Mitos y verdades de Compatibilidad Astral
¿Es cierto que los opuestos se atraen? No importa si viven en extremos de la galaxia o si uno odia a Arjona y el otro lo canta a grito herido. ¡Pero muchos entran en pánico si piensan que sus signos no son compatibles! Esta guía puede ser un salvavidas para Amor y Amistad.
Supongamos que…
Salen de su casa, toman cada uno un carro en el que no van a hablar porque están ansiosos por el encuentro que los espera en el bar o restaurante en que se bajan, pasan por la puerta y finalmente se ven las caras, sonriendo en la incomodidad de esperarse mutuamente, más o menos expectantes por los días que llevan chateando desde que se conocieron o dieron match en una aplicación. Y al fin: comienzan a hablar. Que qué estudias, en qué trabajas, en qué ciudad creciste, a dónde fue tu último viaje, cuál es tu restaurante favorito, si haces ejercicio, te gusta el cine, a mí las series, si eres silvestrista o indie atormentado, bla bla bla…
Eventualmente, en medio de la conversación, ya con cierta cantidad de información nadando en las cabezas, suena la perniciosa voz: qué signo será… Supongamos que se resisten a esta curiosidad por un rato, y ojalá por lo que queda de esta noche. Porque para algunos poner ese tema de conversación es una necesidad enfermiza y para otros un lío insoportable con etiquetas aparentemente innecesarias. Aunque lo cierto es que, con la popularidad que ha ganado la astrología, lo más posible es que tarde o temprano, en esa cita u otro momento, esa conversación ocurra. Porque en el fondo, lo que todos quisieran saber, esa gran pregunta que hasta los más escépticos me han hecho una y otra vez, es: ¿con qué signo soy compatible?
Ay, mis queridas víctimas de las estrellas, si supieran…
Mitos y verdades: los opuestos, los idénticos y por elementos
De las muchas cosas que uno oye sobre todo esto, hay tres que se oyen cada rato y a partir solo del signo que todos nos sabemos, el solar (es decir: el del mes en que nacimos). Vamos a comenzar por ahí para precisar un poco mejor este asunto de una vez por todas, mi gente.
Primer mito: los signos opuestos se atraen.
Verdad: Sí, pero con matices…
Los signos opuestos también se conocen como complementarios, pues representan polaridades de un mismo eje temático. Son Aries-Libra (el yo y el otro), Tauro-Escorpio (la permanencia y la transformación), Géminis-Sagitario (el conocimiento y la sabiduría), Cáncer-Capricornio (el hogar y lo público), Leo-Acuario (el ego y lo colectivo) y Virgo-Piscis (el orden y el caos). Cuando coincidimos con gente del signo solar contrario sí es usual que exista cierto grado de atracción y funcionalidad, pues suelen encarnar cualidades y defectos que complementan o equilibran los nuestros, cosas que no somos o no tenemos muy a mano, y por eso pueden cautivarnos fácilmente. Esto sucede –valga la aclaración– porque el signo de nuestro Sol representa lo que nos encanta ser, como nos gusta que nos vean brillar, las cosas que hacen sentir bien a nuestro ego, y por ende, marca mucho nuestro actuar.
Sin embargo, son también muy frecuentes los casos en los que nosotros tememos, aborrecemos o no soportamos esos rasgos tan opuestos a nuestra forma de proceder (dos casos icónicos: la fobia Virgo al relajo caótico de Piscis o la fobia Libra a la explosividad Aries, por no citar decenas más). Y esto nos lleva al siguiente punto…
Segundo mito: los del mismo signo o se atraen o se repelen.
Verdad: Más cierto que falso…
Una vez tomando cerveza, un amigo me dijo algo que podría ser una ley de la humanidad y la astrología: uno se enamora de las mismas cosas que termina aborreciendo de cada persona. Esto se puede explicar porque, más que compatibilidad o no, tenemos puntos de contacto que pueden funcionar para acercarnos o repelernos con los demás. Hacia dónde se incline la vaina depende solo de las expectativas, costumbres y herramientas de las personas.
Los del mismo signo suelen compartir una buena cantidad de valores, inquietudes y defectos que, claro, pueden traducirse en ese suspiro: ¡es que tenemos tanto en común!, o también en el hartazgo de reflejarse en lo peor del otro, sin mencionar cuando de plano no se logra coincidir en nada.
