The Journey: máscaras y migración
Todos venimos de la migración, alguno de nuestros familiares en algún momento emigró, somos un conjunto de culturas y tenemos raíces en muchos lugares del mundo. Conozca The Journey, un corto del artista colombiano Camilo Pachón sobre los flujos migratorios hacia Europa.
l cortometraje experimental The Journey muestra la migración desde el Medio Oriente hacia Europa. Este proyecto audiovisual realizado en Colonia, Alemania, por el artista visual colombiano Camilo Pachón, comienza con planos de barcos que flotan en las playas de Ghana, uno de los puertos más importantes de África y el lugar de partida de miles de migrantes que buscan un mejor futuro en países europeos. Una imagen que anuncia el movimiento, la fluctuación, la forma en que dos mundos acaban encontrándose.
De acuerdo con la BBC, más de un millón de personas han emigrado a Europa en los últimos cinco años huyendo de las desigualdades sociales y las situaciones de violencia que deben atravesar. Muchos no llegan a su destino, miles han muerto intentando llegar a las costas. Desde la mirada de este artista colombiano el acercamiento al tema va más allá del registro documental de los rostros de la migración, se trata de una indagación en las raíces a través de lo simbólico.
Camilo Pachón es un artista visual colombiano que desde hace nueve años está centrado en investigar las prácticas tradicionales alrededor del disfraz y la máscara: sus propiedades espirituales, políticas, sociales y comunitarias y que utiliza elementos como sonido, escrituras creativas y procesos con comunidades para realizar sus proyectos y documentar la realidad. Empezó por los carnavales de Barranquilla y el Atlántico y paulatinamente su investigación se ha ampliado a México, Ghana, Suiza, Alemania y otros lugares en los cuales el disfraz juega un lugar central en carnavales y manifestaciones culturales. “Para mí, disfrazarse es un ejercicio de desaparición subjetiva y una construcción de colectividad a partir de esa relación con los demás en medio de un carnaval”, dice Camilo.
The Journey se realizó durante la residencia CAT (Community Art Team) Cologne, en la que Camilo participó, un espacio dedicado a promocionar la obra de artistas que trabajan desde las prácticas sociales y en donde se utilizan las diferentes corrientes del arte para realizar procesos comunitarios y colectivos. Durante la residencia, Camilo tuvo la oportunidad de trabajar con un colectivo de comunicaciones creado por refugiados del Medio Oriente y África llamado BorderlessTV, un grupo de personas que, a través de la migración, ha llegado a Alemania –un país con políticas migratorias abiertas– y que están en proceso de organizar su situación migratoria y de tramitar su estadía permanente en el país. El colectivo reúne las visiones de diferentes migrantes: personas del Medio Oriente, africanos del Congo, de Ruanda, que se mudan a Europa con el fin de huir de situaciones violentas y pobreza en su país, en busca de mejores oportunidades. “Mi obra se vuelve un puente entre las tradiciones culturales de la máscara, los temas importantes para las comunidades con las que trabajo y el arte contemporáneo”, afirma Camilo.
El proceso de realización de este corto comenzó por reuniones diarias con los miembros de BorderlessTV: en un espacio de talleres de escritura que se extendió durante un mes cada uno contó su experiencia, su viaje y se dejaron ver esos sentires particulares para la construcción grupal.
The Journey no es solo un producto audiovisual, es también el proceso conjunto a través del cual esas historias de migración cobran vida y se expresan de manera simbólica. En un formato de taller de escritura, cada persona escribió sobre la experiencia de su viaje y se hallaron puntos de coincidencia y de tensión entre sus relatos. “Las comunidades se fortalecen cuando encuentran cosas en común que las unen y desarrollan prácticas que, desde su repetición histórica, afianzan esa unión, como los rituales”, dice Pachón. Por eso les pidió a los participantes que se identificaran con un elemento, en muchas ocasiones una figura animal, una especie de tótem a partir del cual podrían crear juntos un mito fundacional.
La figura animal que emergió en ese mito común fue el cormorán, un ave de pico alargado y plumaje oscuro que se encuentra en las costas de casi todo el mundo y que captura peces zambulléndose a metros de profundidad. En el norte de Noruega son casi sagrados: existe una leyenda en la que los espíritus de aquellas personas que mueren en el mar, se trasladan a una isla llamada Utrøst y solo pueden volver al mundo de los vivos en forma de cormorán. La leyenda se volvió una especie de consuelo entre los migrantes y, como homenaje a la cantidad de personas que fallecen tratando de cruzar el mar, la hicieron suya.
La encargada de reunir esas voces diversas en un guion, fue Leocadie Uyisenga, una escritora de Ruanda que vivió un tiempo en España y habla muy bien nuestro idioma. A partir del relato común, la autora escribió la voz en off del corto originalmente en español, y después sería traducida al inglés y al alemán. El asunto de los idiomas y de la forma de comunicarse entre todos no puede ser visto como un asunto puramente técnico cuando se trata de una narrativa en torno a la migración. Leocadie fue el puente que logró que todos se comunicaran, a pesar de que Camilo no habla alemán y no todos los participantes hablan inglés. Las traducciones recreaban desencuentros, nuevas palabras para expresar lo intraducible, esfuerzos no verbales de comunicación. Este espacio de conversación podía fácilmente asemejar una esquina concurrida de una gran ciudad habitada por gentes de mundos distintos. Con el ejercicio se logró poner en alemán sentimientos latinoamericanos, africanos, del Medio Oriente. “cuando The Journey se proyectó por primera vez en una sala de cine allá en Colonia, la gente estaba súper conmovida, sentía que se les había hablado romántica y profundamente, entonces hablar así de ese momento tan duro les resonó muy fuerte desde su propio idioma”, nos dijo Camilo.
Voces de migrantes ghaneses, tres idiomas entremezclados, el pulso de una escritora ruandesa y la imagen tutelar de un ave migratoria. ¿Cómo juntar todo eso en una pieza audiovisual? Para enlazar esos elementos, construyeron máscaras que reunían referencias al lugar de origen –basadas en los carnavales de varios países africanos– y al país de destino –inspiradas en máscaras del Carnaval de Colonia– de los migrantes.
El viaje se materializaba sobre los rostros en esas telas que caían desde las cabezas como una segunda piel y también se proyectaba sobre los cuerpos en imágenes correspondientes a paisajes oníricos y procesos de migración: diversidad, líneas difusas y universalidad. "Esta es una apuesta de narrar los temas importantes desde una aproximación estética comunitaria, que parte de una lógica colectiva", afirma el artista.
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