El estudiante de mostrar
Josef Kubota Wladyk es un gringo que se internó en la selva del Pacífico colombiano para escribir una historia sobre narcotráfico que, además, deja al descubierto las emociones y las motivaciones que llevan a los jóvenes a caer en ese negocio. Este es el hombre detrás de las cámaras de Manos sucias.
La idea de una persecución en brujitas (carros de madera impulsados por una moto entre la carrilera del tren) en la selva espesa de Buenaventura, puede sonar muy artesanal. Y para sorpresa del público, no lo es. El estadounidense Josef Kubota Wladyk, estudiante del NY Film Academy, estrena una película llamada Manos sucias, en la que relata la vida de un par de jóvenes “mulas del mar”, que deben entregar un cargamento de droga en la mitad del Océano Pacífico. La cinta, protagonizada por dos estudiantes de actuación de la Universidad del Valle, se filmó en la selva de Buenaventura, en el mar y en la arena.
Lo que llama la atención no es la temática: muchos pensarán que se trata, una vez más, del trillado problema del narcotráfico pero, en este caso, es el padrino de la cinta. Spike Lee, el director de Malcolm X y una decena de películas más, es el productor de Manos sucias. Fue el profesor que confió y alentó a su alumno aplicado y lo mandó a la selva colombiana a filmar en medio de un mar conocido por su furia. Entrevistamos al pupilo, que no se la cree, que llega a las funciones promocionales de su película como un espectador más y que confió en los relatos de los habitantes del puerto para crear su opera prima.
Primero quiero conocer sobre su pasión por el audiovisual, ¿cuándo descubrió que le gustaba el cine?
He estado obsesionado con las películas desde que era muy pequeño. Mi madre me llevaba, junto a mis hermanos, a ver diferentes tipos de películas de todo el mundo. Le gustaban mucho las de Polonia y Japón. Nos llevaba a ver cine arte pero nosotros queríamos ver las películas de Hollywood, como Volver al futuro y Terminator. Siempre he amado todos los géneros y tipos de películas.
¿Cuáles son sus influencias cinematográficas?
Amo a los hermanos Coen, los hermanos Dardenne, Jaques Audiard, Kurosawa, Paul Thomas Anderson… Pero aclaro que me gustan desde las películas de verano hasta el de cine arte.
Manos sucias nació de un viaje que usted hizo a Latinoamérica en el 2007, ¿por qué le impactó tanto Buenaventura?
Iba con un amigo que había estado viviendo en Colombia y Ecuador por un tiempo y sabía mucho del Pacífico. Mientras viajábamos, empezamos a escuchar un montón de historias de los pescadores y de las comunidades que quedaron atrapadas en este círculo vicioso del narcotráfico, en estas áreas que están especialmente olvidadas por el gobierno. Esto me llevó a Buenaventura. Siempre pensé que había una historia que contar ahí, y empecé a desarrollar la idea con profundidad en la Escuela de cine de Nueva York, donde estudiaba. En ese momento conseguí el apoyo de Spike Lee, quien además es uno de los productores de la película. Finalmente, volví a hacer una investigación más extensa, y ahí fue cuando la pelota comenzó a rodar.
¿Cuáles fueron las palabras de Spike Lee después de leer el guión?
Le gustó mucho la narrativa. Pensó que la historia era convincente y los personajes eran muy interesantes. Él siempre me ha dado mucho apoyo en el proceso de hacer la película y ha sido un gran maestro y mentor para mí.
De las clases que tomó con él, ¿cuál fue el consejo más importante?
Me dijo un día: “encuentra la manera de terminar tu película, no importan los obstáculos que se te presenten. Encuentra la manera de hacerlo”.
Usted usó fondos de financiamiento alternativo, como Kickstarter (crowdfunding), ¿cuánto logró recaudar ahí?
Muchos de mis amigos han usado Kickstarter para hacer sus películas. La mayoría eran cortometrajes pero vi algunas personas que fueron capaces de recaudar una cantidad decente de dinero para sus proyectos. Mis productores y yo pensamos que era una buena opción, que además traería mucha conciencia sobre el proyecto y difusión a través de los medios de comunicación. Tienes que trabajar mucho para mover tu película en este medio pero, al final, nos las arreglamos para llegar a nuestra meta de $60.000 dólares.
¿Cuál debe ser la visión de un director extranjero para capturar la autenticidad de una comunidad que es ajena a su cotidianidad, como este retrato de Buenaventura?
Los lugareños estaban siempre abiertos a nuestra intervención y a compartir sus historias. Buenaventura es un lugar con un montón de complejidades y quería que ellos estuvieran representados en nuestra película. Llegamos sin ninguna premisa, sin ningún juicio, dispuestos a digerir su historia y la forma como el narcotráfico había jugado un papel en sus vidas. Buenaventura es un lugar donde muchos están comprometidos pero pocos se entregan; sin embargo, cuando vieron que yo estaba verdaderamente interesado me ayudaron mucho. Esta película no podría existir sin la colaboración de las personas y las comunidades de Buenaventura.
