar abierto para conocer personas, a explorar y descubrir nuevas cosas.
¿Y cómo ha sido en Bogotá hasta ahora?
Fui al mercado de Paloquemao y fue maravilloso: mucha gente, muchos olores, mucha comida y muchas herramientas. Me gustó mucho.
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