Sin embargo, la relación entre hijos del mismo signo (como entre los de muchos signos que supuestamente nada que ver) suele funcionar gracias a un montón de rasgos de personalidad más, es decir: al resto de la carta de cada uno. Para que se haga una idea, la Carta Astral básica de cada persona contiene, además del Sol, la posición de siete planetas, la Luna, y doce signos en proporciones distintas en doce áreas de la vida (llamadas casas), sin hablar de las relaciones que tengan entre sí (conocidas como alineaciones o aspectos) o de los efectos, herramientas o lecciones que la vida nos traiga adicionalmente. Y esto nos lleva a:
Tercer mito: para que algo funcione la pareja debe ser del mismo elemento o combinando aire con fuego o agua con tierra. Si no, paila.
Verdad: Falso de toda falsedad...
Vamos al grano: uno no tiende a funcionar en la cama o el corazón con gente de todos los signos –y ya veremos por qué–, pero no es porque los elementos segmenten estas posibilidades. Es cierto que el perrenque del fuego suele encontrar un combustible fuera de serie en el voluble y curioso aire, así como las emociones profundas del agua suelen sentirse en mejores manos en la persistente fiabilidad de la tierra. Pero no somos un elemento, somos cantidades distintas de todos ellos.
Por otro lado, esta aparente complementariedad entre elementos no se corresponde con exactitud a lo que cada persona puede necesitar para querer terminar en la cama o en el altar con otro: las necesidades humanas son infinitamente variadas, desde quien quiere una pareja firme, serena, poco hostigante y que le dé hectáreas de espacio personal, hasta quien quiere un protagonista de comedia romántica, meloso, híper comunicativo, sin dejar de incluir al que quiere un dios sexual insaciable pero que no lo voltee a mirar en el trabajo para no mezclar cosas. Cada cual quiere y necesita cosas diferentes que distintas combinaciones de signos y elementos le puede proveer. Por eso no funcionamos con todos, pero sí con muchos (y no siempre con nuestros opuestos o del mismo signo).
La verdad es que este mito suele ser una conclusión etérea que se ha hecho popular a partir de un principio místico de la astrología (la complementariedad de los elementos activos e inactivos), que a su vez viene de ideas de la física y la alquimia tempranas. Así que frente a nuestra gran pregunta, los signos solos o los elementos no nos van a dar una respuesta concreta, pero la carta astral de un crush, levante, futura pareja o tormento, puede que sí, con algunos rudimentos que ya vamos a explicar.
Calma. Que no cunda el pánico.
Okey, le pidieron la hora de nacimiento y van a hablar de eso… (Guía básica de supervivencia)
Si usted llegó a este pedazo del texto lo aplaudo: qué talento, curiosidad, persistencia. Su esfuerzo será premiado: está por superar los prejuicios básicos sobre la astrología y comenzar a dominar mejor el tema (para su conocimiento propio, defensa personal y/o búsqueda de candidato para su entrepierna o corazón). Ahora bien, déjeme decirle una cosa, hago parte de los que cree que el mayor valor de la astrología (y el principal motivo de su popularidad) radica en que nos puede hacer hablar de nuestros deseos, necesidades, fragilidades y fortalezas en un lenguaje común, mirándonos en un mismo espejo sin tener que exponernos de totazo a la luz pública, a la dura mirada del otro.
1. Mire al menos cuatro cosas
Para temas de deseo y amor nos hace falta revisar mínimo en qué signo caen los tres pilares de la personalidad y el de la atracción en la carta astral de cada uno:
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¿Considerablemente más completo, no? Y ni les cuento lo que uno aprende sobre el compromiso, los traumas, los miedos, las inseguridades y las tendencias recurrentes o impredecibles de las personas cuando se miran otras cosas más…
2. Reemplace el juicio de valor por la curiosidad cuando revise cada ítem
Pocas cosas más odiosas que ese fan de la astrología que anda metiendo en cajones a cada persona que conoce solo por su signo solar. Haters de la astrología: ¡validen su fobia!
Para no caer en esta espantosa conducta, evítese asumir que alguien es un freak del orden porque es Virgo o un egocéntrico porque es Leo –entre tantos, tantísimos prejuicios más–. Mejor fíjese cómo tienden a expresarse específicamente los rasgos del signo en la persona. Puede que un Géminis sí tenga una personalidad para cada grupo de amigos pero sin ser inconsistente en su vida, que un Sagitario sí ame con locura su libertad y que no vea las relaciones de pareja como una amenaza para la misma, que la sensibilidad de un Piscis no lo vuelva un escapista o que un Cáncer sea sólo muy emocional cuando ve películas. Esto no lo va a decir un vistazo a la carta astral, pero sí la persona que tiene delante, si usted se interesa por cómo su vida le ha dado una forma específica al conjunto de rasgos que le ofreció el cielo.
