Radiografía del cumpleaños
Con los años cumplir años no es lo mismo: este viejo ritual de celebración se puede llenar también de sensaciones complejas, como la nostalgia de lo que ya no es más y la gratitud de lo que nos ha traído la suerte y el esfuerzo. Nuestra periodista Laura Soto nos hace un repaso de estas sensaciones y de la historia y variedad de este festejo tan viejo como nuestra cuenta del tiempo.
Pocas personas que conozco disfrutan tanto su cumpleaños como yo. Puede que para algunos suene egocéntrico, pero tener un día dedicado a celebrar tu vida, me parece una de las tradiciones más hermosas que hay. Cada vez que se acerca mi cumpleaños –que afortunadamente es hoy, 19 de noviembre–, encuentro en esta fecha la excusa perfecta para reunir a mis amigos, familiares y seres queridos. Una oportunidad para detenerme y festejar el hecho de estar aquí, simplemente viviendo.
Como buena amante de las celebraciones, cualquier motivo para festejar me parece maravilloso y más si ese motivo es mi cumpleaños. De hecho, no es raro que extienda los festejos por varios días, aprovechando la oportunidad de juntar personas de distintos círculos, bailar hasta que me duelan los pies, viajar y disfrutar al máximo de la atención, las felicitaciones, los regalos y la torta que seguro queda por varios días en la nevera. Quizás sea mi lado escorpiano el que me lleva a vivir las cosas con tanta intensidad y pasión, buscando experiencias profundas que realmente me conecten con las personas que amo y con el momento presente.
Lo curioso e irónico es que, aunque amo mi cumpleaños, debo admitir que me inquieta profundamente el paso del tiempo. Envejecer, olvidar los momentos maravillosos que la vida me ha dado, o sentir que no tengo suficiente tiempo para hacerlo todo, son pensamientos que me acompañan constantemente.
El birthday blues
A pesar de que la mayoría de mis recuerdos de cumpleaños están llenos de alegría, desde la piñata y pastel de Nemo que mis papás me hicieron a los cinco años, el viaje y la fiesta de quince años que está para siempre en mi memoria como una de las épocas más felices de mi vida, hasta esa escapada inolvidable a Palomino para celebrar mis 24 junto a toda mi familia, no puedo evitar que también haya momentos de nostalgia que se cuelan en la celebración. Ese viaje a Palomino fue especial, no solo por el destino, sino porque después de años, estábamos juntos, solo los cinco, en un mismo lugar celebrando mi vida.
Pero también, entre tanta felicidad, a veces me asalta una sensación de vacío. Hay personas que alguna vez pensé que siempre estarían cerca, que he amado con locura y que, sin embargo, ya no están: son desconocidos más. Hay momentos en que la ausencia pesa, especialmente en días como este. Recuerdo esperar mensajes que nunca llegaron, o desear el abrazo de mi hermano cuando estuvo en Corea durante un año, o el de mi mejor amigo, quien vive fuera del país desde hace cuatro años. Son ausencias que, aunque no quitan la alegría, la tiñen de nostalgia, recordándome que el tiempo pasa y que la vida sigue, incluso cuando las personas queridas no están aquí.
Por esta razón y por muchas más, soy consciente de que para cada quien el día de su cumpleaños puede tener un significado muy distinto.
Según un artículo publicado en Medical News Today, muchas personas experimentan lo que se conoce como "birthday blues", una mezcla de tristeza, ansiedad y frustración que aparece cuando se acerca su cumpleaños. Para algunos, esa emoción festiva se transforma en una especie de peso emocional, especialmente cuando se sienten presionadas a celebrar de una manera que no resuena con ellos.
Además, a medida que envejecemos, los cumpleaños pueden convertirse en un recordatorio de las cosas que no hemos logrado o de la rapidez con la que pasa el tiempo. Y los síntomas del birthday blues son muy reales: la fatiga, la falta de interés en las celebraciones y el deseo de aislarse de amigos y familiares pueden aparecer en este día.
Aceptar y validar estas emociones puede ser un primer paso para transformarlas. En lugar de forzar una celebración enorme, quizás podría encontrar formas más auténticas de conmemorar el día, como pasar el día haciendo algo que realmente disfrute aún cuando no sea un gran evento, reflexionar sobre el año que pasó o simplemente no hacer absolutamente nada. Al final, los cumpleaños son eso: un momento para reconocer la vida en todas sus complejidades, permitiendo que cada persona encuentre su propia forma de disfrutarlo y de sentirse pleno.
