Diez canciones para morir de miedo
El diseñador gráfico Diego López seleccionó las siguientes canciones
para que la pesadilla sea más llevadera.
10. “Dinner with Dracula”, de Zacherle.
Aunque suene a frase de cajón de festival de cine, en esta cena “usted el es el plato principal”.
9. “The Mummy’s Bracelet”, de Lee Ross.
Una momia es víctima de un robo –y no en un TransMilenio– y despierta para destruir todo
a su paso si no le devuelven su preciado brazalete.
8. “Qué mostruosón”, de Lost Acapulco.
Este cover de la famosa canción “Monster Mash”, de Bobby Pickett, narra las aventuras de famosos monstruos que al son de unos tragos acaban en una fiesta digna de cualquier cantante vallenato.
7. “Haulin’ Hearse”, de The Ghastly Ones.
Autos monster, chicas agogo y un cementerio, al estilo de una cinta de serie B. ¿Falta dar más argumentos para ver el video?
6. “Panteón de amor”, de la Orquesta Zodiac.
No sé sí se deba a mi falta de romanticismo pero creo que este es claramente un crimen pasional y un “hagámonos los de la vista gorda” por parte de los transeúntes. Atención al bello dramatismo del verso “enterrar el amor de ella”.
5. “Vampiro, vampiro”, de Barranco.
Esta es sin duda la peor versión de este clásico de la música tropical y, sin embargo, todos la hemos tenido que bailar en alguna fiesta de quince años. El vampiro que atemoriza a los cantantes, al parecer, sólo tiene encías porque no muerde pero sí chupa (guiño, guiño).
4. “Horror Bussiness”, de The Misfits.
El título de esta canción podría hacer referencia a la escena del arte en Colombia o al creciente mercado de los social media experts. Pero se trata, simplemente, de un clásico de la provincia punk.
3. “Love”, de Strapping Young Lad.
No hay estado más terrorífico que el del enamoramiento y la vida en pareja. Este video, para rematar el horror, viene acompañado de una referencia clara a la película The Evil Dead.
2. “El loco y la luna”, de Wilfrido Vargas.
Como en un cuento de Edgar Allan Poe, el personaje principal de esta canción se debate entre la locura, el desamor y la desesperanza por jamás ser correspondido. También habla con la luna como si se tratara de la mejor consejera espiritual.
1. “Jesús, verbo no sustantivo”, de Ricardo Arjona.
Sencillo: se trata del siempre escabroso Arjona hablando sobre un zombi que resucitó al tercer día y, al parecer, en su transmutación se convirtió en un verbo.
¿Acaso hay algo más horrible que ser conjugado por Arjona?
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