¿Cómo fue el trabajo con los actores de Univalle (los protagonistas) y los actores naturales?
Fue una de las mejores experiencias de mi vida. Una concepción errada que se tiene de Manos sucias es que todos son actores naturales. No es así. Los protagonistas son actores de drama y teatro de la Universidad del Valle. Todos fueron muy valientes, no tenían miedo de nada. Formamos relaciones muy estrechas con ellos, especialmente con los principales: Christian Advincula y Jarlín Martínez.
¿Cómo dirigir actores que se están enfrentando por primera vez a una película?
Tuvimos mucha preparación. El primer acercamiento fue a través de la escritura. Pero yo quería que los actores le agregaran mucha autenticidad a la historia y me ayudaran a crear el mundo completo de cada personaje. Después pasamos a la improvisación y a los ensayos, en lo que también incluíamos al equipo de producción para que pudieran entender cómo se iba a ejecutar todo el proyecto.
¿Qué es lo más vendedor de Manos sucias?
Lo más vendedor es que se trata de una película que aborda muchos temas sociales pero al mismo tiempo es muy entretenida. Nuestra meta siempre fue que la audiencia la disfrutara como un filme de acción y suspenso, pero que les dejáramos algo en qué pensar. Específicamente, que los dejáramos pensando en Buenaventura y en los niños y jóvenes que pueden caer en este círculo vicioso.
¿Cómo llegó al nombre?
Después de pasar mucho tiempo en un pueblo pescador de Tumaco (Nariño), entendí que los pescadores limpian sus manos con granos de café para quitarse el olor del pescado. Para mí, esta imagen puede significar que todos usamos algunas cosas para limpiar nuestros pecados.
¿Cuáles eran sus referencias de cine colombiano y latinoamericano?
No he visto mucho cine colombiano pero he visto algunas cosas que han filmado en la región como
El vuelco del cangrejo y Chocó, que me parecieron muy buenas. También he visto las películas de Carlos Moreno. Me gustan varios directores latinos y mexicanos como Alfonso Cuarón, Alejandro Iñárritu y Guillermo del Toro. La película brasilera Ciudad de Dios es una de mis favoritas.
Duraron dos semanas filmando en el mar, ¿cómo hacían?
Buenaventura es una de las zonas más cálidas y húmedas del mundo. El acto físico de hacer esta película en la región era muy agotador y extremadamente difícil. Teníamos que sobrevivir al rodaje en barcos, al agua, a la selva espesa y a otros terrenos muy difíciles. Sin embargo, ganar la confianza de las comunidades para filmar en sus hogares resultó ser el mayor desafío, antes que las condiciones climáticas. Mantuvimos conversaciones abiertas con los locales y con los líderes comunitarios sobre nuestras intenciones. No sólo contratamos a una gran cantidad de residentes para que trabajaran en Manos sucias, también establecimos talleres para devolver a la comunidad algo de lo que nos habían dado y para dejarles las herramientas para que puedan seguir contando sus historias.
Qué es más importante para una película como Manos sucias: ¿que triunfe en festivales internacionales o que tenga éxito en taquilla?
Es una pregunta difícil. Creo que lo más importante es que la vean la mayor cantidad de personas. También creo que es importante que los cineastas se preocupen por devolverles el dinero a las personas que inviertan en el proyecto. No estoy diciendo que llenen sus arcas de dinero, solo que recuperen los fondos con los que se financió la película.
¿Cómo encontró la canción “Buenaventura y Caney” y cómo hizo para sincronizarla con una de las escenas más especiales del filme?
Esta escena la escribió Alan Blanco, el coguionista. Sabíamos que habría un momento de la historia en el que los protagonistas no se iban a mover a ningún lado y tendrían que esperar al siguiente paso de la misión. Así que pensamos, ¿qué cosas pueden hacer?, ¿qué puede unir a estos hermanos tan apartados? La idea de cantar una canción juntos fue la precisa. Amamos esta escena y la gente de los festivales también la alaba mucho. Me encantan la salsa y el Grupo Niche.
¿Cuál debe ser la estrategia para que las películas independientes se enfrenten con cintas que cuentan con toda la maquinaria de Hollywood?
Creo que más gente debe ir a ver películas independientes y no solo a los grandes de la industria. Si solo van a ver esas cintas pues definitivamente esas son las que quedarán en los teatros. Espero que no sea así con Manos sucias.
Para usted, ¿qué hace una buena historia?
Un gran personaje que quiera algo y una historia que emocionalmente mueva a la audiencia.
¿Cómo es su trabajo de dirección? ¿Deja que los actores improvisen o prefiere que sigan sus indicaciones al pie de la letra?
Me gusta que sean abiertos y colaborativos. Que improvisen y que exploren. Los buenos actores siempre harán tu material mejor y traerán algo nuevo para ti.
Suscríbase a nuestro boletín
Sin spam, notificaciones solo sobre nuevos productos, actualizaciones.
Dejar un comentario