El cumpleaños y las estrellas
En la astrología, el cumpleaños tiene un significado especial porque marca el “retorno solar”, un evento que ocurre anualmente cuando el Sol regresa a la misma posición en el cielo que ocupaba en el momento de nuestro nacimiento. Este retorno no solo simboliza el inicio de un nuevo ciclo, sino que también ofrece una oportunidad para reflexionar sobre el crecimiento personal y las lecciones del año anterior.
Como Escorpio, siento intensamente esa conexión en mi cumpleaños. Regida por Plutón, el planeta de la transformación y el renacimiento, cada año celebro mi regreso a esa energía profunda y transformadora. No es simplemente un retorno del Sol, es un retorno a mí misma, una ocasión para explorar las facetas más esenciales de mi ser, buscando siempre la profundidad, la renovación y el crecimiento continuo. En este día, las estrellas se alinean para recordarme que el cambio es una parte fundamental de mi viaje, y me brindan la oportunidad de redefinir mis metas y propósitos para el año que viene, o al menos así lo siento yo, como un borrón y cuenta nueva.
Y en ese trazar propósitos y reconocer lo andado, cabe recordar que desde hace mucho que los seres humanos en distintos rincones y momentos de la historia nos reunimos para festejar los año que cumplimos bajo las estrellas.
La historia del cumpleaños
La celebración de los cumpleaños tiene una historia que se remonta a civilizaciones muy antiguas. En el Antiguo Egipto, por ejemplo, los faraones no celebraban su nacimiento como humanos, pero sí su ascensión como dioses el día en que eran coronados, marcando un renacimiento en su estatus divino; algo parecido al cumpleaños. Los griegos añadieron un elemento importante a esta tradición al incorporar velas en tortas redondas, que simbolizaban la luna llena en honor a Artemisa, la diosa lunar. Creían que al encender las velas, los deseos se elevaban hacia los cielos, convirtiendo las celebraciones en rituales de esperanza y conexión con lo divino.
Rituales de cumpleaños en el mundo
Los cumpleaños no solo varían en su significado emocional, histórico o astrológico, sino también en las formas en que se celebran alrededor del mundo. En Corea del Sur, por ejemplo, uno de los momentos más importantes en la vida de un niño es la celebración de los 100 días (baek-il), una costumbre que surgió en tiempos donde la mortalidad infantil era alta. Alcanzar este hito significaba que el niño tenía más posibilidades de sobrevivir.
En América Latina, las quinceañeras, por ejemplo, son un evento que marca la transición de una niña a una mujer y que suele celebrarse con una fiesta llena de simbolismo, comida, baile y seres queridos; por supuesto yo la tuve. En Dinamarca, los cumpleaños son un asunto patriótico. Es tradición izar la bandera nacional fuera de la casa del cumpleañero, un símbolo de orgullo y alegría.
En Japón, cumplir 20 años es un evento importante que se celebra con la ceremonia Seijin Shiki, donde los jóvenes visten trajes tradicionales y reciben discursos sobre la adultez. En España, una peculiar costumbre es el "tirón de orejas", donde el cumpleañero recibe un suave tirón en cada lóbulo, simbolizando una vida más larga. En Malta, la tradición de la ‘Quċċija’ se lleva a cabo en el primer cumpleaños de un niño, donde se colocan varios objetos para que el pequeño elija, y predecir así su futura carrera.
El valor de celebrar
Todo este recuento sólo trae a mí el significado especial de este momento que espero con ansias cada año: cumplir años es una oportunidad para agradecer por cada lección, por las personas que han estado a mi lado, las que se han ido, y por el simple hecho de estar aquí, presente. Cada año trae consigo nuevos desafíos, y aunque pueden ser abrumadores, cumplir años es mi forma de decir: aquí estoy y aquí me quedo.
Al final del día, celebrarlo es una decisión personal. Mientras que algunos eligen minimizarlo, yo elijo maximizarlo. Lo elijo no porque tenga todas las respuestas, sino porque me gusta celebrar no solo lo que soy ahora, sino todas las versiones de mí misma que he sido a lo largo de los años. Hoy cumplo 26 años y aunque me aterra estar un paso más cerca de los temidos 30, no puedo sentir algo diferente a gratitud. Con cada año que pasa, la piel cambia y los recuerdos se acumulan; también lo hacen las experiencias que me enriquecen.
Suscríbase a nuestro boletín
Sin spam, notificaciones solo sobre nuevos productos, actualizaciones.
Dejar un comentario