Esto es muy importante: en astrología, los rasgos de cada signo se aterrizan en aquellos aspectos que la vida (y no sólo la carta) le han permitido a cada quién devenir y expresar (o no) toda su forma de ser. Piense que cuando Mozart nació, nacieron miles de niños más y todos nacieron con un potencial extraordinario para la creación y cierta sensibilidad musical, pero entre miles, él gozó del contexto familiar, económico y cultural privilegiado que le permitió explotarlo —aunque quizás otros de esos niños fueron mucho más felices, libres de las presiones que él heredó y adquirió—.
3. Hablar de la Luna y Venus puede ser, además de divertido, MUY útil
Volvamos a la cita con la que comenzó este texto.Ya se rieron hablando (o leyendo) del signo solar y del Ascendente de cada uno. Pero esto solo está empezando. Créanme que cuando salten a la Luna y a Venus es que la vaina se va a poner interesante.
El signo en que está la Luna nos habla de necesidades y lenguajes afectivos:
- Las lunas de fuego (Aries, Leo, Sagitario) tienden a crear emociones impulsivas, personas arrebatadas y necesidad de reconocimiento o grandes gestos de admiración o afecto; el lenguaje afectivo de esta gente suele ser el de los actos románticos, los planes súbitos y salir a probar cosas nuevas.
- Las lunas de tierra (Tauro, Virgo, Capricornio) tienden a germinar emociones lentamente, de forma muy progresiva y cauta, y a necesitar de rutinas y tiempo para confiar y sentirse bien; el lenguaje afectivo de estos personajes suele ser el de los actos de servicio, la ayuda y los pequeños detalles.
- Las lunas del aire (Géminis, Libra, Acuario) producen emociones volubles, necesitan de ambientes y personas estimulantes, que despierten su curiosidad y asombro para mantener el vuelo de lo que nace en su interior; el lenguaje afectivo de estos sujetos es claramente verbal, y son muy dados a socializar y pensar en voz alta lo que van sintiendo (o no, porque les puede costar entender algo que deberían sentir).
- Las lunas del agua (Cáncer, Escorpio, Piscis) son las que más acentúan la sensibilidad de los seres humanos: producen emociones fuertes, profundas, a veces subyugantes de la intensidad que alcanzan; pueden expresarse por medio de cualquier lenguaje afectivo, aunque son especialmente dados a gestos de cuidado, y a tener la intimidad sexual en un altar, pues puede convertirse en una verdadera experiencia trascendente con el otro.
Por último, Venus nos va indicar el tipo de experiencias, valores y cosas que cada uno encuentra valiosas, atractivas (las cultive o no). ¿Cómo averiguarlo? Vaya a cualquiera de los artículos de Mestre Astral enlazados más arriba y fíjese con detalle. Todo lo que cada signo representa se convierte en objeto (y forma) de deseo. Aquí les doy cuatro ejemplos para que comience a ver a qué me refiero:
- Un Venus en Virgo puede sentirse atraído por la perfección, el cuidado físico y el sentido del servicio, y ser muy cuidadoso (al grado de ser casi obsesivo) en su forma de acercarse o adquirir lo que quiere.
- Mientras tanto, un Venus en Aries vive cautivado con personas cándidas y lanzadas a la aventura que desconozcan el miedo, y va por todo lo que quiere sin dudar o pensar.
- Un Venus en Géminis caerá en las redes de la conversación interminable, y será su curiosidad errática la que guíe sus acciones a la hora de comprar algo o buscar a alguien.
- Un Venus en Escorpio deseará casi con obsesión conocer el lado oscuro y frágil, profundo y real de las cosas, y quedará prendado de aquellos con quienes logre crear intimidad e intensidad. La sensualidad, la conversación profunda y una decisión admirable, suelen ser los guías de sus acciones.
Los ejemplos y los casos son infinitos, y por eso lo más importante es que pregunte. Sepa que de la suma de estas posiciones astrales, hay rasgos que se acentúan, otros que se compensan, y otros más que sin trabajar juntos u oponerse coexisten paradójicamente.
Si le quedaron preguntas específicas sobre su crush, cómo aprovechar estas claves para su provecho o el planeta del deseo y sus consecuencias en nuestras vidas y relaciones lo dejaron gringo, conéctese a nuestro Instagram Live de Amor y Amistad con Mestre Astral este jueves 22 de Septiembre a las 7 pm.
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