Grandes maestros del diseño: tres libros para redescubrir un legado
Tres libros reúnen los conocimientos y hallazgos de tres grandes maestros de la facultad de artes de la Universidad Nacional. ¿Quiénes eran? ¿Por qué su legado es tan importante hoy? Aquí una mirada a esos tres perfiles multifacéticos en la intersección entre arquitectura, arte y diseño.
A través de la colección Maestros de las Artes, la Universidad Nacional de Colombia reconoce la trayectoria y mantiene viva la memoria de tres figuras excepcionales de su Facultad de Artes: Guillermo Sicard Montejo, Carlos Niño Murcia y David Consuegra.
El proyecto inició en el 2017 durante la decanatura de Carlos Naranjo, quien promovió una convocatoria en el marco de los 150 años de la UNAL. Santiago Mutis fue el editor encargado de estructurar este extenso y heterogéneo material, junto a un buen número de colaboradores que dieron forma final a la colección.
“Nos hacía falta conocernos al interior de la Facultad de Artes”, expresó Edmon Castell, editor del segundo tomo, durante el lanzamiento en la pasada Feria del Libro de Bogotá. “La colección recoge lo que hace un artista en su taller y en su papel como profesor en el salón de clases y establece un vínculo con un tono humano a partir del cual resultaron tres libros hermanos aunque muy distintos”, agregó.
Guillermo Sicard Montejo
La serie inicia con el arquitecto, diseñador, ceramista, músico, bonsaista, vitralista, coleccionista y pionero del Diseño Industrial en la UNAL: Guillermo Sicard Montejo. Este primer tomo es una revisión de su trabajo con un toque personal, familiar y emocional; la edición académica de este volumen estuvo a cargo de Andrés Sicard, su hijo, también docente de la Universidad Nacional y diseñador industrial, junto al grupo de investigación Saberes Implícitos (enfocado en el trabajo con comunidades en el manejo de la agrobiodiversidad).
El maestro era conocido por un meticuloso perfeccionismo, que se reflejaba tanto en su obra como en su vida diaria. Su compromiso con la excelencia lo llevaba a revisar cada detalle de sus proyectos, buscar siempre cosas nuevas que enriquecieran su visión y conocimiento. Era un lector de enciclopedias, estudios de música y amante de los cómics.
“Creo que muchos hijos no sabemos quiénes son nuestros padres, porque peleamos con ellos, un hijo toma distancia y yo desaproveché el conocimiento que mi padre tenía, no lo valoré y nunca lo conversé con él de manera directa cuando él seguía con vida”, afirma Andrés.
El libro enfrenta el reto de contar a Guillermo Sicard desde distintas perspectivas, voces y escrituras para que el lector se aproxime al maestro no solo como artista, sino como docente, diseñador y sobre todo, como persona: “no pretende ser un documental de su trabajo”, enuncia Andrés Sicard, “sino la búsqueda de la persona misma, de quién es él más allá de sus obras”.
Sin embargo, no se trata de un ejercicio biográfico o de un homenaje emocional: cada uno de estos libros da cuenta de los méritos y los aportes de cada uno de los personajes a la historia del diseño en Colombia. Para Guillermo Sicard Montejo, el diseño es un ejercicio de especificación para crear un producto factible, que debe tener órdenes e instrucciones para ser llevado a cabo. Y debe cumplir un único propósito: velar por el bienestar del otro. Si el diseño de un objeto, vivienda o espacio no cumplía en totalidad este punto, entonces no era un buen diseño.
“Él se burlaba cuando empezábamos a hablar de diseño político y diseño social, diseño ecológico, ergonomía, diseño ambiental…” comenta Andrés sobre su padre. “Nos decía que para qué tantos términos, que el diseño es para todas esas dimensiones, todo eso está contenido en decir que debe estar al cuidado del otro, pendiente de todo, tiene que ser eficiente, óptimo, bello, limpio, ordenado, asequible y disponible”.
Por esto, Sicard criticaba el consumismo, manifestaba que no hay que llenar el mundo de cosas, sino aprender a usarlas; estos pensamientos se reflejaban en su modo de vida, bajo el principio de “el diseño se vive y se usa”, cada objeto en su casa era algo para usar y no solo contemplar, para disfrutar y gastar hasta su deterioro.
Este libro es una invitación a recorrer el legado del maestro Guillermo Sicard, quien vislumbró la necesidad de abrir un campo de conocimiento en el ámbito del diseño –hasta entonces inexistente en Colombia–, desde el cual participó durante 45 años en la formación de varias generaciones de diseñadores industriales.
Carlos Niño Murcia
Cada rincón de la casa del arquitecto Carlos Niño está cuidadosamente ordenado con esculturas que ha ido reuniendo en los muchos lugares a los que ha viajado. En su trabajo no hay desperdicios, todo puede ser alterado y reutilizado para darle nueva vida. Los ojos de Carlos Niño ven formas para ser transformadas.
Durante el lanzamiento de la colección, el museógrafo Edmon Castell, editor de este tomo, compartió unas palabras sobre el proceso de escritura: “No pudimos encontrar un punto desde cuál contarlo, Carlos Niño es una persona de múltiples facetas […] es muy difícil atraparlo como docente, historiador, arquitecto, fotógrafo o escultor, así que tuvimos que trazar una línea, para poder entender cómo camina Niño Murcia”.
El maestro camina en círculos que rodean campos de saber y acción, cada uno de ellos se junta con otro conocimiento y así forma las múltiples disciplinas que ejerce: la arquitectura, la escultura, la fotografía y la litografía. A través de esto se intenta descifrarlo y explicarlo. Así el libro realiza un engranaje que acopla todo el trabajo, profesores e hitos en la vida del maestro.
Originario de una familia campesina en Ubaté, pasaba gran parte de su tiempo en medio de los libros y el estudio durante su adolescencia. “Tenía el defecto de ser buen estudiante, y más o menos dibujaba, así que fueron mis profesores los que me dijeron que estudiara arquitectura. Yo, sin mucha idea de qué se trataba la carrera, me presenté a la Universidad Nacional”, señaló. Fue alumno de grandes maestros como Carlos Rojas, Bernardo Salcedo, Dicken Castro y David Consuegra, quien también hace parte de esta colección.
Durante sus años dedicado a la docencia, Carlos Niño Murcia enseñó a través de la lectura, la fotografía y la escultura. Fue profesor de Historia de la Arquitectura en la Facultad de Artes, entre 1976 y 2006, Profesor Emérito en 2001, y en distintas oportunidades acreedor de la medalla al mérito docente.
“Yo digo que la carrera de arquitectura no está errada, sino completamente errada”, señala Niño. “No se puede enseñar sin historia, deberían ser 10 horas de taller y 10 horas de historia profunda, donde enseñen qué era la edad media, qué hacían, qué pensaban de la sociedad, de los señores feudales, quiénes eran sus dioses y por qué se construían iglesias […] No se puede enseñar a los estudiantes a solo crear proyectos improvisados, es como ser profesor de literatura y no estudiar Shakespeare o a Dante Alighieri. Igual en la arquitectura hay que conocer a los grandes y estudiarlos”.
Algunos de los diseños urbanos más emblemáticos realizados por él incluyen el espacio público de la avenida Las Américas y los paisajismos de la avenida Suba. Contribuyó al diseño de la Alameda del 20 de Julio y de la Avenida Simón Bolívar en Buenaventura.
También, en el 2015, formó parte del equipo de diseño de las Redes Ambientales Peatonales Seguras para los ejes: Canal del Río Arzobispo, Carrera 24 – Parkway, Avenida Calle 45 y Avenida Calle 34 en la localidad de Teusaquillo. Pero su pasión por la arquitectura se extiende también a un profundo agradecimiento a la Universidad Nacional de Colombia. “Mi mamá vivía muy celosa porque yo decía que yo quería tanto a la Universidad Nacional como a mi mamá, y créame que es cierto”, agrega.
Actualmente, su oficina de arquitectura se dedica a trabajos de diseño, urbanismo y asesoría en diversos temas de patrimonio. Además, continúa creando esculturas y fotografiando ciudades y arquitecturas en todo el mundo.Como docente en el Instituto de Investigaciones Estéticas, se ha dedicado a pensar a Colombia desde la historia y la estética: es el fundador de la Maestría de Historia y Teoría del Arte y la Arquitectura, donde se están formando los nuevos maestros que enseñan sobre esta disciplina en Colombia.
Carlos Niño Murcia confía en que sus sucesores continúen en esta construcción de país: “Lo mejor que le puede pasar a un profesor es que sus alumnos lo superen”, dice.
David Consuegra
El último tomo de la colección está dedicado al maestro y pionero del diseño gráfico en Colombia, David Consuegra. Fredy Chaparro, quien fue su alumno, y el diseñador gráfico Iván Benavides trabajaron de la mano como editores para dar forma a este libro.
El profesor Fredy Chaparro realizaba su maestría en historia y teoría del arte cuando empezó la investigación de la vida y obra de David Consuegra. Este tomo profundiza en su labor como docente, pero además incluye otros ámbitos de su trabajo menos conocidos como la museografía, la fotografía, la ilustración infantil, la tipografía y el cómic.
Parte del material con el que se alimenta este tomo viene del archivo personal de David Consuegra que estaba almacenado en la UNAL y que fue rescatado por estos profesores. En el archivo encontraron propuestas curriculares y disciplinares, ideas para exposiciones y curadurías. Adicionalmente, su esposa Zoraida fue una invaluable fuente de información al permitir acceso a mucho material del que aún ella conserva con máximo cuidado y aprecio. “En todas las cosas que hacía era destacado”, resalta el profesor Iván, “publicó 3 revistas, 7 u 8 libros… Era bastante inusual para la época porque los diseñadores no se dedicaban a escribir o teorizar sobre lo que hacían, sino simplemente a hacer.”
Consuegra también se encargó de traer a Colombia archivo y conocimientos del extranjero en cuanto a diseño gráfico, y dedicó varios años de su vida a descifrarlo y explicarlo en su proyecto editorial De marcas y símbolos, del cual publicó 4 ediciones entre 1963 y 1976.
Consuegra es reconocido tanto a nivel nacional como internacional por la creación de decenas de marcas, símbolos y logotipos, incluyendo los de Inravisión, Croydon, Partido Liberal y Universidad Industrial de Santander, entre otras. Además, estuvo a cargo de diseñar la identidad visual, los carteles y catálogos de las exposiciones en el Museo de Arte Moderno de Bogotá MAMBO.
El impacto de David Consuegra se debe a la instauración de la enseñanza del diseño a través de la estructura curricular del taller, con fuertes influencias de la escuela alemana de diseño Bauhaus, que se mantiene vigente en muchas escuelas de diseño en la actualidad.
Para Fredy Chaparro e Iván Benavides, David Consuegra es un referente a través de la enseñanza, un hombre muy abierto y generoso a sus allegados, pero a la vez estricto, obsesionado por la perfección, aspecto que se reflejaba en su docencia, siempre invitando a reflexionar sobre qué era el diseño.
“Era una mente muy productiva, con interminables ideas y determinación. Una voluntad inquebrantable del hacer”, expresa el profesor Iván Benavides.
El futuro de la colección
Como lo cita el primer tomo en una de sus páginas: “Las ideas deben transitar la noche para ver su amanecer”, así como lo hizo la colección Maestros de las Artes, que fue publicada casi diez años después de su convocatoria. Tres libros que reúnen los conocimientos y hallazgos en torno a estos grandes maestros que cualquier amante de la arquitectura y el diseño puede investigar y leer cuidadosamente, para honrar, superar y continuar con el legado de cada uno de ellos.
Se espera que en un futuro la colección se expanda homenajeando a otros maestros de la facultad de artes. Del mismo modo, se busca resaltar el trabajo de maestras como María Elena Bernal, pintora y escultora de la escuela de Bellas Artes.
*Los mock ups que acompañan este artículo son cortesía de los entrevistados y de la Editorial de la Universidad Nacional de Colombia.
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